Santiago.- El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, se arrodilló ante la Puerta Santa de la Catedral compostelana, dio tres vueltas a la llave, se cerraron las dos jambas del enorme portón de bronce y el acceso ocasional al templo ya no volverá a abrir hasta dentro de 10 años, cuando el 25 de julio, día del Apóstol, coincida otra vez con un domingo.
Con el Gobierno de la Xunta casi en pleno, el ministro de Fomento, José Blanco, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, y el alcalde anfitrión, José Sánchez Bugallo, como testigos, el prelado -siempre flanqueado por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que ejerció como delegado regio- ofició el rito que clausuró oficialmente el Año Santo 2010.
Durante doce meses, unos 272.000 peregrinos ganaron en el Camino de Santiago la indulgencia plenaria de ver perdonados temporalmente sus pecados. Ese es el efecto espiritual del Xacobeo, el otro tiene más que ver con el PIB y ha traído a Galicia a casi diez millones de turistas para alivio de comerciantes y hosteleros.
El más significado, el papa Benedicto XVI, en una polémica visita que costó a las arcas públicas 2,5 millones de euros y que atrajo a Santiago a apenas 30.000 personas en uno de los fines de semana más tranquilos de todo el Año Santo.
Convertida en atracción turística por la Xunta que preside Alberto Núñez Feijóo, la visita del pontífice pinchó, sin que nadie haya explicado el fundamento de unas previsiones que anticipaban 200.000 personas en la ciudad durante el sábado 5 de noviembre. A falta de grandes muchedumbres en su trayecto por Santiago, Benedicto XVI ha subrayado hoy en un telegrama que ha leído el arzobispo la espiritualidad de su estancia en Santiago.
Con todo, el presidente gallego repite estos días que este Xacobeo que se cierra es "el mejor de la historia". No desde 1126, en que el papa Calixto II estableciese el primer año Jubilar, sino desde 1993, cuando el primer Gobierno de Fraga vio oportunidad de negocio en celebrar la fecha.
El Producto Interior Bruto gallego ha crecido en los últimos doce meses un 0,6% cuatro décimas más que la media española y ese diferencial, según lectura de la Xunta, corresponde al Xacobeo.
Tan satisfecho está el Gobierno de Feijóo con la celebración que incluso intentó mediar ante la Iglesia para prorrogar las virtudes del jubileo durante 2011, tal y como anunció el consejero de Presidencia, Alfonso Rueda, a mitad de año. Triunfó el derecho canónico frente a los intereses de un sector productivo clave y el año próximo lo más que podrá celebrar la Xunta es el octavo centenario de la consagración de la Catedral que también pretende convertir en evento para seguir tirando del turismo, la actividad que mejor resiste la crisis.
Sin los conciertos multitudinarios de otras ediciones -de Prince, Lou Reed o Springsteen se ha pasado a Muse o Arcade Fire-, el Gobierno gallego ha intentado diversificar la programación cultural repartiendo actos por toda la comunidad.
El epicentro de la celebración ha vuelto a ser la Catedral, con el Pórtico de la Gloria vallado por reformas -un equipo de restauradores de Italia intentan devolver la policromía original a los instrumentistas que talló el Maestro Mateo, las colas para entrar al templo se repitieron cada día a la entrada del templo.
Por la Puerta Santa pasó cuatro veces, la última ayer, el líder nacional del PP, Mariano Rajoy, evidencia según su partido, del compromiso que tiene con Galicia, pero no el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, lo que le ha valido feroces críticas de los populares encabezados por el propio Feijóo y algún reproche también de compañeros socialistas como el alcalde de Santiago, José Sánchez Bugallo.
A pedir apoyo al Apóstol llegó también Del Bosque antes de viajar a Sudáfrica y fiel a su promesa el entrenador de la roja regresó la semana pasada al templo ya con la Copa Mundial en sus manos. A diferencia de lo que hicieron otros dirigentes de la Federación Española de Fútbol el técnico se quedó sin atravesar la Puerta Santa por no saltarse la cola de cientos de peregrinos.
Todavía hoy las colas se repitieron para atravesar la Puerta Santa. Sobre las cuatro de la tarde, el último peregrino cumplió con la liturgia. En las antípodas de las caminatas de otros y aturdido por fotógrafos y cámaras de televisión, Constantino López, coruñés, confesó que apenas había pateado unos metros para satisfacer el ritual. "Estaba aquí en Santiago y decidí cruzar la Puerta Santa", dijo, para decepción de quienes pretendían una aventura más mediática.