La temporada peregrina comienza en Irún con más de 160 pernoctaciones
En el albergue peregrinos de Irún nunca se sabe, a ciencia exacta, a qué hora llegarán los huéspedes. Primera hora de la tarde, cerca del anochecer… Pero suele ser habitual que los primeros lleguen nada más abrir el albergue, a las 16.00. Esta misma semana, a esa hora, un grupo de personas esperaba en el rellano del primer piso del número 18 de la calle Lucas de Berroa. En unos instantes, el hospitalero les recibía con la habitual calidez hospitalera y todos inician los correspondientes trámites. El primero de todos, quitarse la mochila y aceptar con gusto la invitación a sentarse.
Quien les invitaba a ello es Demetrio Grijalba, hospitalero de turno ese día. Es, además, el presidente de la Asociación Jacobi, que reúne a los incondicionales del Camino de Santiago de la comarca y es la entidad encargada de gestionar el albergue cedido por el Ayuntamiento de Irún. «Los hospitaleros nos turnamos, cada diez días, para atender a los peregrinos», explica Grijalba. Él tiene el primer turno de este año, ya que el albergue abrió sus puertas hace apenas unos días, el 1 de abril.
La hora de apertura son las 16.00, «y es entonces cuando llegan la mayoría de los peregrinos». Éstos se despiertan muy pronto para continuar la ruta a Santiago y caminan, sobre todo, durante la mañana y hasta la hora de comer. A primera hora de la tarde suelen acudir a los albergues a dejar sus enseres.
Pero antes, es necesario realizar algunos trámites: para muchos de los que llegan al albergue de Lucas de Berroa, Irún es la primera estación de un largo viaje y, por ello, también el punto en que los peregrinos se hacen con su credencial. Durante los primeros doce días de apertura Jacobi ha sellado un total de 88. Es decir, para prácticamente la mitad de los peregrinos que llegados a Lucas de Berroa, ésta es su primera parada de la ruta jacobea.
Es el caso de María Alba, que, junto a su marido, rellena la credencial de peregrino que el hospitalero acaba de proporcionarle: «venimos desde Tarrassa y acabamos de llegar en tren a la estación de Irún. El año pasado hicimos el camino de Roncesvalles a Santiago, en dos etapas, una en primavera y otra en otoño. Este año nos hemos animado con el camino del Norte. En principio, queremos llegar hasta Santander, ya que nos faltan días para llegar hasta Santiago en un solo viaje». Su intención es continuar hasta la meta «este mismo año, en otoño».
La pareja quiere aprovechar la tarde y pregunta a Demetrio Grijalba sobre cómo llegar hasta el puente internacional de Santiago, «al kilómetro 0» de este camino de norteño. «Después de verlo, lo mejor es que aprovecheis la tarde y visiteis la comarca», les invita Grijalba. El hospitalero explica que, tras acomodarse en el albergue, muchos peregrinos optan por pasar la tarde visitando la localidad en la que hayan recalado. Por ello, la Asociación Jacobi está equipada con abundante información turística que proporcionarles. «Incluso, hemos llegado a un acuerdo con un restaurante cercano para que ofrezca un ‘menú peregrino’ por 7,50 euros».
A su llegada al albergue, Demetrio Grijalba ofrece a los peregrinos una serie de explicaciones sobre el funcionamiento del mismo: «los que estamos aquí somos voluntarios. No cobramos nada, lo hacemos por amor al arte y al peregrino… Al que tampoco le cobramos nada por acogerle, darle cama, ducha y un desayuno por la mañana». Sobre la mesa en la que atiende el hospitalero hay una hucha «y cada uno puede poner lo que crea conveniente».
A continuación, la necesaria explicación sobre los horarios que rigen el funcionamiento del albergue: «a las 22.00 se cierra. Hay que volver antes de esa hora», y se recomienda que para entonces los peregrinos ya hayan cenado. Pueden hacerlo en el propio albergue, que cuenta con una cocina para los huéspedes con todo lo necesario para prepararse una comida o cena. «Y tenéis dos supermercados aquí al lado», les explica el hospitalero.
Demetrio Grijalba les adelanta a los huéspedes el plan para el día siguiente: «sobre las seis y media o siete menos cuarto de la mañana os despertaremos con música celestial, mucho más agradable que los pitidos del móvil», asegura. «¿Gregoriano?», pregunta uno de los peregrinos. «Bueno, un poco de todo…». Tras el despertar, «poco antes de la siete, tomaremos todos juntos un desayuno caliente».
Porque, mientras ejerce su labor, el hospitalero de este albergue se integra en la familia peregrina: «tiene una habitación propia en el piso, individual», explica Demetrio Grijalba, «pero comparte la convivencia con los peregrinos». El desayuno se desarrolla, de hecho, en la sala principal del albergue cuyo tamaño permite acoger a todos.
Este año llegarán a Irún hospitaleros del entorno pero también procedentes de otros países: «en unos días llegará una pareja formada por un hospitalero inglés y una hospitalera alemana. Se quedarán dos turnos», comenta Demetrio Grijalba. De hecho, este año el albergue prolonga su apertura unos días más de lo habitual «porque había una hospitalera muy interesada en venir que sólo podía a partir del 1 de octubre», fecha en la que solía cerrarse el albergue hasta el siguiente año. Este año, de la mano de esta colaboradora, no echará la persiana hasta el día 12 de octubre.
Tras las explicaciones, toca visita guiada. El hospitalero muestra a los peregrinos las habitaciones en que dormirán: los dormitorios están dotados de literas que permiten aprovechar mejor el espacio y acoger a un total de 26 peregrinos.
El albergue de la calle Lucas de Berroa es resultado de la unión de dos pisos contiguos, propiedad del Ayuntamiento y cedidos a Jacobi, que se encargó de la puesta a punto de las instalaciones.
En Lucas de Berroa pernoctó también esta semana Pere Agustí, de Tarragona, en su primera ruta por el Norte. «Pero he hecho cuatro veces el Camino Francés, y también la Vía de la Plata. Llevo años en el Camino», afirma. En esta ocasión, inicia en Irún la ruta hacia Santiago. «Mi idea es llegar hasta Finisterre», explica. «Espero conseguirlo en 32 días». También él, que ha llegado al albergue a primera hora de la tarde, opta por una visita turística para cerrar la jornada. Tras contrastar la información turística con el hospitalero, se decide por visitar Hondarribia.
Como ellos, en los próximos meses miles de peregrinos descansarán en Irún en su ruta hacia Santiago de Compostela. Ya van más de 160 en los primeros doce días, cifra que supone un buen arranque. El año pasado, fueron 5.414 los peregrinos que acogió el albergue de Lucas de Berroa.
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