«The Way» tendrá segunda parte
La película The Way, una célebre cinta
dirigida por Emilio Estévez y protagonizada por Martin Sheen, su padre,
tendrá una segunda parte, tras el éxito obtenido y merced al objetivo
cumplido de popularizar el Camino de Santiago en Estados Unidos.
La escritora Carmen Estévez, hermana de Martin y tía
de Emilio, ha contado que de
momento ha «recibido unas páginas», pero que prometen, por lo que ha
confiado en repetir hazaña con esta ilusionante «segunda parte» por la
que tanto han estado preguntando todos los que se sorprendieron con este
filme.
Carmen Estévez ha contado que la aventura de The Way sirvió
a su familia para tener todavía mayor amplitud de miras y, con ironía, a
la pregunta de si su hermano Martin Sheen acabó siendo una persona
nueva después de esta experiencia, ha contestado que el actor «ya era
muy bueno» y en la actualidad solamente es «más consciente de cosas, eso
no sé si lo hace mejor o no», ha dicho esgrimiendo una sonrisa.
«No necesitaba mejora», ha proseguido en el mismo
tono, y de él ha destacado que es un hombre afable, «sumamente abierto»,
y que en el rodaje, como se «paraba y hablaba» con todo el mundo, su
papel -el de Carmen Estévez- era el de estar pendiente de él para que no
se distrajese demasiado.
«Emilio me mandaba tener cuenta de su padre y
mantenerlo tranquilo. Mi trabajo más duro era frenar a mi hermano. Y no
he podido», ha confesado.
Esta docente, que reside en Madrid, donde vive con
Ángel Fuentes, su marido, ha celebrado el alto número de peregrinos
norteamericanos que ahora registra este sendero y que se ha «disparado»
por razones varias y, una de ellas, si cabe la más relevante, la
sorpresa que dio The Way, una producción para la gran pantalla.
La película cuenta la historia de Tom Avery (Martin
Sheen), un reputado oftalmólogo que vive en California y que un día
recibe una llamada desde Francia en la que se le comunica que su hijo
Daniel ha fallecido en un temporal en los Pirineos.
A pesar de que la relación con él nunca fue muy buena
por tener una visión opuesta de la vida, Tom está desolado y viaja a
Francia para recuperar a su hijo.
Allí descubre que Daniel comenzaba a hacer el Camino de Santiago y decide cumplir este sueño por él.
Se trata, y lo sabe, de la última posibilidad de un
padre para conocer a su hijo y que, a la postre, se convertirá en la
primera oportunidad para empezar una nueva vida.
El argumento no es baladí, y sobre ello ha
reflexionado esta tarde Carmen Estévez, puesto que su padre, y el de
Martin Sheen, un intérprete cuyo verdadero nombre es Ramón Estévez, era
Francisco, un hombre de Parderrubias, una pequeña población de Salceda
de Caselas, en Pontevedra, que emigró antes de los veinte años de edad,
pero que jamás olvidó su tierra natal.
No en vano, sus descendientes, -el clan Estévez-, saben disfrutar del «orgullo de ser gallegos».
De hecho, Emilio Estévez no solamente lleva el
apellido por el mundo, utilizándolo incluso como nombre artístico
-«Emilio Sheen no sonaba bien»-, sino que se ha aficionado al cultivo de
los pimientos de Padrón, que en realidad son de Herbón, una faceta suya
de la que presume y que comparte en las redes sociales.
Martin Sheen también conserva en el documento
identificativo su nombre original, algo que le ha dado algún que otro
problema en los aeropuertos.
Galicia «nos da mucho respeto», ha afirmado hoy
emocionada Carmen Estévez, y ha comentado que, sin duda alguna, «el
Camino de Santiago es un camino de milagros», uno de ellos el
enamoramiento de Taylor, hijo precisamente de Emilio Estévez, por una
española, Julia, a la que conoció peregrinando. Ahora amboset
La penúltima vez que Martin Sheen presumió de su
ascendencia fue con
motivo del estreno en Nueva York de su última película, The Way. «Me
siento extremadamente orgulloso de ser gallego», dijo. Tal vez un poco
más orgulloso desde que ha recorrido los rincones que durante muchos
años solo tuvo oportunidad de pisar a través de los recuerdos de su
padre, Francisco Estévez, un emigrante de Parderrubias, la parroquia más
rural de la rural Salceda de Caselas (Pontevedra), que cruzó en
Atlántico en busca de oportunidades antes de cumplir los 20.
Precisamente en la misma finca de Parderrubias en
la que nació su progenitor en 1898 pasó Martin (en realidad Ramón
Antonio Gerardo Estévez, ya que nunca se cambió el nombre en el
Registro) su 71 cumpleaños. Hace tiempo que la humilde vivienda que
ocupaba la familia a finales del siglo XIX terminó reducida a escombros
-«estaba justo aquí, pegada al muro», le explicaba el propio Sheen a la
periodista sobre el terreno- para ser sustituida por otra más amplia y
moderna en la misma parcela. El el momento en que se estaba levantando
la nueva casa, a mediados de los sesenta, regresó por primera vez a
España Francisco Estévez. «Quería supervisar la construcción», explica
Carmen, hermana menor y ojito derecho de Martin. Hacía medio siglo que
el padre del actor no pisaba su tierra.
La casa paterna
Carmen y Ángel, su marido, que residen en Madrid,
son los que realmente disfrutan de la casa. No perdonan el mes de
vacaciones en Parderrubias. También se ocupan de la intendencia,
incluido el cuidado de las viejas viñas que circundan la finca y que
surten de vino a toda la familia. «En un año bueno como este podemos
sacar unos 400 litros», comentaba Ángel el pasado 3 de agosto minutos
antes del desembarco en la propiedad de Martin Sheen. Este hace años que
no bebe alcohol, así es que no pudo valorar la calidad de las distintas
cosechas. El actor no llegaba solo, lo hacía acompañado por un equipo
de rodaje. Volvía a ser el protagonista principal, pero esta vez no de
una historia de ficción, sino de la suya propia.
Expertos genealogistas invirtieron muchos meses en
diseccionar centenares de documentos en archivos y hemerotecas en busca
de los ancestros de Sheen. Lo hicieron no solo en Galicia, sino también
en Irlanda, país natal de su madre. El resultado del trabajo, que forma
parte de la serie televisiva Quién crees que eres, se estrenará el
próximo año en la cadena americana NSC. Será otro momento propicio para
que el protagonista de Apocalypse Now presuma a lo grande de sus
orígenes. Y, tal vez, de reunir a los miembros más directos de su
familia, sus cuatro hermanos (fueron diez pero cinco han muerto) y sus
tres hijos. Todos, claro, son protagonistas, porque todos saben que por
sus venas corre sangre gallega.
Apellido común
Seguro que también se seguirá con mucho interés
desde este lado del Atlántico, en particular desde Salceda de Caselas,
donde el apellido Estévez es uno de los más comunes. No hay más que
darse un paseo por el cementerio y echar un vistazo a las lápidas. Es
algo común en localidades pequeñas, donde los lazos familiares en
segundo, tercer y hasta cuarto grado suelen ser habituales.
Solo en este contexto se explica, a juicio de
Carmen Estévez, la afirmación de un lucense que asegura que podría ser
su hermano. Puede ser cierto que en ambos casos coincida el nombre y el
primer apellido del padre, pero el calendario demuestra que el
parentesco es imposible. Francisco Estévez emigró a Cuba (el salto a
Estados Unidos se producirá después) cuando tenía 17 o 18 años, esto es,
entre 1915 y 1916, lo que implica que un hipotético hijo gallego del
progenitor de los Estévez tendría que haber soplado ya no menos de 95
velas. Carmen, que prefiere no entrar a valorar «afirmaciones absurdas»,
apostilla que imaginar una situación así es no conocer a su padre.
«Nunca habría abandonado a su familia», advierte. El matrimonio formado
por Francisco Estévez y Mary Ann Phelan tuvo diez hijos. Martin Sheen,
que nació en Dayton (Ohio) el 3 de agosto de 1940 es el séptimo. Carmen,
la pequeña, es la única mujer. En la actualidad solo viven cinco -«el
último falleció el año pasado»-, de los que dos residen en California,
otros dos en Ohio y una en Madrid. También fallecieron ya todos los
hermanos de Francisco. Sí tienen muchos primos, tanto en primer grado
como en segundo, diseminados por distintos países, alguno de los cuales
reside en Galicia.
Española
Carmen se siente muy española. Fue la primera que sintió el gusanillo de
visitar la tierra de su progenitor, así es que eligió España como
destino de su viaje de fin de carrera. Una de las paradas de aquel viaje
iniciático fue Valencia. Allí conoció a Ángel Fuentes que, casualmente,
también había elegido la ciudad del Turia para celebrar su
licenciatura. Hubo flechazo, así es que aunque Carmen regresó a América,
no tardó en volver. Antes de casarse hubo idas y vueltas por una y otra
parte durante un tiempo hasta que, al final, terminaría quedándose para
siempre.
Carmen ha sido, pues, desde hace casi cuatro
décadas el cordón umbilical de la saga Estévez con España y,
especialmente, con Parderrubias, donde ha pasado siempre parte de las
vacaciones de verano. Profesora de inglés en un colegio madrileño, acaba
de jubilarse, lo que implica que, además de a Estados Unidos, podrá
menudear las escapadas a Salceda. La agenda de su hermano Martin es un
poco más complicada, lo cual no le impide viajar a España con más
frecuencia de la que se tiene noticia. «Si viene a trabajar se sabe,
pero si viene para ver a la familia lo hace de incógnito».
El orgullo de ejercer de gallego del actor lo ha
llevado también al fútbol. Desde la temporada 2009-2010 presume de su
carné de socio del Real Club Celta. Fue uno de los regalos que recibió
con motivo de su 69 cumpleaños. También aquel día estaba en Galicia, en
concreto en Santiago, hasta donde se desplazó la hija del presidente del
club, Marián Mouriño, para entregárselo en persona junto a la camiseta
celeste. Prometió acudir a Balaídos el primer día que su presencia en
Vigo coincidiera con un partido del Celta.
«Emilio Estévez: ¡Yo soy el más gallego de la familia!»
Emilio Estévez lo tiene claro: «¡Yo soy el más
gallego de mi familia!». Aunque su padre, Martin Sheen, sigue figurando
en el pasaporte como Ramón Estévez -«a veces se producen situaciones
curiosas en los aeropuertos», dice el hijo-, es el apellido materno de
origen irlandés por el que es más conocido, al igual que su otro hijo,
Charlie Sheen, cuyo nombre original, por otra parte, es Carlos. Sin
embargo, Emilio nunca renunció al apellido de su abuelo paterno
Francisco: «Emilio Sheen no suena muy bien, ¿verdad?».
El apellido es inequívocamente gallego, pero la
conexión va más allá de un simple nombre. La figura de Francisco Estévez
ha sido motivo de inspiración para Emilio, quien a pesar de ser un niño
cuando falleció su abuelo, se siente muy unido a él. La película sobre
el Camino de Santiago, The Way, que ha escrito y dirigido, es, en buena
medida, una búsqueda de sus propias raíces, además de un homenaje a
Francisco, a quien ha dedicado el filme. «Aunque solo tenía 12 años
cuando mi abuelo murió, siento que lo conozco muy bien», dice el
cineasta.
CULTURA GALAICA
Fascinado por su abuelo, Emilio Estévez ha
replicado en su casa californiana de Malibú un estilo de vida lo más
próximo posible a lo que se imagina debía de ser esa cultura galaica de
autosuficiencia. «Francisco plantaba patatas y vino, criaba pollos... y
todo eso me ha llegado a mí», dice Emilio, quien además asegura que su
vocación hortícola se ha desarrollado de forma totalmente natural: «La
epigenética trata de explicar, entre otras cosas, cómo tenemos aptitudes
para ciertas tareas sin haber recibido una formación para ello. A mí me
pasa con mi huerta, siento que he heredado la habilidad de mi abuelo.
Lo gracioso es que se ha producido un salto generacional, porque a mi
padre estas cosas nunca le interesaron». Cierto, porque Martin Sheen,
que vive en la misma calle que Emilio, se llevó las manos a la cabeza
cuando su hijo arrancó el césped para plantar viñas. Aquello fue en el
2005 y aquella primera tentativa vinícola ha desembocado en una marca,
Casa Dumetz, que embotella un caldo elaborado con pinot noir; Estévez
comparte el proyecto con su pareja, Sonja Magdevski, aunque en la
etiqueta figura solo como Don Emilio.
De sus progresos como agricultor Estévez mantiene
informados a sus seguidores de Twitter, donde publica fotos de sus
tomates o de sus judías, variedad que en Estados Unidos recibe el nombre
de «española». «Son las más dulces del planeta», declaró Estévez a La
Voz esta misma semana. «También cultivo pimientos de Padrón a partir de
las semillas que me traje de España y hago mi propio vino con las uvas
de mi huerta», añade. En la misma comunicación desmiente que su abuelo
pueda haber tenido otros hijos: «Es imposible. Se fue a Cuba en 1914,
con 16 años».
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