miércoles, 15 de enero de 2014

Camino Francés

De Italia a Santiago, caminando a paso lento con amor junto a dos burros y un perro

Massimo Baccarin y Jessika Labrador, junto a sus burros y su perro, este martes, en Arre  
Massimo Baccarin y Jessika Labrador, junto a sus burros y su perro, este martes, en Arre

Ella caminaba rumbo a Roma. Él, a Santiago. Sus pasos se juntaron el 7 de octubre de 2012 en Estella. Después, surgió el amor y hoy Jessika Labrador y Massimo Baccarin vuelven a recorrer el Camino de Santiago.
En esta ocasión, lo hacen juntos y en compañía de sus dos burros y un perro. Viven de la artesanía porque, explican, realizan el Camino como los antiguos peregrinos, habiendo partido cada uno de su casa y sin dinero. Este miércoles, con permiso de la lluvia, su viaje les ha llevado a pasar por Pamplona.

PREPARANDO LA MOCHILA
El martes al mediodía, antes de darse una ducha en el albergue de la Trinidad de Arre, esta valenciana y este italiano, de 32 y 35 años respectivamente, volvían la mirada atrás. “En 2012 lo perdí todo, mi trabajo, mi novio…”, comparte Labrador, quien era paracaidista. “Una amiga me recomendó hacer el Camino porque me veía perdida”, sigue narrando y sentencia: “El Camino es encontrarte a ti misma”.
Sus ahorros sirvieron para pagar los recibos de la vida que dejaba atrás. Y de la rabia, sus manos comenzaron a crear broches, pulseras, etc. Con el dinero que sacaba al vender estas manualidades, se convirtió en una inquilina del Camino.
Baccarin, por aquel entones, era el hospitalero del albergue de Estella. Un rincón al que llegó tras otra “revolución”. Casado y con dos hijas, vivió del teatro, de dar masajes y de tallar madera, hasta que emprendió la Ruta para recomponer “su vida”. Y este transitar trajo consigo un nuevo proyecto, basado en una idea muy extendida en Italia: montar una asociación con burros para ayudar a niños, personas con discapacidad…

PASO A PASO
Si sus vidas no se hubieran trastocado, no se habrían conocido. Confiesan que muchas veces se lo plantean y agregan que ambos tienen muy interiorizada una frase, la que Baccarin escribió en el albergue de Estella el día que se conocieron: “Cada encuentro es un encuentro consigo mismo”.
El viaje que estos días les lleva a atravesar Navarra lo comenzaron el pasado mes de julio en Italia y, tras cruzar Francia, confían en llegar en dos meses a Santiago. De ser así, contraerán matrimonio y volverán a Italia para seguir con su proyecto de la asociación de los burros.
Según los cálculos que manejan, avanzan 100 kilómetros por semana, siempre pendientes de Antonella y Neroné, los burros, que son madre e hijo, y de Pedro, el perro. “En Italia y aquí no paraban de hacernos fotos y de preguntarnos cosas, en Francia, no tanto”, recuerdan y concretan que duermen a diario junto a sus animales, en su tienda de campaña.
Lo suyo es andar y andar, “una droga”. Y entre sus pasos, se cuela la hospitalidad de la gente, la fidelidad y la sabiduría de sus animales, el apoyo mutuo y el respaldo de los suyos, que ascienden a más de 1.000 seguidores en su página de Facebook: A passo lento desde Italia a Santiago.

No hay comentarios:

Publicar un comentario