El Camino de Santiago está hecho un desastre en Compostela y quieren negarlo
Por Cristóbal Ramírez
Red Natura del río Tambre. Hasta los niños saben que, se elija cual se elija, la entrada en Compostela de los Caminos de Santiago es lamentable: cemento puro, falta de señalización, calles sin sentido ni actual ni histórico, ejemplos feístas y de urbanismo especulativo por todas partes… penoso.
Por Cristóbal Ramírez
Red Natura del río Tambre. Hasta los niños saben que, se elija cual se elija, la entrada en Compostela de los Caminos de Santiago es lamentable: cemento puro, falta de señalización, calles sin sentido ni actual ni histórico, ejemplos feístas y de urbanismo especulativo por todas partes… penoso.
Si se prefiere el Francés, todavía peor: más de 200.000 personas entrárán a Santiago por una vulgar acera, sorteando coches, sin señales y el auténtico Camino, que sí está señalizado, lo ocupan los coches como aparcamiento. Sólo el sentido que le da la Iglesia católica permite salvar este año santo que roza el ridículo excepto en actividades musicales. Una broma pesada, vaya. Y el que no esté de acuerdo, que haga los 10 últimos kilómetros y luego que cuente.
Conozco la Ruta -las Rutas- jacobeas desde hace varias décadas, tengo varios libros publicados y desde 1993 presido la Asociación de Periodistas del Camino de Santiago. Por lo tanto, y con permiso excepcional de la humildad danesa de la que siempre intento hacer gala, sé de lo que hablo. O al menos sé lo suficiente para no comulgar con las ruedas de molino como pretenden que haga dos ciudadanos que si tuvieran un mínimo de vergüenza se irían a sus casas: el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y y el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Industria, Antonio Tajani. Uno y otro recorrieron ayer esos últimos kilómetros y, en vez de reconocer lo evidente, se dedicaron a lanzar flores. O lo que es lo mismo, a engañar a los ciudadanos que les pagan -les pagamos- sus nóminas.
Está muy bien que el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, quiera promocionar el Camino de Santiago en los períodos comprendidos entre los años jacobeos. Lógico y para eso cobra su nómina. Pero quizás ignore que la Xunta de Galicia no ha concedido ni un solo euro a la magna obra Gran Enciclopedia del Camino de Santiago, editada por Bolanda, la primera iniciativa recopilatoria que se toma en la Historia después del Códice Calixtino. Eso sí, de vez en cuando se deja caer algún rapero por Santiago financiado por el Xacobeo.
Conozco la Ruta -las Rutas- jacobeas desde hace varias décadas, tengo varios libros publicados y desde 1993 presido la Asociación de Periodistas del Camino de Santiago. Por lo tanto, y con permiso excepcional de la humildad danesa de la que siempre intento hacer gala, sé de lo que hablo. O al menos sé lo suficiente para no comulgar con las ruedas de molino como pretenden que haga dos ciudadanos que si tuvieran un mínimo de vergüenza se irían a sus casas: el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y y el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Industria, Antonio Tajani. Uno y otro recorrieron ayer esos últimos kilómetros y, en vez de reconocer lo evidente, se dedicaron a lanzar flores. O lo que es lo mismo, a engañar a los ciudadanos que les pagan -les pagamos- sus nóminas.
Está muy bien que el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, quiera promocionar el Camino de Santiago en los períodos comprendidos entre los años jacobeos. Lógico y para eso cobra su nómina. Pero quizás ignore que la Xunta de Galicia no ha concedido ni un solo euro a la magna obra Gran Enciclopedia del Camino de Santiago, editada por Bolanda, la primera iniciativa recopilatoria que se toma en la Historia después del Códice Calixtino. Eso sí, de vez en cuando se deja caer algún rapero por Santiago financiado por el Xacobeo.
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