domingo, 5 de julio de 2015

Albergues del Camino

El primer albergue del Camino cumple un cuarto de siglo

Hospitaleros voluntarios de distintos puntos del país se dieron cita ayer en Hornillos del Camino junto a la casa en la que nació un movimiento altruista dedicado a los peregrinos. Cuando se cumplen 25 años desde que la peregrina Lourdes Lluc decidió alquilar una casa en la calle central del pueblo para ponerla a disposición de los caminantes, los garantes del descanso de éstos se reunieron en un sencillo acto en el que participaron asociaciones de distintos puntos de la geografía nacional.
La coordinadora nacional de Hospitaleros Voluntarios, Ana Isabel Barreda, fue la encargada de dar la bienvenida a los asistentes bajo un sol de justicia que obligó a más de uno a hacer uso del sombrero y del paraguas. Barreda se congratuló de poder celebrar los 25 años del comienzo de «un sueño», el de «mejorar la vida de las personas que iban en peregrinación hacia Santiago de Compostela». «Eran otros tiempos», recordó. «En 1989 no había albergues ni sitios en los que comer», añade. En ese momento una peregrina catalana, - que hoy no pudo estar en el acto por ‘obligaciones familiares’, recordó Barreda- decidió poner en marcha un albergue en una sencilla casa con habitaciones, una cocina y poco más. Fue una de las primeras casas-albergue de la provincia y el inicio de la vida de la red de hospitalarios. «Ella quiso hacer Los  hospitaleros, pertenecientes a la asociación nacional, llegaron de distintas provincias. Ricardo Ordóñez (Ical)algo por los peregrinos y la abrió como ella quería. Una casa abierta las 24 horas al día», apostilló Barreda que agradece la labor de Lluc y su empeño por mejorar la vida de los peregrinos. Así, en 1990 se inauguró un sistema de hospitalidad que se mantiene en la actualidad y «goza de muy buena salud».
 Sin embargo, Barreda es consciente que aquel Camino también ha cambiado. «Los peregrinos de 2015 no hacen únicamente el Camino de Santiago por motivos religiosos, ahora hay muchos más», apostilla Barreda, consciente de que las motivaciones «son muchas y muy variadas».

EN RECUERDO
La coordinadora nacional de  Hospitaleros Voluntarios descubrió la placa. Ricardo Ordóñez (Ical) En el número 29 de la calle Real nació la vida de una red de hospitaleros de la que en la actualidad forman parte 6.000 voluntarios de 40 nacionalidades. Hoy una placa recuerda el espacio en el que nació un espíritu que hoy se distribuye en albergues y casas de distintos puntos de la Ruta Compostelana. Barreda fue la encargada de descubrir entre aplausos un mosaico que informará a los caminantes de que «todo empezó aquí».
Don José, párroco de Hornillos, bendijo con romero y manzanilla la casa en la que comenzó a gestarse una relación de «cordialidad y ayuda» entre los vecinos del pueblo y las personas que durante los 365 días del año pasan por sus calles en su viaje hacia la tumba del apóstol. Afirmó que los que dan su vida por la ruta lo hacen con el ánimo de «devolver algo al Camino». «Muchos dicen que no han conseguido devolver todo lo que el Camino les ha dado», dijo Barreda.
En el acto también estuvieron los presidentes de las asociaciones del Camino de Santiago de Burgos y Palencia, Jesús Aguirre y Ángel Luis Barreda, que repasaron en sus discursos la historia de los 25 años que «han cambiado» la cara de la ruta. Barreda recordó a los hospitaleros presentes que son «herederos de una tradición» milenaria al haber recogido la esencia de los moradores de los pueblos que «acogieron durante siglos» a los peregrinos ofreciéndoles cobijo y ayuda. Pese al calor, hubo tiempo para el encuentro y las risas entre los asistentes. Hacia las 13 horas, hospitaleros y caminantes compartieron un refrigerio que sirvió para materializar aún más la unión que desde hace 25 años existe entre peregrinos y hospitaleros.

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