El “glorioso” arte de la bordonería contemporánea
por José Ignacio Frías Solar
A lo largo de la historia del Camino, siempre existió, la figura del “bordonero”, al que yo también llamo “peregrino profesional”. Personajes como Domenico Laffi, Manier, hasta casi el contemporáneo Walter Starkie, peregrinaron para ganarse la vida, unos por encargo de gente adinerada que subvencionaba la peregrinación y de esta manera expiar sus pecados y otros como forma de vivir por la “cara”, trapicheando con reliquias (¿Cuántos trozos de la Cruz de Cristo, hay repartidos por el mundo? La cruz desde luego no daba para tanto).
Hasta escribieron guías, más que guías diría “manuales” de peregrinación, en los cuales se menciona incluso la calidad y cantidad de las raciones que se daban al peregrino en los diferentes monasterio y hospitales.
No sólo en lo que conocemos como Camino Francés. Esta gente podrías encontrártela incluso a más de 400 km. de la ruta, como es el caso de los peregrinos franceses que aparecen citados en El Quijote allá por Cuenca más o menos, viéndose las autoridades obligadas a sacar edictos contra este tipo de personajes si se les encontraba a determinadas distancias fuera de la vereda.
En la actualidad, pasa algo parecido, sigue existiendo la figura del “profesional”, sólo que ahora ha cambiado su traje “talar”, por una mochila y un calzado mucho más acorde con las circunstancias actuales.Condiciones y aspectos que debe tener el “bordonero” contemporáneo, a saber:
– Mochila enorme, cuanto mas grande mejor, a ser posible de aquellas canadienses de tubos, el peso les da igual, puesto que caminan poco aprovechando incluso el auto-stop, que es una forma muy socorrida y barata de hacer el Camino.
– Indumentaria, con cierto o bastante “desaliño” para dar un aspecto austero a veces incluso de “penitente".
– Tocado de cabeza, a ser posible del tipo de sombrero “australiano”, eso si con muchos, muchísimos “pines” (esto es fundamental) casi como condecoraciones para de esa manera dar a entender al “neófito” o “pringao”, que viene como muy cerca, por lo menos desde Jerusalén.
– El bordón, cuanto mas largo y mas grueso, muchísimo mejor, eso si, lleno de plumas de ave, de cordoncitos, de escapularios y un largo etc de cosas que para nadie tienen sentido. No importa porque cuando preguntes, él tendrá explicación para toda la “parafernalia”. Argumentará que el bordón lo corto el mismo con sus propias manos de un olivo que encontró tirado en Tierra Santa.
-La historia, aspecto fundamental este, cualquier bordonero que se precie ha de tener una y a ser posible de lo más “truculenta”, Deberá ir acompañada de la documentación necesaria. Fotocopia de una entrevista en un periódico local, foto sacada a “traición” con algún personaje conocido etc. (podrá ser intercambiada o modificada al gusto al pasar de los años con algún otro “profesional”, ya se sabe, por la buena marcha del negocio y no “pisarnos” los clientes).
-Los objetivos deben estar muy claros. Esperar al “pringao” o la “pringada” (si es mujer, mucho mejor, que ya se sabe que son mucho más sensibles y menos violentas, que un “macho” que te puede meter dos “hostias” en cuanto te cale), a la puerta del Albergue, por eso hay que andar listos y llegar de los primeros.
– Estrategia, poner cara de “paniaguado”, casi de místico diría yo. Acercarse al sujeto/a y pedirle, que si por favor no le importa y le sobra algo de comer, que se lo de , pues lleva ya días sin meter nada caliente al cuerpo, dado que el dinero se le va acabando puesto que viene de las “kimbambas” por lo menos. !Ojo!, nunca pedir dinero de entrada y si se lo ofrecen, rechazarlo indignado (ya habrá más días para reclamarlo si es menester).
Una vez establecido el contacto “fraterno”, se saca la “historia” y la fotocopia, y si esto da un resultado positivo se ofrece uno a caminar juntos, de lo contrario a otra cosa, sin más, no conviene insistir. Si la compañía elegida es femenina se procurará que sea mayor de edad, pues ya se sabe que en el camino a veces se nos dispara el “Diablo meridiano” y eso nos podría traer complicaciones en el caso de una menor. Y una vez que ya esté todo hilvanado, la tarea consistirá en comer, fumar, beber, protestar por lo que cobran en los albergues, despotricar contra los que no son peregrinos y cuando menos lo espere, sobre todo la “pringada”, comenzar con el “acoso y derribo” y luego desaparecer como si la tierra se lo hubiese tragado…
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