De Sarria a Santiago (Romance de los turigrinos)
Les sonaron las alarmas
cuando no eran ni las cuatro.
¿Dónde irán esas criaturas
madrugando más que el gallo?
Sin el menor miramiento
a todos nos despertaron
y nos dieron un concierto
de cremalleras y plásticos.
-“¡Silencio!”- gritaba uno-
“Que aún no es ni temprano”.
- “Disculpa” –respondió otro-
“Es que no encuentro mis bártulos”.
Una feria de linternas
nos tenía desvelados
pero así es la marabunta
que va de Sarria a Santiago.
Revolvían las literas,
se les caían los palos,
se tropezaban con todo
y hablaban en tono alto
convirtiendo el dormitorio
en un verdadero escándalo.
¿Dónde van esas gallinas
de noche y cacareando?
Van corriendo por tener
un colchón asegurado,
a guardar horas de cola
ante un albergue cerrado,
a sellar en todas partes
(aunque sea en los estancos),
que han de demostrar que hicieron
el Camino de Santiago.
¡Dios, qué cruz estos turistas!
¡Qué nochecita me han dado!
Mejor diera mi camino
en León por terminado,
pero ya que estoy aquí
me buscaré algún descanso.
Apartado del Camino
bajo la sombra de un árbol
tiendo mi saco y me acuesto
en un prado solitario
por recuperar el sueño
que esta noche me robaron.
A lo lejos veo el sendero
y como el Tenorio exclamo:
¡Cuan corren esos malditos
que van de Sarria a Santiago!
No hay comentarios:
Publicar un comentario