La pujanza del Camino no tiene marcha atrás, según el arzobispo Barrio
«El fenómeno del Camino de Santiago no parece
tener vuelta atrás», resalta el arzobispo Julián Barrio, que destaca la
pujanza y consolidación del evento secular de las peregrinaciones, a la
vista de los datos de afluencia ascendiente de peregrinos. El hecho de
que el próximo Xacobeo se sitúe aún a mucha distancia no impide que sean
cada vez más los romeros que aprovechan un hueco en su vida para
acercarse a Santiago.
El año pasado fueron 215.800 los peregrinos
procedentes de 156 nacionalidades que llegaron a Compostela desde
distintos puntos del mundo. La mayoría de ellos iniciaron su andadura en
Saint Jean Pied de Port o, más cerca, en el municipio lucense de
Sarria. Ese doce por ciento más que el año anterior es saludado con
alborozo por la institución eclesiástica. «Supone una buena noticia que
nos ha de motivar a la hora de acogerles conforme a los criterios de la
nueva evangelización en la que estamos comprometidos», dice Barrio.
El alza de las peregrinaciones a Santiago es una
constante en los últimos años, de forma que los datos de todo un año
santo como el del 2004 han quedado muy atrás en un año corriente y
supuestamente anodino como el 2013. El hecho es que el nuevo año se
inicia de forma bastante esperanzadora, puesto que en los primeros
cuatro días de este año la oficina del peregrino selló 171 compostelas.
Y entre los que culminaron la ruta hay coreanos y
chinos, lo que ratifica el signo de universalidad del Camino de
Santiago. La senda francesa es la más transitada por los romeros, pero
en estos primeros días se evidencia también la vitalidad de los caminos
portugués y primitivo.
Año Santo
Esta claro que un Año Santo es el marco jacobeo
por excelencia, un año donde «se acentúa el carácter festivo y alegre
que supone esta ruta, pero en esta Archidiócesis sabemos que lo
importante es el día a día».
Las peregrinaciones tienen fundamentalmente una
vertiente religiosa, pero el elemento turístico y el cultural motivan
también muchas de las caminatas por los distintos caminos. Y la propia
ciudad se beneficia de la repercusión económica de la estancia en
Compostela de las riadas de visitantes.
No obstante, la Iglesia santiaguesa tiene una
visión clara del hecho de las peregrinaciones. «Nuestra preocupación va
más allá del hecho turístico y cultural», subraya el arzobispo, quien
resalta que la peregrinación tiene que ver «con los sentimientos más
profundos del ser humano, y quienes la llevan a cabo tienen derecho a
que les sea facilitado un camino de conversión y de encuentro con el
amor de Dios. Esa es la misión de la Iglesia».
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