Santiago.- El próximo domingo se celebra el Día del Apóstol Santiago y ello conlleva que el presente sea un Año Santo, nada menos que el que hace el número 119.
Fue en 1122 cuando un privilegio con el que la Iglesia de Compostela fue distinguida por el Papa Calixto II estableció la celebración de los Años Santos compostelanos.
La concesión quedó sancionada en 1179 por la Bula “Regis Aeterni”, promulgada por el Papa Alejandro II y quedó así establecido que los Años Santos Compostelanos serían aquellos en los que coincidiese en domingo el día 25 de julio, festividad del martirio del Apóstol Santiago.
Esa circunstancia se sucede cíclicamente con un ritmo de 6-11-6-5 años.Estos datos históricos están en el origen de un impulso de peregrinación que continúa, en unos casos en busca de la fe o a partir de ésta, en otros en busca del lugar donde se pone el sol y casi siempre en busca del reencuentro con uno mismo.
Lo cierto es que se trata de uno de los fenómenos religiosos, espirituales y culturales de mayor duración que registra la historia, el de los caminantes que recorren la llamada Senda de las Estrellas, que para unos acaba en la Catedral santiaguesa y para otros en el remoto Finisterre.
Fue en 1122 cuando un privilegio con el que la Iglesia de Compostela fue distinguida por el Papa Calixto II estableció la celebración de los Años Santos compostelanos.
La concesión quedó sancionada en 1179 por la Bula “Regis Aeterni”, promulgada por el Papa Alejandro II y quedó así establecido que los Años Santos Compostelanos serían aquellos en los que coincidiese en domingo el día 25 de julio, festividad del martirio del Apóstol Santiago.
Esa circunstancia se sucede cíclicamente con un ritmo de 6-11-6-5 años.Estos datos históricos están en el origen de un impulso de peregrinación que continúa, en unos casos en busca de la fe o a partir de ésta, en otros en busca del lugar donde se pone el sol y casi siempre en busca del reencuentro con uno mismo.
Lo cierto es que se trata de uno de los fenómenos religiosos, espirituales y culturales de mayor duración que registra la historia, el de los caminantes que recorren la llamada Senda de las Estrellas, que para unos acaba en la Catedral santiaguesa y para otros en el remoto Finisterre.
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