¿Robado el Códice Calixtino? ¡ ANDA VAMOS ¡
por José A. de la Riera
Uno no deja de sorprenderse por la cantidad de soponcios, suspiros de monja y patatuses al por mayor generados ante el ¿robo? del Calixtino. Es inútil que investigue la policía, es absurdo que se acuse de laso. mentecato y huevón a su guardián, el pobre Don José María (al que admiro, ya que tuvo el coraje y la elegancia de presentar, como canónigo, nuestro libro “Peregrinos”, en el que poníamos a parir la burocracia sin alma de la catedral de Santiago), son absurdas también las cábalas sobre imágenes en vídeo, son jeremiadas “peregrinas” las lamentaciones (meras lágrimas obtusas de Lacoste nilótico), están buscando mal por burros ,ignorantes y desconocedores de la historia, y además no hay nada que hacer entre otras cosas porque el Codex no ha sido robado, lo han tomado prestado y puede estar siglos así mientras duren las negociaciones.
¿Y de qué negociaciones hablo? Miñas damas, meus cabaleiros, tengan la bondad, tomen mi mano, nos vamos a Palestina pero seré breve, es todo tan evidente que da hasta fatiga explicar lo obvio. Es tan obvio como la obviedad del niño en el cuento del emperador desnudo del hermano Hans Cristian Andersen.
Ya estamos en Palestina, pónganse cómodos, ¿lo están ya?, ¿tienen dispuestos los caramelos de tuti-fruti y las palomitas? Pues pasen y vean, ese que está ahí, con caperuzo y barba enfoscada es el Mago Hermógenes, señalado enemigo del Apóstol y, por ende, de sus peregrinos. Mago, bese la mano a estas señoras, inclínese ante estos caballeros. Bueno, ya está, ya veis su buena crianza no exenta de galanura, sigamos. La tradición jacobea, para todo el que quiera acercarse a esa tradición, lo deja claro, os pongo en la tele la versión (by exemple) sobre la verbenera polémica entre el Apóstol y el Mago (sacada del Pseudo-Abadías) por el ínclito e incomparable Don Mauro Castellá Ferrer. Hay otras versiones, claro, pero esta es la más florida (podíamos sacar la de la Pasio Magna, pero más o menos...) Os la voy traduciendo:
Resulta que, profundamente encabronados e incapaces de medirse con el Santo Apóstol, los escribas y fariseos recurrieron a Hermógenes, afamado nigromante. Hermógenes andaba bastante enredado en ciertas maniobras alquímicas así que les envía un propio, Fileto, que, presente ante Santiago y rendido al punto ante la oratoria y virtudes apostólicas, se postra a sus pies y se convierte. Hermógenes, hecho una furia, encierra a Foleto en un círculo mágico al grito iracundo de: ¡ A ver si te saca Jacobo! Pero para Santiago estaba tirado, libera a Fileto enviándole el Santo Sudario. Fileto sale corriendo y se arroja, de nuevo, devoto y agradecido, a los pies del Apóstol. Y, en tanto: ¿qué hacía Hermógenes! Pues votar a bríos, soltar arreniegos, mesarse las barbas y, en ese punto, enviarle a Santiago una legión de diablos que tenía apañados en el sótano. Pero estos, llegados a la morada apostólica, pronto se arredran. “Compadécete de nosotros, Santiago Apóstol, porque somos gente atormentada por Hermógenes”
Santiago les inquiere la razón de su visita y los acongojados demonios declaran que: “venimos a por ti y a por Fileto, pero un ángel de Dios nos ha encadenado con fuego, no podemos hacerlo” Y colorin colorado, ¿se imaginan el final? Pues no se equivocan: Jacobo libera a los diablos, estos traen preso a Hermógenes, este se convierte, se hace discípulo del Apóstol y, en muestra ovejuna de su arrepentimiento, pone sus libros a los pies de Santiago, y éste los quema sin piedad, por paganos, obtusos y estar todos escritos al dictado de Belcebú. (Presten, presten mucha atención a esto último)
(Respecto al Pseudo Abdías, hay que agregar que Abdías era discípulo de San Simón y San Tadeo –obispo de Babilonia- y escribió en hebreo toda la historia del martirio de Jacobo, más tarde traducida al griego y más tarde aún, siglo XIII, trasladada al latín)
Bien, meus, súbanse de nuevo a las escobas (ahora que tienen algunas claves), retornamos presto a Compostela. En tanto, les voy contando lo que ya es una realidad que cuentan los tiraboleiros, entre cuchicheos medrosos en la penumbra de la catedral. Y es que no hay imágenes, no hay huellas, no hay nada de nada porque, como resluta más que evidente, ha sido Hermógenes. Al parecer, llegó en la noche rodeado de una cohorte de diablos. Se plantó ante la caja fuerte y gritó la fórmula mágica (en gallego de Vilalba, de otra forma sería imposible): “¡ Ábrete, por Belcebú, senó o fajo eu a patadas no cú” Y se abrió la caja y voló el Calixtino.
¿A dónde voló? A la morada del Mago.
¿Y qué está haciendo el Mago? Negociar con el Apóstol
¿Y qué negocian? Tú me devuelves mis libros y yo te doy el tuyo.
¿Y cómo están las negociaciones? Jodidas, Hermógenes quiere que le devuelva la copia (le vale un facsímil) del Décimo Palimsesto de Zoroastro, el tercer borrador del Rig Veda e, imprescindible del todo, la copia autentificada de las meditaciones de Mitra. Al parecer, y con buen criterio, el Hijo del Trueno ha dicho que pasa por el Rig Veda y puede pensarse lo del Palimsesto pero que de las meditaciones de Mitra tararí que te vi, que ni atado a la barca de piedra. Y así están, con las negociaciones bloqueadas.
Y esto es lo que hay, algo que ni atisban los tribuletes, ni los maderos, ni las telebasuras, ni las teletiendas, ni los cretinos todo a cien, ni todos los sabuesos que en el mundo han sido. Porque el tema jacobeo, y sus entretelas, es cosa de soñadores meus. Basta preguntárselo a los tiraboleiros, recuerden a Andersen.
por José A. de la Riera
Uno no deja de sorprenderse por la cantidad de soponcios, suspiros de monja y patatuses al por mayor generados ante el ¿robo? del Calixtino. Es inútil que investigue la policía, es absurdo que se acuse de laso. mentecato y huevón a su guardián, el pobre Don José María (al que admiro, ya que tuvo el coraje y la elegancia de presentar, como canónigo, nuestro libro “Peregrinos”, en el que poníamos a parir la burocracia sin alma de la catedral de Santiago), son absurdas también las cábalas sobre imágenes en vídeo, son jeremiadas “peregrinas” las lamentaciones (meras lágrimas obtusas de Lacoste nilótico), están buscando mal por burros ,ignorantes y desconocedores de la historia, y además no hay nada que hacer entre otras cosas porque el Codex no ha sido robado, lo han tomado prestado y puede estar siglos así mientras duren las negociaciones.
¿Y de qué negociaciones hablo? Miñas damas, meus cabaleiros, tengan la bondad, tomen mi mano, nos vamos a Palestina pero seré breve, es todo tan evidente que da hasta fatiga explicar lo obvio. Es tan obvio como la obviedad del niño en el cuento del emperador desnudo del hermano Hans Cristian Andersen.
Ya estamos en Palestina, pónganse cómodos, ¿lo están ya?, ¿tienen dispuestos los caramelos de tuti-fruti y las palomitas? Pues pasen y vean, ese que está ahí, con caperuzo y barba enfoscada es el Mago Hermógenes, señalado enemigo del Apóstol y, por ende, de sus peregrinos. Mago, bese la mano a estas señoras, inclínese ante estos caballeros. Bueno, ya está, ya veis su buena crianza no exenta de galanura, sigamos. La tradición jacobea, para todo el que quiera acercarse a esa tradición, lo deja claro, os pongo en la tele la versión (by exemple) sobre la verbenera polémica entre el Apóstol y el Mago (sacada del Pseudo-Abadías) por el ínclito e incomparable Don Mauro Castellá Ferrer. Hay otras versiones, claro, pero esta es la más florida (podíamos sacar la de la Pasio Magna, pero más o menos...) Os la voy traduciendo:
Resulta que, profundamente encabronados e incapaces de medirse con el Santo Apóstol, los escribas y fariseos recurrieron a Hermógenes, afamado nigromante. Hermógenes andaba bastante enredado en ciertas maniobras alquímicas así que les envía un propio, Fileto, que, presente ante Santiago y rendido al punto ante la oratoria y virtudes apostólicas, se postra a sus pies y se convierte. Hermógenes, hecho una furia, encierra a Foleto en un círculo mágico al grito iracundo de: ¡ A ver si te saca Jacobo! Pero para Santiago estaba tirado, libera a Fileto enviándole el Santo Sudario. Fileto sale corriendo y se arroja, de nuevo, devoto y agradecido, a los pies del Apóstol. Y, en tanto: ¿qué hacía Hermógenes! Pues votar a bríos, soltar arreniegos, mesarse las barbas y, en ese punto, enviarle a Santiago una legión de diablos que tenía apañados en el sótano. Pero estos, llegados a la morada apostólica, pronto se arredran. “Compadécete de nosotros, Santiago Apóstol, porque somos gente atormentada por Hermógenes”
Santiago les inquiere la razón de su visita y los acongojados demonios declaran que: “venimos a por ti y a por Fileto, pero un ángel de Dios nos ha encadenado con fuego, no podemos hacerlo” Y colorin colorado, ¿se imaginan el final? Pues no se equivocan: Jacobo libera a los diablos, estos traen preso a Hermógenes, este se convierte, se hace discípulo del Apóstol y, en muestra ovejuna de su arrepentimiento, pone sus libros a los pies de Santiago, y éste los quema sin piedad, por paganos, obtusos y estar todos escritos al dictado de Belcebú. (Presten, presten mucha atención a esto último)
(Respecto al Pseudo Abdías, hay que agregar que Abdías era discípulo de San Simón y San Tadeo –obispo de Babilonia- y escribió en hebreo toda la historia del martirio de Jacobo, más tarde traducida al griego y más tarde aún, siglo XIII, trasladada al latín)
Bien, meus, súbanse de nuevo a las escobas (ahora que tienen algunas claves), retornamos presto a Compostela. En tanto, les voy contando lo que ya es una realidad que cuentan los tiraboleiros, entre cuchicheos medrosos en la penumbra de la catedral. Y es que no hay imágenes, no hay huellas, no hay nada de nada porque, como resluta más que evidente, ha sido Hermógenes. Al parecer, llegó en la noche rodeado de una cohorte de diablos. Se plantó ante la caja fuerte y gritó la fórmula mágica (en gallego de Vilalba, de otra forma sería imposible): “¡ Ábrete, por Belcebú, senó o fajo eu a patadas no cú” Y se abrió la caja y voló el Calixtino.
¿A dónde voló? A la morada del Mago.
¿Y qué está haciendo el Mago? Negociar con el Apóstol
¿Y qué negocian? Tú me devuelves mis libros y yo te doy el tuyo.
¿Y cómo están las negociaciones? Jodidas, Hermógenes quiere que le devuelva la copia (le vale un facsímil) del Décimo Palimsesto de Zoroastro, el tercer borrador del Rig Veda e, imprescindible del todo, la copia autentificada de las meditaciones de Mitra. Al parecer, y con buen criterio, el Hijo del Trueno ha dicho que pasa por el Rig Veda y puede pensarse lo del Palimsesto pero que de las meditaciones de Mitra tararí que te vi, que ni atado a la barca de piedra. Y así están, con las negociaciones bloqueadas.
Y esto es lo que hay, algo que ni atisban los tribuletes, ni los maderos, ni las telebasuras, ni las teletiendas, ni los cretinos todo a cien, ni todos los sabuesos que en el mundo han sido. Porque el tema jacobeo, y sus entretelas, es cosa de soñadores meus. Basta preguntárselo a los tiraboleiros, recuerden a Andersen.
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