IACOBUS APOSTOLUS y las peregrinaciones a Compostela tras un sagrario barroco en Santiago de Turégano, Segovia
Consuelo Escribano Velasco
A
veces son las casualidades mas sorprendentes las que nos conducen a
reconocer hallazgos singulares que permiten obtener una visión
diferente de la caracterización de los edificios históricos.
Avisados
por el párroco de Santiago de Turégano, provincia y diócesis de
Segovia, la práctica totalidad de los técnicos del Servicio de
Restauración de la DG Patrimonio de la Junta de Castilla y León
accedimos, casi como en un parto, al interior de un ábside oculto desde
el interior, a través del pequeño hueco de un Sagrario,
Al
otro lado del retablo barroco, con un márgen mínimo de maniobra
humana, se hallaban, entre las ventanas de época románica, unas
bellísimas escenas de peregrinos talladas en piedra y con restos de
policromía.
Una
actuación ejemplar se puso entonces en marcha, velando por la
recuperación de la imagen del edificio en sus dos momentos históricos de
esplendor, como no puede ser de otra manera.
Arquitectos, arqueólogos, restauradores e iluminadores trabajaron para contextualizar, limpiar y recuperar para los ciudadanos estas maravillosas esculturas de caminantes peregrinos y sus ritos.
Arquitectos, arqueólogos, restauradores e iluminadores trabajaron para contextualizar, limpiar y recuperar para los ciudadanos estas maravillosas esculturas de caminantes peregrinos y sus ritos.
El
retablo barroco, dedicado a Santiago el Mayor, se adelantó y colocó
bajo el arco toral permitiendo que el ábside románico, restaurado, fuera
investigado, tratado y hoy pueda ser visitado y comprendido.
No
exento de controversias de gustos particulares, se da cumplimiento al
concepto patrimonial de la Iglesia de Santiago y a la ley que ampara su
conservación, protección, investigación, divulgación y acrecentamiento
en todos sus elementos.
La
pequeña iglesia de Turégano es hoy, junto con Santo Domingo de la
Calzada y la Seo de Zaragoza, uno de los escasos ejemplos de relieves
absidiales románicos en Europa.
Pero
es que, además, la iconografía de este Santiago románico torodonense
deviene en un hito esencial para el estudio de la representación de la
imagen y su culto a raiz de la consagración del nuevo altar
compostelano, que se produjo en 1211 y la conservación de su policromía,
una vez realizada la limpieza y restauración, nos pone delante de uno
de los mas antiguos indicios de la utilización de esta técnica sobre
piedra en el mismo ámbito europeo y lo pone en relación directa con la
obra máxima, el pórtico de la Gloria, de la catedral de Santiago de
Compostela.
Los relieves de Turégano, un auténtico retablo pétreo con su entramado de fustes, columnas e impostas, se datan, pues, a finales del siglo XII o comienzos del siglo XIII.
Preside el apostol Santiago, un hombre de largos cabellos, barbado vistido con pesado manto que porta un libro donde se lee IA(C)OBUS APOSTOLUS y un báculo en forma de Tau, atributo de los obispos compostelanos. Sobre la figura dos bustos, uno masculino y otro femenino enmarcando un prótomos felino.
A ambos lados de la figura, decorando los capiteles, se representan gallos afrontados, en el lado norte, y cuatro figuras desnudas, dos en cada uno de los flancos de la pieza, quizá Adán y Eva, en el capitel del sur.
La escena situada hacia el lado meridional se divide en tres registros
Enmarcado
entre dos capiteles de felinos afrontados y un diablo castigando la
envidia/fraude/Blasfemia, se sitúa Cristo en majestad portando un
libreo con las letras IESUS acompañado de los símbolos de los
evangelistas. Sobre la escena dos bustos alados se inclinan hacia el
centro y sostienen los símbolos de la luna y el sol.
El registro inferior se compone de seis peregrinos, tres caminantes con túnica corta y bajo ellos, con ropas lujosas, tres orantes, de los que la central representa a una mujer.
Los relieves de Turégano, un auténtico retablo pétreo con su entramado de fustes, columnas e impostas, se datan, pues, a finales del siglo XII o comienzos del siglo XIII.
Preside el apostol Santiago, un hombre de largos cabellos, barbado vistido con pesado manto que porta un libro donde se lee IA(C)OBUS APOSTOLUS y un báculo en forma de Tau, atributo de los obispos compostelanos. Sobre la figura dos bustos, uno masculino y otro femenino enmarcando un prótomos felino.
A ambos lados de la figura, decorando los capiteles, se representan gallos afrontados, en el lado norte, y cuatro figuras desnudas, dos en cada uno de los flancos de la pieza, quizá Adán y Eva, en el capitel del sur.
La escena situada hacia el lado meridional se divide en tres registros
El registro inferior se compone de seis peregrinos, tres caminantes con túnica corta y bajo ellos, con ropas lujosas, tres orantes, de los que la central representa a una mujer.
Manuel Castiñeiras propone una filiación relacionada con los talleres segovianos marcando la posibilidad de que se tratara de uno de los que tuvieran que ver con trabajos en la propia catedral románica de Segovia, si bien el programa que evoca una peregrinación a Santiago de Compostela solo tiene sentido en la obra de la catedral compostelana por el taller del maestro Mateo iniciada en 1160 y consagrada en 1211.
No dejen de visitar este interesante y excepcional lugar.
Si
quieren, ampliar la información, les aconsejo que utilicen los enlaces
adjuntos. El primero da cuenta pormenorizada de los trabajos de
restauración y su proyecto, mientras el segundo es un estudio
pormenorizado de Manuel Castiñeiras.
Iglesia de Santiago en Turégano con el retablo Barroco en su posición original
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