Los peregrinos no españoles hacen notar su presencia en el Camino
Frómista.- Desde hace varias semanas, cualquiera de las rutas que conducen a Santiago, y de modo especial el Camino Real Francés, registran una presencia notable de peregrinos de nacionalidades diferentes de la española, siendo mayoría los de origen alemán, italiano y francés.
Las últimas semanas de mayo y las primeras del de junio son tradicionalmente las de mayor presencia de peregrinos extranjeros en el Camino Francés, pero este año lo son igualmente en otras rutas, incluso menos conocidas, como el Camino del Sureste o el de Madrid.
Propietarios de albergues privados del Camino Francés constatan ese aumento de peregrinos llegados en algunos casos de lugares tan distantes como Australia, Canadá, Japón o Corea, pero lo mismo sucede en los otros senderos jacobeos, donde en algunos puntos se constata que, a excepción de los ciclistas, la mayor parte de los peregrinos no son españoles.
Además, otra constatación es que son mayoría entre esos peregrinos extranjeros los de edades por encima de 45 años, tanto hombres como mujeres, y algunos por encima de los 70.
En Sarria una hospitalera explicaba con una sonrisa de satisfacción que “está empezando lo fuerte y se nota”.
Hasta hace unas fechas, los mismos hospitaleros reconocían que, a pesar del Año Santo, la afluencia de peregrinos que pernoctaban en alojamientos privados no estaba siendo todo lo elevada que se esperaba y había comenzado a cundir un cierto nerviosismo.
Pero las últimas cuatro semanas empiezan a considerarse las mejores del año para los hosteleros debido al tipo de clientela. Los peregrinos que suelen acudir en esta época son mayoritariamente europeos y, excepto alguna excepción, su comportamiento es excelente en todos los sentidos.
“Piden con educación y casi siempre se contentan con lo que les dan”, explican los hospitaleros y personal de hostelería que trabaja al borde de la Senda de las Estrellas.
El diálogo con muchos de esos peregrinos extranjeros permite comprobar que la mayor parte se lanzan al Camino movidos por razones espirituales más que religiosas y que todos abrigan el temor de encontrarse más adelante en su caminar con albergues y establecimientos abarrotados.
Para las semanas venideras se espera otro contingente notable en el Camino, el de los colegios y entidades educativas que deciden organizar viajes de fin de curso que incluyan la peregrinación a Compostela.
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