El Icomos admite que la obra de La plaza del Grano no altera su esencia y mejora su conservación
El informe «inicialmente negativo» sobre la obra de reforma de la plaza del Grano
emitido por el Comité Nacional del Consejo Internacional de Monumentos y
Sitios (Icomos), un organismo independiente, ya no lo es. La presidenta
del colectivo, Begoña Bernal Santa Olalla, remitió esta semana una
carta al alcalde, Antonio Silván, en la que agradece «la disposición
mostrada» por el consistorio para facilitar «toda la información sobre
la intervención propuesta» y, a la vista de esta documentación, admite
«reconsiderar» el dictamen inicial. Ahora, una vez conocidos los datos y
reunidos con los técnicos municipales y el arquitecto Ramón Cañas
Aparicio, conceden que en la fase primera, correspondiente a la
peatonalización de las calles Capilla y Mercado y la mejora de la
accesibilidad mediante mínimas aceras para tránsito de personas con
movilidad reducida en el entorno de la plaza, «las soluciones propuestas
resuelven con satisfacción las cuestiones funcionales «planteadas en
origen, sin afectar a los valores morfológicos esenciales del entorno
del Camino de Santiago y procurando su mejor conservación».
El nuevo análisis del Icomos, cuyo primer dictamen había enarbolado Ecologistas en Acción para exigir la paralización inmediata del proyecto, elimina cualquier obstáculo para el inicio de las obras. Aunque en ningún caso su cumplimiento era vinculante, la carta remitida por la presidenta del colectivo no pone ninguna pega para que se ejecuten los trabajos de ensanchamiento de las aceras y la peatonalización de las calles que abrazan a la iglesia del Mercado, que se espera que empiecen en primavera, una vez que se hagan las catas arqueológicas preceptivas que ordenó la Comisión Territorial de Patrimonio. Una intervención que tiene un presupuesto de 262.385 euros, de los cuales 196.789 euros se financiarán con cargo a la partida aprobada por el Ministerio de Fomento del 1,5% Cultural.
Más allá de esta primera fase, la comunicación firmada por Begoña Bernal Santa Olalla reseña que se «pospone el análisis de la fase siguiente», que afectaría a la restauración del empedrado, «al momento en el que su proyecto de ejecución sea redactado». El organismo emplaza para entonces su dictamen puesto que en ese momento podrán «conocerse las soluciones finalmente planteadas para la restauración del empedrado tradicional de la plaza, el sistema de evacuación del agua de lluvia y la formalización de los elementos que eviten la entrada de vehículos», aunque ya asienta de antemano que «las pautas que seguirá este proyecto, expuestas por los técnicos citados en la reunión mantenida, se estiman correctas».
La misiva enviada incide además en que, «como consideración general en beneficio de la conservación de la plaza», el Ayuntamiento de León debe adoptar «las medidas oportunas para evitar la entrada y circulación de vehículos a motor sobre el empedrado tradicional, fuera de las zonas de carga y descarga». «De igual forma, debería procederse a la prohibición del estacionamiento de vehículos privados en las calles que desembocan en la plaza, al objeto de disponer de un espacio suficientemente diáfano y adecuado para la carga y descarga de personas y mercancías en todo momento», se describe en la carta, en la que se anota también que habría que «explorarse alternativas a los bolardos metálicos existentes en la plaza del Grano».
Como bordón, Bernal Santa Olalla aconseja en su escrito que «debería observarse la mayor atención a los usos que la plaza puede admitir sin sufrir deterioro, ya que las especiales características de la base del empedrado (tierra estabilizada y compactada) desaconsejan todo movimiento con cargas pesadas sobre el mismo, y pueden hacer inútil los esfuerzos que la intervención de restauración propuesta hace por conservarlo».
El nuevo análisis del Icomos, cuyo primer dictamen había enarbolado Ecologistas en Acción para exigir la paralización inmediata del proyecto, elimina cualquier obstáculo para el inicio de las obras. Aunque en ningún caso su cumplimiento era vinculante, la carta remitida por la presidenta del colectivo no pone ninguna pega para que se ejecuten los trabajos de ensanchamiento de las aceras y la peatonalización de las calles que abrazan a la iglesia del Mercado, que se espera que empiecen en primavera, una vez que se hagan las catas arqueológicas preceptivas que ordenó la Comisión Territorial de Patrimonio. Una intervención que tiene un presupuesto de 262.385 euros, de los cuales 196.789 euros se financiarán con cargo a la partida aprobada por el Ministerio de Fomento del 1,5% Cultural.
Más allá de esta primera fase, la comunicación firmada por Begoña Bernal Santa Olalla reseña que se «pospone el análisis de la fase siguiente», que afectaría a la restauración del empedrado, «al momento en el que su proyecto de ejecución sea redactado». El organismo emplaza para entonces su dictamen puesto que en ese momento podrán «conocerse las soluciones finalmente planteadas para la restauración del empedrado tradicional de la plaza, el sistema de evacuación del agua de lluvia y la formalización de los elementos que eviten la entrada de vehículos», aunque ya asienta de antemano que «las pautas que seguirá este proyecto, expuestas por los técnicos citados en la reunión mantenida, se estiman correctas».
La misiva enviada incide además en que, «como consideración general en beneficio de la conservación de la plaza», el Ayuntamiento de León debe adoptar «las medidas oportunas para evitar la entrada y circulación de vehículos a motor sobre el empedrado tradicional, fuera de las zonas de carga y descarga». «De igual forma, debería procederse a la prohibición del estacionamiento de vehículos privados en las calles que desembocan en la plaza, al objeto de disponer de un espacio suficientemente diáfano y adecuado para la carga y descarga de personas y mercancías en todo momento», se describe en la carta, en la que se anota también que habría que «explorarse alternativas a los bolardos metálicos existentes en la plaza del Grano».
Como bordón, Bernal Santa Olalla aconseja en su escrito que «debería observarse la mayor atención a los usos que la plaza puede admitir sin sufrir deterioro, ya que las especiales características de la base del empedrado (tierra estabilizada y compactada) desaconsejan todo movimiento con cargas pesadas sobre el mismo, y pueden hacer inútil los esfuerzos que la intervención de restauración propuesta hace por conservarlo».
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