miércoles, 11 de noviembre de 2015

Testimonios Peregrinos

VADEMECUM DE URGENCIA  PARA PEREGRINOS EXTRANJEROS EN ESPAÑA

Por José A. de la Riera

 Introito

Mis amigos brasileños me pedís esto (y no sé si os ayudará algo, supongo que no) Y ahí os va una pequeña parte de la serie, si es que en serie esto se transforma. No incluyo, de momento,  la parte gastronómica y de "costumbres", ya que aspiro a no ser más lapidado de lo que sea menester. Siendo gallego, se me ha achacado excesiva estima por todo lo castellano. Me importa un carallo, en Castilla, y bajo sus estrellas, es donde levanto mi tienda en la noche. Con Castilla sólo hace falta una cosa para amarla: conocerla.
Perderse un poco, no ir por la trilla. Y no sólo me refiero al Camino físico. Es difícil para un peregrino extranjero, generalmente con tiempo limitado, escabullirse a los lugares comunes, a lo que cuentan las guías al uso. Lo mejor que le puede ocurrir a las guías al uso es que el peregrino las tire antes de comenzar el Camino, la mayoría son infames, no se sostienen, no aportan casi nada. Cierto que hay un peregrino que se atiene a esas guías, al metro a metro del Camino, que no levanta la mirada del suelo, que se levanta temprano, camina, come, llega al refugio y duerme. Al día siguiente igual, y al otro y al otro. No se abre, generalmente sólo trata con peregrinos de su país. Es muy respetable, es incluso lógico para mucha gente. Pero el Camino es una aventura única, y es lamentable no abrirse, no intentar al menos que le llegue todo lo que el Camino le puede aportar. Lo que a continuación sigue le puede añadir muy poco a ese peregrino, mejor dicho, no le va a aportar nada.  Escribo estas lineas para el inquieto, para el aventurero, para el que abre todos sus poros al conocimiento, a cualquier conocimiento. Naturalmente, no están libres de subjetividad, la objetividad no existe, ¿qué es lo objetivo, quién es objetivo?

¿Españoles?: Unos tipos vestidos de “flamencos”, siempre con una guitarra en las manos. Además, se dedican a destripar toros bravos. ¿Argentinos? Unas gentes que viven de arrearles a las reses con “boleadoras” y que derraman lágrimas de cocodrilo con los tangos de Gardel. ¿Brasileños? Ya se sabe, futbol y samba. ¿Franceses? Gente de permanente mala leche devoradores de “foi”. ¿Portugueses? Unos depresivos cuyo único objetivo en la vida es llorar, preferiblemente con los fados de Amalia.   Si uno va al Norte de España y habla de corridas de toros es posible que le lapiden (salvo en Pamplona). ¿Flamenco? Toda Galicia y Asturias son viejos países celtas, donde el instrumento tradicional es la gaita, el flamenco es allí algo tan exótico como la danza cosaca. Por lo mismo, hay argentinos que no soportan a Gardel y brasileños que pasan del futbol (y además, la música que oyen es la “clásica”) Hay franceses que han declarado la guerra a los ganaderos que engordan brutalmente  sus patos. Y una inmensa mayoría de portugueses alegres, abiertos, a los que además les gustan los fados (como a mí ) Ah, los tópicos.

España es un viejo país europeo, definido por Ortega y Gasset, uno de sus grandes filósofos como: “Una enorme nube de polvo, lo que ha quedado después del paso de un gran pueblo al galope”. Un gran pueblo al galope. Cuando el peregrino pase por el más humilde pueblo de Castilla, pueblos con casas de barro (adobe), azotados por inviernos inclementes y por veranos aterradores (nueve meses de invierno y tres de infierno), cuando vea a sus campesinos silenciosos, no se debe engañar. Han sido el corazón de hierro de España. Gente de hierro que formaba la élite de las tropas de los Tercios que conquistaron Europa. Gente de hierro que fue con Pizarro, con Hernán Cortés, con Orellana. Gente que tomó Argel a cuchillo y que saqueó Roma con el gran Carlos. Durante siglos, guerrearon contra los mejores ejércitos musulmanes. Solos, en mitad de la tierra de nadie, al pie de la inmensa llanura, secos, sobrios, juncales. Son los castellanos, gentes de pocas palabras, lo más parecido a un tuareg. Pero... ¿esa es la España que va a recorrer el peregrino? No. Es una de las Españas que va a recorrer el peregrino. El gran error, el tópico que identifica a los españoles con guitarras flamencas, corridas de toros, panderetas y baile andaluz ha provocado (y provoca) toneladas de carcajadas en España. Un andaluz poco tiene que ver con un asturiano (Camino Primitivo), gente de tez rubia (¿loira?), que bebe sidra, toca la gaita, odia los toros y vive en un país verde de montañas infinitas. Y un asturiano poco o nada tiene que ver con un extremeño (Vía de la Plata). Y por, supuesto, ninguno de ellos con un castellano (Camino Francés)  Gentes muy diversas, culturas distintas, usos y costumbres por veces opuestos...  unidos todos, eso sí, por una permanente mala leche, que produce en nosotros lo mejor y lo peor. Las Españas, algo instranferible y difícil de comprender por ahí fuera. Por eso conviene que el peregrino curioso sepa  lo que va a encontrar... y lo aproveche.  Es distinto el vino de Navarra del vino de Galicia, nada que ver el gazpacho andaluz con el caldo gallego, para un castellano un saludo es una leve inclinación de cabeza, el gallego, sin embargo, te abraza... ambos te ofrecen su máxima cordialidad, tal vez, pero cada uno a su manera.
 ¿Preguntas?, ahí van:  ¿debo besar a una señora cuando me despido?. ¿ por qué los asturianos blasfeman continuamente y los castellanos jamás? y... ¿por qué ese andaluz me llama continuamente “hijo puta”?, ¿debo aceptarlo?, ¿es un insulto?. ¿Cuándo un gallego me invita a un vino me disculpo y me voy? Es importante, ya qué: una gallega acepta el beso inmediatamente, una castellana te extenderá simplemente la mano, no es costumbre besarse en Castilla,  los asturianos son los más descreídos entre los españoles, con una tradición revolucionaria que llega a nuestros días, sin embargo cualquier blasfemia en Castilla puede suponer ser lapidado, un andaluz llama a todo el mundo “hijo puta” en sentido cariñoso (algo inimaginable en el resto de España), si un gallego te invita a un vino (y más si es un vino cosechado por el mismo) considera el mayor de los insultos tu rechazo...

Ahora bien, todo esto hay que aceptarlo con inteligencia. Chesterton lo explicó muy bien cuando le preguntaron por los franceses: “¿Los franceses? ... hummm... no los conozco a todos”

Bien, esto jamás lo cuentan las guías, las guías son para gente que tiene prisa. Así que iré por partes. Espero que os sean útiles estas notas sobre mi país. Claro que siempre habrá un componente subjetivo ¿quién es objetivo?, ¿qué es la objetividad?  Por otra parte los españoles somos ferozmente críticos con nosotros mismos, estamos muy alejados del chauvinismo de otros países europeos. Espero que leáis esto con inteligencia y con humor, con mucho humor. Tal vez os ayude a entender a este viejo país de Europa que os va a acoger entre los suyos.  Empezaré por lo más árido: La Religión.


Religión y espiritualidad en España.

“La reserva espiritual de Occidente”. Santos, místicos, guerreros que entraban en batalla con la cruz de Cristo por estandarte. Soldados que se arrodillaban antes de entrar en combate para recibir la bendición de sus capellanes, cientos, miles y miles, de ermitas, iglesias, monasterios... Teresa de Jesús, Juan de Ávila, Ignacio de Loyola, Isidoro de Sevilla... docenas de santos, santos guerreros, santos místicos, santos poetas... y un pueblo sobrecogido ante las enormes catedrales, toda la España campesina se arrodillaba en sus campos ante el toque del ángelus en las iglesias aldeanas... manos callosas se santiguaban. En paralelo, Religión de Estado, sombras vestidas de negro batiendo las antiguas rúas de Sevilla, de Toledo, de Salamanca... hogueras encendidas, la Inquisición por todas partes, Lutero no pasará, la antigua España de la convivencia, judíos, moros y cristianos, derrotada por el humo de las hogueras. Junto a la sencillez de las creencias populares  el feroz control de la Contrarreforma, los Tercios de Castilla combatiendo en toda Europa contra los luteranos, Castilla se viste de negro, al anochecer se pasean cruces por la desolada meseta festejando las victorias... ¡ Dios es grande!... y Castilla su valedora en la tierra. Religión y Corona van de la mano. Pero luego resulta que aquí no se quemó ni la décima parte de las brujas que convirtieron esmeradamente en cenizas en Alemania o Inglaterra. Por eso, cuidado con las guías y con muchos de sus tópicos.

Todo esto fue, ha sido, pero.. ¿qué queda de ello? Prácticamente nada, quedan las ruinas de los monasterios, las catedrales, las pequeñas iglesias, los seminarios vacíos, la fe sencilla de mucha gente... en un Estado laico. Gente pasional que oscila de un extremo a otro, esos somos nosotros, para bien o para mal. Dos siglos de guerras civiles, dónde no hubo cuartel para nadie, dónde no se hacían prisioneros, fueron en realidad dos siglos de guerras de religión. Sangre y fuego para todos, así se arreglaron las cosas por aquí. Y ahora se ha llegado a un hastío y a un consenso: No más sangre para nadie, ya hubo demasiada por demasiados siglos; primero contra los musulmanes (ocho siglos a hierro y fuego y de paso, ¡ Santiago y  Cierra España!), luego contra los luteranos, también contra la misma Roma cuando Roma se volvió débil (los Tercios de Carlos V la arrasaron en el siglo XVI, una semana de orgía de sangre con el Papa cercado y aterrado), y luego entre nosotros mismos... demasiada sangre por la cruz de Cristo. Nunca más.

El peregrino recorrerá la España rural y le llamará la atención las iglesias cerradas a piedra y lodo Querrá, tal vez, asistir a alguna misa, ver algún retablo, admirar una humilde iglesia (el Camino de Santiago es la maravilla del románico, está lleno, rebosante, de arte). Le resultará difícil, no hay curas, no hay párrocos, no hay vocaciones. La tierra que dio miles de misioneros al mundo se ha secado. Eso no sé si es bueno o es malo, pero es una realidad. Los seminarios están vacíos. Sigue en pie la piedad popular entre las personas ancianas, pero los jóvenes han abandonado las iglesias, para ellos la religión es arqueología.  Lo que pasa es que de vez en cuando, las chispas de la antigua devoción aparecen en los lugares más impensables. En Semana Santa toda España se paraliza y las antiguas ciudades castellanas, los más humilde pueblos, se llenan de penitentes que, a la luz de las antorchas, pasean, descalzos, encapuchados y en silencio, a sus santos al anochecer entre el sonido tenebroso de los tambores. Es la vieja España que se resiste a desaparecer. Nada más sobrecogedor que una de estas procesiones en la noche fría de Zamora, de Salamanca, de Palencia, de cualquier pueblo del Camino Francés castellano en Semana Santa. ¿Lo saben los peregrinos? Ninguna guía se lo cuenta.
 ¿Qué queda de la antigua religión, de las vanguardias católicas en los campos de batalla de toda Europa, en la España de los cuarenta millones de turistas, de las fiestas doradas hasta al amanecer, regadas por el vino y las enormes ganas de juerga de la juventud española? ¿Qué queda en una España que, dicen, ahora es Europa, una España “civilizada”? Nada o mucho, depende de tus pasos. La España rural, la España profunda (por donde discurren buena parte de los Caminos a  Santiago) conserva aún parte de esa marca (en Galicia, en Santa Marta de Ribartame, llevan en procesión el día de Santa Marta a la capilla de la santa a los vivos que se encomendaron a ella y salvaron la vida. Lo que ocurre es que los llevan dentro de ataúdes -incluyendo niños-) En las ciudades, en la costa arrasada y turística de eso ni rastro, nada. Y depende de las gentes. La gente joven desprecia (o ignora) profundamente a la jerarquía católica.. Los mayores siguen reverenciando a sus sacerdotes, son los únicos que acuden a las iglesias. Esta es la situación general. Y sin perspectiva alguna de cambio.
 Bien, ese es mi país, o una parte de mi país, al que para bien y para mal pertenezco y al que  odio y amo profundamente, no podriá ser de otra manera, pero es el mío, soy español, gracias sean dadas.
¡Evohé!, ¡buen Camino!

jueves, 5 de noviembre de 2015

Camino Inglés


Sigüeiro cuenta desde hoy con el primer Centro de Estudios e Investigación del Camino Inglés

 ci3A las diez de la mañana de hoy quedó inaugurado en Sigüeiro (Oroso) el primer Centro de Estudos e Investigación do Camiño Inglés (CEICI) que existe en el mundo. Con asistencia del gerente del Xacobeo -entidad que donó seis cajas de libros-, del alcalde, varios concejales, un representante de la Diputación, los directores de los tres centros educativos y las tres propietarias de los albergues locales, en un sencillo y elegante acto los asistentes manifestaron su satisfacción por abrir las puertas de un centro que, según explicó el alcalde, Manuel Mirás, quiere atraer a investigadores pero también a todos los alumnos del municipio. Mirás aprovechó para solicitar que la nueva delimitación (“señalización”, le corrigió con una sonrisa el gerente del Xacobeo, “porque delimitado ya está”) se haga cuanto antes con el fin de no desorientar ni perjudicar a los peregrinos, que se lamentaban de la enorme recta de concentración parcelaria que todavía tienen que recorrer para alcanzar Sigüeiro.
El gerente del Xacobeo, Rafael Sánchez, no ahorro elogios para quienes en tan sólo poco más de un mes en un municipio rural y pequeño (“El segundo de Galicia cuya población es más joven”, se encargó de recordar Mirás) lograron pasar del papel a los hechos, y ofreció su colaboración para convertir el CEICI en algo abierto y dinámico.
El centro se encuentra en el centro cultural, ocupando un local propio contiguo a la biblioteca infantil. Cuenta, además de con 200 títulos, con recortes de prensa plastificados y catalogados por año, un ordenador, wifi, una pantalla en la que -en bucle- se emite un largo documental del Camino Inglés, archivo de folletos y las propias referencias de los tres albergues. Entre los proyectos futuros está el convocar varios concursos referidos a esa ruta jacobea, tanto de texto como de fotografía. “No vamos a parar aquí, mañana seguimos”, declaró el concejal de Cultura, Luis Rey.

Testimonios Peregrinos

Gregorio Morán: «El Camino de Santiago es, desde que nació, un invento para sacar dinero»

Un Camino de Santiago sin móviles ni agua caliente en los albergues, por llamar de alguna manera a las escuelas semiabandonadas y a los barracones infectos en los que se vieron obligados a pernoctar el autor y sus acompañantes. Un Camino poblado de gentes desconfiadas que trataron a los caminantes con distante desdén cuando no abierto desprecio, haciéndoles sentir un grupo de indigentes con mochila. En todo caso, un Camino muy alejado de la multitudinaria romería que es hoy.
Nunca llegaré a Santiago es un libro del todo inusual sobre la Ruta, el resultado del trayecto a pie efectuado en 1992 por Gregorio Morán, veterano periodista y escritor. Lo ‘rescató’ la editorial Pepitas de Calabaza, pues estaba descatalogado, pero no supone el único título de Morán recientemente recuperado: Akal, el mismo sello que se atrevió a publicar el polémico El cura y los mandarines —en el que desvela los chanchullos y poco bonitas alianzas habidas entre política y cultura en España—, acaba de editar también El precio de la transición.
—Qué siente cuando le llama un editor para rescatar un libro olvidado desde hace dos décadas? ¿Es como darle una segunda oportunidad a un hijo descarriado?
—Pues sí, más o menos sí. Un hijo descarriado pero de cuyo descarrie no tienes culpa. Yo lo único que hice fue mimarle y cuidarle... pero se torció. Y un buen día te llama un editor y te dice que el chaval funciona, que puede hacer carrera... Le tengo mucho aprecio, por eso me ha hecho mucha ilusión esto de ‘sacarlo del hospicio’.
—Albergues inhóspitos, gente arisca... Porque uno identifica esos lugares como España, que si no, cualquier diría que ha hecho un periplo por el Atlas...
—Claro, el libro es de 1992 y en estos 23 años todo ha cambiado muchísimo... Los albergues están perfectamente, ha habido muchas ayudas de la UE y todo el mundo quiere un ramal jacobeo a la puerta de su casa. El Camino ha sido una fuente de ingresos ya desde su propio nacimiento. En Asturias me preguntan que cómo no hice el ‘camino asturiano’, pero yo entonces no tenía ni zorra idea de que tal cosa existiera...
—Dos constantes.
—El frío y el chorizo. Supongo que un intento de demostrar constantemente (cosa que viene de antiguo) que no se es musulmán. Pero uno no quitaba el otro, ojo. Por más picante que te metieras, el frío seguía ahí.
—¿Se enteró del crimen de la peregrina, aquí, en Castrillo?
—Sí. Me acordé de aquella vez en que Meseguer (mi compañero de ruta) quiso fotografiar a un pastor y éste le respondió a pedradas. Había gente, por ejemplo, que nunca había visto a una mujer en pantalones. Sucedían cosas que sólo pasan en los pueblos primitivos, y un poco de eso se sigue manteniendo. Y claro, la afluencia de gentes ante personas con, diríamos, una vida sexual irregular, puede producir explosiones. Fue una gran desgracia ese crimen, milagrosamente uno entre tantos miles como transitan la Ruta...
—¿Por qué se sigue caminando en pos de Compostela, y cada vez en mayor número?
—No lo sé. De verdad lo digo. El Camino parece haberse convertido en un doble mito, primero está el de la tumba, claro, pero luego el de esa especie de imitación de los viajes antiguos que, paradójicamente, se ha puesto muy de moda. La política está en declive, el fútbol no da más de sí... así que quedan formas como muy tópicas y muy aparentes de religiosidad. Ahora los peregrinos se parecen a figuritas de un belén, unos detrás de los otros.
—¿Al final, cuántas de esas querellas que tanto temió Planeta ha recibido por publicar ‘El cura y los mandarines’?
—Ninguna. Ninguna protesta, salvo una, de una señora, y por el hecho de no nombrarla... Si es que han cambiado mucho las cosas. Antes la censura era política y muy concreta, ahora la censura es de mercado, más compleja. Es más fácil criticar a un político que a un empresario. Pero sí, el miedo de Planeta estaba totalmente fuera de lugar. Y tengo claro que la crítica se respeta, lo otro siempre será adulación.
—¿Qué tejemanejes de los que aborda en el libro le parece más penoso? ¿Quizá los de Cela? ¿O lo que cuenta de Víctor de la Concha?
—Bueno, Cela era un golferas, sí, pero conocía el oficio. Yo siempre quise escribir una biografía sobre él. Era un personaje que en sí mismo concentraba la literatura española en su conjunto. Grandioso, tramposo, todo a un tiempo. No le preocupaba la posteridad, tan sólo quería vivir bien. Pero la caducidad de De la Concha es mucho más inminente. Es gente que vive de la cultura... pero sin hacer cultura.
—¿Satisfecho con la reedición del clásico ‘El precio de la transición’, además de ‘Nunca llegaré a Santiago?
—Claro, hay que estar orgulloso de que a uno le reediten los libros, porque eso quiere decir que no han caducado. Es lo terrible de los libros, cuando les llega la fecha de caducidad.

Historias del Camino

IACOBUS APOSTOLUS y las peregrinaciones a Compostela tras un sagrario barroco en Santiago de Turégano, Segovia


 
 Consuelo Escribano Velasco
A veces son las casualidades mas sorprendentes las que nos conducen a reconocer hallazgos singulares  que permiten obtener una visión diferente de la caracterización de los edificios históricos.
Avisados por el párroco de Santiago de Turégano, provincia y diócesis de Segovia, la práctica totalidad de los técnicos del Servicio de Restauración de la DG Patrimonio de la Junta de Castilla y León accedimos, casi como en un parto, al interior de un ábside oculto desde el interior, a través del pequeño hueco de un Sagrario,
Al otro lado del retablo  barroco, con un márgen mínimo de maniobra humana, se hallaban, entre las ventanas de época románica, unas bellísimas escenas de peregrinos talladas en piedra y con restos de policromía.
Una actuación ejemplar se puso entonces en marcha, velando por la recuperación de la imagen del edificio en sus dos momentos históricos de esplendor, como no puede ser de otra manera. 
Arquitectos, arqueólogos, restauradores e iluminadores trabajaron para contextualizar, limpiar y recuperar para los ciudadanos estas maravillosas esculturas de caminantes peregrinos y sus ritos.
El retablo barroco, dedicado a Santiago el Mayor, se adelantó y colocó bajo el arco toral permitiendo que el ábside románico, restaurado, fuera investigado, tratado y hoy pueda ser visitado y comprendido.
No exento de controversias de gustos particulares, se da cumplimiento al concepto patrimonial de la Iglesia de Santiago y a la ley que ampara su conservación, protección, investigación, divulgación y acrecentamiento en todos sus elementos.
La pequeña iglesia de Turégano es hoy, junto con Santo Domingo de la Calzada y la Seo de Zaragoza, uno de los escasos ejemplos de relieves absidiales románicos en Europa.
Pero es que, además, la iconografía de este Santiago románico torodonense deviene en un hito esencial para el estudio de la representación de la imagen y su culto a raiz de la consagración del nuevo altar compostelano, que se produjo en 1211 y la conservación de su policromía, una vez realizada la limpieza y restauración, nos pone delante de uno de los mas antiguos indicios de la utilización de esta técnica sobre piedra en el mismo ámbito europeo y lo pone en relación directa con la obra máxima, el pórtico de la Gloria, de la catedral de Santiago de Compostela.
Los relieves de Turégano, un auténtico retablo pétreo con su entramado de fustes, columnas e impostas, se datan, pues, a finales del siglo XII o comienzos del siglo XIII.





Preside el apostol Santiago, un hombre de largos cabellos, barbado vistido con pesado manto que porta un libro donde se lee IA(C)OBUS APOSTOLUS y un báculo en forma de Tau, atributo de los obispos compostelanos. Sobre la figura dos bustos, uno masculino y otro femenino enmarcando un prótomos felino.
A ambos lados de la figura, decorando los capiteles, se representan gallos afrontados, en el lado norte, y cuatro figuras desnudas, dos en cada uno de los flancos de la pieza, quizá Adán y Eva, en el capitel del sur.
La escena situada hacia el lado meridional se divide en tres registros


Enmarcado entre dos capiteles de felinos afrontados y un diablo castigando la envidia/fraude/Blasfemia, se sitúa  Cristo en majestad portando un libreo con las letras IESUS acompañado de los símbolos de los evangelistas. Sobre la escena dos bustos alados se inclinan hacia el centro y sostienen los símbolos de la luna y el sol.
El registro inferior se compone de seis peregrinos, tres caminantes con túnica corta y bajo ellos, con ropas lujosas, tres orantes, de los que la central representa a una mujer.



Manuel Castiñeiras propone una filiación relacionada con los talleres segovianos marcando la posibilidad de que se tratara de uno de los que tuvieran que ver con trabajos en la propia catedral románica de Segovia, si bien el programa que evoca una peregrinación a Santiago de Compostela solo tiene sentido en la obra de la catedral compostelana por el taller del maestro Mateo iniciada en 1160 y consagrada en 1211.

No dejen de visitar este interesante y excepcional lugar.

Si quieren, ampliar la información, les aconsejo que utilicen los enlaces adjuntos. El primero da cuenta pormenorizada de los trabajos de restauración y su proyecto, mientras el segundo es un estudio pormenorizado de Manuel Castiñeiras.

Iglesia de Santiago en Turégano con el retablo Barroco en su posición original



Obras para instalar el altar barroco en su posición actual

martes, 3 de noviembre de 2015

Testimonios Peregrinos

El Camino de Santiago sin tecnología ¿Se puede? Un mes sin tecnología: renovación espiritual… y ansiedad



Estamos tan acostumbrados a la tecnología que muchas veces me pregunté cómo sería volver a vivir sin teléfonos celulares y acceso a la internet, como lo hice durante mi niñez.
Un viaje de un mes a pie por el Camino de Santiago me permitió acercarme a la naturaleza, levantar mi espíritu y explorar cómo es la vida desenchufados.
Comprobé que me seduce la idea de llevar una existencia más sencilla, pero al mismo tiempo me di cuenta de que vivir totalmente desconectado es casi imposible. Y que la osadía de no llevar siquiera un reloj puede causar ansiedad, inseguridad, temor y una sensación de marginación.
El Camino es una serie de rutas de senderismo que convergen en la Catedral de Santiago de Compostela, en el noroeste de España, donde se cree descansan los restos del apóstol Santiago. Decenas de miles de personas recorren anualmente estas rutas ancestrales, algunos por razones espirituales, otros por deporte o turismo.
Yo opté por seguir el Camino Francés, la ruta más conocida.
Comencé mi aventura dejando mi celular personal y de negocios en casa, en Los Angeles. Partí a Madrid el 26 de junio pero como no había reservado un hotel usé una computadora pública en el aeropuerto para conseguir un cuarto. Esto me hizo sentir mal porque pensé que nunca podría desconectarme. Después no volví a conectarme sino hasta el final del viaje.
Dos días después inicié mi viaje con mi amigo Marek Cabrera en St. Jean Pied de Port, frontera entre Francia y España.
Los primeros días fueron los más difíciles porque sentía que me faltaba algo en la mano. Estoy acostumbrado a leer constantemente mis mensajes de correo y noticias en el celular, así que sentía ansiedad e inseguridad al no tener mi celular conmigo.
En los restaurantes, todos se conectaban y yo me sentía aislado. Conforme fueron pasando los días, sin embargo, me fui sintiendo más cómodo.
Como mi amigo estaba muy metido en su celular y me comentaba lo que pasaba en las redes sociales, decidimos separarnos y todo funcionó bien para ambos.
En los albergues me levantaba al ruido de otros peregrinos preparándose para salir. Algunos peregrinos que conocí me pedían como amigos en Facebook y me prestaban sus celulares para que los aceptara. Para no ser descortés, lo hacía y les devolvía el celular.
Pero lo que más añoraba era poder conectarme para saludar a mis familiares y amigos.
También deseaba tener mi celular para ver las reseñas de los albergues y escoger el mejor. A falta de internet, preguntaba todo a los peregrinos o residentes del área: ¿qué hora es?, ¿cree que va a llover?
Aunque no llevé cámara fotográfica, no pude resistir la tentación de tomar fotos con celulares de amigos junto al trigo y los girasoles florecían a lo largo de la ruta, entre pueblo y pueblo de casas de piedras y campanarios con vista a la plaza mayor. Tampoco pude rehusarme a que me tomasen fotos.
La televisión no fue un problema porque la mayoría de los albergues no tenían televisores. Y cuando veía televisores prendidos, simplemente los ignoraba. Resistí sin problemas la tentación de conectarme a una computadora cuando aparecía una.
Tuve un poco de miedo en el centro de León, una madrugada que me quedé afuera de mi albergue por más de tres horas, y las veces que caminé tramos largos sin nadie a mi alrededor.
Temía lastimarme la columna y no tener a nadie que me socorriera. En enero me diagnosticaron una hernia en un disco lumbar. Afortunadamente, no tuve dolor alguno en la espalda.
En caso de emergencia solo tenía un silbato y mis bastones de senderismo. Los sustos me hicieron comprar una guía, que me hizo sentir un poco más seguro, especialmente después de saber que la estadounidense Denise Thiem desapareció en abril cerca de Astorga y todavía no hay novedades de su paradero.
Mi deseo de no sentirme solo al final de la ruta pudo más que las ganas de desconectarme y el 27 de julio me conecté a Facebook en Sarria para encontrarme con un par de amigas que estaban en la zona y caminar con ellas.
Los planes cambiaron y cuatro días después corrí los últimos 20 kilómetros (12 millas) sin mochila para completar la ruta de 760 kilómetros (470 millas).
A simple vista, el mayor desafío parece ser el esfuerzo físico. Soy donante de riñón, tengo el colesterol alto, pasé tres sustos por una leve arritmia cardiaca y terminé con ampollas y una tendinitis terrible en la pierna izquierda. En realidad, lo más duro fue desconectarme. Me tomó ocho días dejar de pensar en el trabajo.
El Camino me ayudó a comprender o recordar lecciones de vida que tenía casi olvidadas. Por ejemplo, ahora sé que un vaso medio vacío puede ser presagio de júbilo. Esto lo comprendí en Mélide, donde siete valencianas me hicieron retorcer a carcajadas hasta que se me fueron todas las penas.
Escuchar redoblar las campanas, llenarme los ojos de un horizonte verde y remojar mis pies en las fuentes me ayudaron a recordar mi herencia mestiza. España es para los latinos lo que el corazón es para el latido.
Aunque no pude desconectarme totalmente, fui feliz y logré la armonía que buscaba. Ahora he notado que soy más paciente, enfrento situaciones difíciles con más calma y hasta he adoptado el sobrenombre que me regalaron mis amigos españoles, Edu.
¿Volvería a desconectarme? No lo sé. Mi desafío ahora es seguir viviendo como en El Camino, amando al prójimo, llevando una vida sencilla y viviendo con el corazón al sol.

Campus Stellae


El olvidado cementerio para los peregrinos quiere revivir 

Jardín en la trasera del Obradoiro que ocupó el antiguo cementerio de peregrinos en Santiago - P. A.
Siglos atrás, al peregrino a veces le esperaba la muerte en Compostela. En Santiago encontraba no sólo la meta del Camino, sino también la última etapa de su vida. Durante centurias, sus cuerpos yacieron muy cerca de la tumba del Apóstol, en un pequeño cementerio situado en la trasera de la plaza del Obradoiro, a los pies del Pazo de Raxoi. Es de esos vestigios de la tradición jacobea que han quedado en el olvido. Pero el Xacobeo se ha propuesto recuperar su memoria. Así lo comentó uno de sus técnicos, Manuel Rodríguez, durante el curso de formación para hospitaleros encargados de la acogida en la ruta.
«Bajo la superficie hoy ajardinada reposaron los restos de peregrinos de toda Europa fallecidos en la ciudad. Nació a principios del siglo XIII con la creación del hospital de Santiago, al que se asoció», escribe este investigador, gran conocer del Camino, en su última obra «Santiago de Compostela para los peregrinos», una «guía secreta» para saber dónde mirar en la capital gallega.
Este recinto, junto a la iglesia de San Fructuoso, fue clausurado a principios del siglo XIX, después de haber acogido «a fallecidos de todo el orbe cristiano durante más de setecientos años». Pero no sólo. Como prueba de «la alta consideración» que este camposanto tenía, Rodríguez apunta que «Ángel Blanco de Salzedo, canónigo de la Catedral y administrador del hospital real, mandó enterrarse en él en 1710».
Era habitual que a lo largo del Camino hubiera cementerios de peregrinos porque, explica el especialista, «la muerte formaba parte de esta aventura épica y espiritual a través de Europa». Pero el santiagués era el más especial dado que, por su ubicación, «permitía reposar eternamente a los pies del anhelado Apóstol». Allí eran sepultados «con una concha de vieira. Así serían identificados en el Cielo como amigos de Santiago e intercedería por ellos».
En su libro, Rodríguez lamenta que «hoy tristemente nada recuerda la fuerte simbología de este lugar», pero la iniciativa en la que trabaja el Xacobeo podrá contribuir a solventar este olvido que padecen también otras insignias históricas del Camino repartidas por el casco viejo de Compostela. «La clave para mejorar es la conexión esencial con la ciudad peregrina del pasado — apuntó durante su divulgativa charla en el Hostal de los Reyes Católicos Rodríguez, que gestiona las relaciones del Xacobeo con las muchas asociaciones de amigos de todo el mundo—. El Camino de Santiago generará más riqueza cuanto más auténtico sea».
Tampoco reparan ya los peregrinos del siglo XXI en la fuente de la rúa do Franco, visitada desde la Edad Media y hasta el XIX puesto que su agua se consideraba milagrosa. Tanto, que de hecho a sus cualidades se atribuye el milagro del ciego San Franco de Siena, que habría recuperado la vista al beber. A escasos metros, separada por un bar, todavía persiste hoy una pequeña y casi imperceptible capilla tras una reja. Cuenta la leyenda —y así lo atestigua una placa— que junto a ella se apalancaron los bueyes que arrastraban el cuerpo del Apóstol. Sin embargo, al carecer de elementos que anuncien su antigua relevancia, casi nadie se detiene ya.

Camino Sanabrés

Un albergue cerca de As Burgas

Un nuevo albergue para peregrinos, que estará en este caso en una ubicación estratégica, el casco viejo de Ourense, en un edificio entre A Burgas y la Plaza Mayor, que abrirá sus puertas cuando se realicen las obras de remodelación del inmueble, dará servicio a los peregrinos que hagan el camino por este tramo de la Vía da Prata a su paso por Ourense.
El alcalde y Nava Castro, con miembros de Amigos da Vía da Prata ante el futuro albergue. // J.RegalLa directora de Turismo de Galicia, Nava Castro y el alcalde de Ourense, Jesús Vázquez, visitaron ayer el edificio que acogerá el próximo albergue de peregrinos de la provincia incluido dentro Red Pública de Albergues del Camino de Santiago y que será posible gracias a una inversión de 800.000 euros.
Nava Castro aseguró en declaraciones a los medios que con este proyecto "se pondrá en valor un edificio histórico situado en plena ciudad y que dinamizará la oferta turística de la zona". Añadió que Ourense será así más "cosmopolita", pues el l 52% de los peregrinos que hicieron el Camino en este año fueron extranjeros.
"Espaldarazo al turismo"
Nava Castro afirmó durante esta visita al futuro albergue de la ciudad, que, en lo que va de 2015, llegaron a Santiago de Compostela un total de 249.441 peregrinos, lo que supone un incremento del 10,67%. De estos peregrinos un total de 8.769 escogieron la Vía de la Plata para llegar hasta Santiago de Compostela
Por su parte el alcalde de Ourense tras hacer entrega a Nava Castro del proyecto básico de remodelación del edificio, destacó que esta obra es "un espaldarazo importantísimo para el desarrollo del turismo en Ourense".

Ruta de la Lana

La antigua vaquería del monasterio de Silos será un hospedaje en 2016

La abadía de Santo Domingo de Silos está de obras. La antigua vaquería del monasterio benedictino, en desuso desde hace décadas, se convertirá en un espacio diáfano y en la zona de hospedaje de grupos de jóvenes que quieran pasar unos días en la localidad burgalesa en la que conviven desde hace siglos los hermanos de una de las comunidades más veneradas de todos los tiempos. Será en 2016 cuando se abran las nuevas y modernas dependencias que buscan abrir este espacio de culto a grupos de scouts, catequesis o a alumnos de colegios que deseen gozar de un retiro en la localidad.
Los obreros se afanan estos meses de otoño en cambiar la cara a la zona en la que antes moraron los animales del monasterio. Una zona que llevaba años sin tener una utilidad clara y que ahora se convierte en un espacio multiusos compuesto por una zona de aseos, un salón diáfano, una zona de dormitorios y un comedor.
El Ayuntamiento de Santo Domingo de Silos recibió hace unos meses la propuesta de obra por parte de la comunidad benedictina que acarrea en su totalidad con el montante de unos trabajos que han sido avalados por Patrimonio de la Junta de Castilla y León. Según fuentes municipales consultadas, el presupuesto de la obra es de 78.000 euros, exentos de impuestos.
El mal estado del tejado en esta zona anexa a la entrada al huerto de la abadía fue, en parte, el detonante de este proyecto. Así lo explicó en declaraciones a Ical el padre Alfredo, mayordomo de la famosa abadía, que considera que los trabajos pueden estar finalizados para finales de año. «Yo creo que para 2016 podrán venir los primeros grupos de jóvenes», apostilló el religioso, que entiende que como el resto de miembros de la sociedad, ellos también «deben de hacer obras e intentar mejorar». «Era un edificio obsoleto sin uso y ahora todo va a cambiar», subrayó el padre Alfredo que considera que el hecho de que el monasterio reciba la visita de grupos de jóvenes será «muy enriquecedor para la convivencia de todos los hermanos que moramos en la abadía». Así lo entiende también el padre abad, dom Lorenzo Maté, que se muestra entusiasmado de que grupos de scouts de toda España puedan acudir a Silos.

Adaptarse a los tiempos
Los obreros se afanan este otoño en las obras de este espacio. R. Ordóñez (ICAL) Cualquier asociación juvenil que lo desee podrá ponerse en contacto desde el próximo año con los miembros de la abadía benedictina para programar una visita que, se presupone, podría realizarse en periodos vacacionales o fines de semana. Esta situación se viene realizando en otros monasterios de la orden Benedictina según explicó el padre Alfredo.
De lo que no cabe duda es de que el monasterio ha sabido adaptarse a los tiempos que corren realizando «constantes» reformas para mejorar la calidad de vida de sus moradores habituales y de quienes llegan a la hospedería. La abadía ha reformado su sistema energético incluyendo sistemas alternativos de energía eléctrica sostenible al tiempo que dispone de un sistema de calefacción que cubre buena parte del espacio de retiro. Este es el caso de la zona de hospedería, una de las más reclamadas, hasta donde llegan cada semana decenas de peticiones para alojarse junto a una de las comunidades más veneradas del mundo. El único requisito para convivir con los monjes es ser varón y aceptar las normas de una comunidad que en pleno siglo XXI mantiene la disciplina del “ora et labora”.

Campus Stellae

La Catedral va a estar rodeada de andamios hasta el año 2021

La fachada catedralicia de la plaza da Quintana estará en obras a partir del año próximo, con el coniguiente andamio en el entorno. Será una de las primeras actuaciones, junto con la restauración del cimborrio, que seguirán a las de la fachada frontal. El proyecto estará hecho en el primer trimestre del 2016 y listo para su contratación y listo para su contratación y ejecución. La obra vendrá a acondicionar la fachada, con un palpable deterioro y presa de los hierbajos. La intervención supondrá un coste que ronda los 400.000 euros.
Por su parte, también entrará en escena el proyecto de restauración del cimborrio. Esta obra está en proceso de adjudicación, trámite que puede llevarse a cabo en este caso, aunque no en el proyecto de la fachada de la Quintana porque no está aún constituida la comisión institucional encargada del proceso. Según el director de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo, es cuestión de días que se formalice.
Entretanto, este proyecto de A Quintana está en fase de elaboración definitiva a la espera de los informes correspondientes. En lo que atañe al cimborrio, con un coste de 900.000 euros, Lorenzo prevé que las obras se inicien en el mes de febrero.
Donde los andamios seguirán por tiempo indeterminado es en la fachada principal. Aparte de la intervención en la parte central, seguirán los trabajos en la torre sur. La Fundación se ha encontrado con un problema más grave de lo que imaginaba y es necesaria la redacción de un nuevo proyecto porque son necesarias actuaciones distintas para atajar los males que padece la torre. «Hay que hacer una modificación importante», dice Lorenzo.
En su ánimo está que las obras de la Catedral se efectúen con el máximo cuidado porque «son delicadas y requieren tiempo». Y en ese sentido habrá trabajos y andamios «todo el tiempo que sea necesario».
Ello quiere decir que, inevitablemente, tanto el exterior como el interior de la Catedral van a estar llenos de andamios hasta el año 2020, que es cuando se supone que debe estar la basílica a punto para recibir las riadas de peregrinos. Y estas estructuras siempre son polémicas porque ocultan la bellelza del templo.
Recuperación y conservación
«Benditos andamios. Sería malo si no los hubiera», dice Daniel Lorenzo, ya que a su juicio esos elementos indican que la basílica se está recuperando y valorando. «En el año 2016 va a haber muchos andamios, y en el 2017 aumentará el volumen de andamios», agrega Lorenzo, quien resalta que habrá obras, como la del cimborrio, que van a durar quince meses, es decir, que «si empiezan en febrero se irán a la entrada del 2017».
Este año las cifras de peregrinos se incrementaron respecto al año anterior y el director de la Fundación cree que la presencia de andamios «no se notó» ni, según señala. «Los visitantes no tienen las prisas que tenemos nosotros y entienden perfectamente la situación», resalta.

lunes, 2 de noviembre de 2015

domingo, 1 de noviembre de 2015

Recodos del Camino

Historias del Camino

La Castaña, el Magosto y Samaín

Nos encontramos en uno de los grandes momentos del año. En concreto, en uno de esos períodos, tan festejados desde antiguo, a mitad de camino entre los equinoccios y los solsticios o los solsticios y equinoccios. En este caso hablamos del antiguo Samaín, ecuador entre el Equinoccio de Otoño y el Solsticio de Invierno en el hemisferio norte, momento en el que, según nuestros antepasados, el mundo de los vivos y el de los muertos se entrecruzan.

Una de las celebraciones típicas en estas fechas son los magostos (magusto en Portugal), denominadas también como calbotes, calbotadas, calbotás, o carvochás, que consisten en el asado de castañas, el alimento estrella en estas fechas y que, junto a la bellota, alimentó a la humanidad desde la Prehistoria. Estas fiestas se celebran, actualmente, sobre todo en las zonas que fueron de influencia asturleonesa, aunque tambien se dan en Cantabria, Aragón o Cataluña.
El fruto del castaño nos recuerda a las largas noches invernales que ya se avecinan, donde las familias se reunían alrededor del fuego, contando historias mientras se asaban las castañas. Pero dejemos que sea Miguel Herrero Uceda, quien nos cuente, a través de las siguientes líneas extraídas de su libro "El alma de los árboles", sobre esos mágicos momentos tristemente robados a través de ese intruso llamado televisión, el cual se apropió de la intimidad de los hogares, aniquilando la tradición oral entre sus integrantes:
En las largas noches, desde que las hojas de los castaños se han teñido de amarillo y el frío hace su aparición, se espera el momento de asar castañas. Toda la familia se reúne en torno al fuego, mientras se oye en la lejanía el estremecedor aullido de los lobos hambrientos que bajan hacia el valle. Al calor de las llamas, las castañas poco a poco se van tostando. Los ojos están fijos en las chispas que saltan al aire. Entonces uno, de los que más ha vivido, dice: recuerdo que una vez me contaron que en una noche como esta... Los más pequeños le miran ensimismados, con la boca abierta y los ojos redondos, procurando no perder detalle de ese relato que pasado el tiempo contarán a sus nietos. El castaño, cuentos al amor del hogar.