Naruhito, el príncipe sensorial
Es increíble lo que pueden dar de sí ochocientos
metros escasos. Fue bajarse del coche en la parroquia compostelana de
Lavacolla y al príncipe de Japón, Naruhito, le asaltaron las
sensaciones. «¿Qué es ese olor? ¿Qué pájaros son esos que cantan?». El
ilustre visitante, que pisó la ruta jacobea en el tramo que discurre
entre Noval y A Esquipa, en el término municipal de Santiago, acribilló a
preguntas al presidente de la Xunta, que salió del trance como pudo. El
olor, al parecer, era eucalipto; lo del pájaro cantor ya se presentaba
más complicado, sobre todo con el helicóptero de la Policía Nacional
atronando el cielo.
A Naruhito lo acompañaron en el paseo el
delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez; la ministra de Fomento,
Ana Pastor; el alcalde de Santiago, Ángel Currás; y una nutrida
comitiva de autoridades y periodistas nipones.
El heredero aprovechó el paseo para tirar de
cámara y, como buen aficionado, retratar todo lo que se le puso a tiro.
En el bolsillo de su chaqueta de color crema guardaba una pequeña Nikon,
con la que inmortalizó a sus compañeros de peregrinación. Pero se trajo
también una Canon más profesional destinada, exclusivamente, a los
paisajes.
La ropa de los peregrinos, la vieira, el báculo de los
caminantes... el visitante se fijó en todo y preguntó por todo. Pero eso
no quiere decir que no viniera con los deberes hechos: sabía
perfectamente, y así se lo hizo saber a Feijoo, que Mariano Rajoy nació
«a unos 150 metros de la catedral de Santiago».
Su Alteza Imperial le contó al presidente gallego
que pisó tierras compostelanas hace veintiocho años. Y que ya entonces
le llamó la atención lo parecidos que son los tonos verdes de Galicia y
de su país. «No creo que sea yo el único japonés que sienta nostalgia
cuando está en estas tierras», dijo.
Aunque lo de ayer fue una peregrinación de fogueo, Naruhito
explicó que se ha hecho ya tres tramos del Kumano Kodo, una vía que
discurre por la mitad inferior de la península de Kii, en Japón.
Finalizado el paseo, el séquito se dirigió al mirador del Monte do Gozo,
desde donde el príncipe pudo fotografiar Compostela desde las alturas a
placer. Poco antes de las dos y media de la tarde, los cincuenta
músicos de la Banda de Gaitas de la Diputación de Pontevedra, a las
órdenes de Hipólito Cabezas, recibieron al ilustre visitante en la Praza do Obradoiro.
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