jueves, 10 de abril de 2014

Lugares mágicos del Camino

Restaurante Los Sobrinos del Padre: la pulpería más antigua de  Compostela

El Restaurante Los Sobrinos del Padre está situado casi en el centro de la zona vieja de Santiago de Compostela al lado de la Plaza Cervantes, en la calle San Miguel dos Argos, una de las calles con más movimiento de la ciudad Compostelana.  Este restaurante es conocido como la casa del buen pulpo, por eso todo aquel que desee degustar este manjar típico gallego puede hacerlo en Los Sobrinos del Padre. Es el plato más recomendado por los dueños y el más especial, ya que es una de las pulperías más antiguas de toda Galicia y la más antigua de Santiago. Además de pulpo a la gallega, los otros dos platos más recomendados son bacalao a la gallega y tortilla con chorizo casero. Aunque su menú es muy variado y también tienen zorza con patatas, caldo gallego, callos o gambas al ajillo.
Esta casa de comidas familiar lleva más de 130 años abierta y su actual dueño pertenece a la quinta generación estando al frente desde 1968. Por Los Sobrinos del Padre llegan a pasar más de 300 comensales al día, sobre todo para comer el famoso pulpo a la gallega que aquí preparan de manera exquisita.
Dirección : Rua San Miguel Dos Agros, 7, 15704 Santiago De Compostela
Teléfono de contacto : 981 583 566.
A propósito de este establecimiento merece la pena leer el testimonio de José Antonio de la Riera, uno de los peregrinos con más solera del universo jacobeo:

¿Y DÓNDE COMÉIS PULPO LOS GALLEGOS?
¿Es a mi?, pues para empezar los gallegos no comemos pulpo, comemos “polbo”, que lo acaba de decir la RAG (Real Academia Galega) y listo Calixto. Pero al grano: ¿dó cogno comemos el cefalópodo? Pues, para empezar, en las ferias. Los gallegos comemos polbo en las ferias y ante eso que se quite todo. Pero, me diréis: “ya, pero raramente un peregrino o viajero coincide con una feria. Y nunca, jamás de los jamases, vemos a un gallego pedir pulpo-polbo en O Franco o las calles turísticas de Compostela”. Ains, qué pereza. En fin, ahí va: el motivo de que un gallego no pida, ni por asomo, un trozo de cefalópodo en semejantes “centros comerciales” compostelanos es el mismo por el que no lo hace en sus pares de Sanxenxo (Sanjenjo para mesetarios) ni en otros lugares de horror turístico. Claro que decir esto resulta inútil para cierta gente gregaria que afirma solemnemente que “ha estado” en Galicia tras pasear O Franco o galopar “Sanjenjo” (joer, que mal suena, coño, eso de “Sanjenjo”) Es decir, la misma gente que va en manada a la Manga, Benidorm, etc., hace lo mismo, exactamente lo mismo, en Galicia, limitándose a hacer, pensar, moverse, comer y orinar donde le dicen y lo que le dicen, cosas del gregarismo. Y los ponen a andar con esmero, clavándolos en la cruz. Son, lo dice gilipedia, “turistas”.
El viajero es otra cosa, el viajero es inquieto, nadie le manda, manda él, y tiene su propio motor de búsqueda: su instinto. Normalmente un viajero medianamente informado ha tirado las guías por el retrete minimalista de “vueling”, acompañando el evento de un restallante corte de mangas. Y ha hecho bien. Para esos, para los inquietos, tomen nota, y refiriéndome a Compostela, de otra catedral: “Los Sobrinos del Padre” Pulpo-polbo en su punto, exactamente en su punto, perfectamente sacramentado por un ribeiro honrado, amabilidad extrema, limpieza, conversación amena y sin prisa, precio justo y, si vuesa merced es inteligente, puede hasta pedir un “barrantes” de los que dejan blanca el alma más tiznada de carbón. ¿Dónde está? Búsquelo vuesa merced, habíamos quedado en que es chivatazo para viajeros, no para turistones, que además ahí no harían otra cosa que pedir un “rioja” para el pulpo y joder la marrana. (Por cierto, estoy en un sin vivir, ¿debo llamar “polbeira” a Asunción de Cristiñade que toda la p, vida fue “pulpeira” Es que te es muy mirada e igual me infla a varazos, y no es cuestión. Ná, dejadlo, cosas de gallegos).
 

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