jueves, 11 de abril de 2013

Historias del Camino

LA FLECHA AMARILLA, FLECHA DE LA SOLIDARIDAD

Bajo la flecha amarilla no figura logo alguno, ni de empresas ni de instituciones: su único patrocinador ha sido la solidaridad. Por eso es una marca sencilla, sin pretensiones, elaborada con pintura barata de un modesto amarillo que no ha querido hacerse de oro en ese gran negocio colectivo que tienta todo lo vinculado con la Ruta Xacobea. Simplemente está ahí, trazada no se sabe por quién, en todos aquellos lugares donde los peregrinos corren riesgo de despiste.
Elías Valiña, cura de O Cebreiro, fue el inventor de la marca, pero lejos de reclamar derechos de autor, los suyos han recibido como herencia la obligación de mantener la flecha. Pilar A. Valiña (Sarria, 1955), su sobrina, habla orgullosa de ese legado: "En sus últimas voluntades, pidió a la familia que nos encargásemos de la señal". Y así lo hacen, con la colaboración de las asociaciones de amigos del Camino. http://agapecampus.files.wordpress.com/2008/04/caminoarrow2007.jpg
Elías Valiña fue destinado como párroco a O Cebreiro en 1958. El sacerdote llegó a una casa rectoral en muy mal estado que hacía las veces de hospedería, y oficiaba en un templo con suelo de madera. Valiña hizo la tesis sobre el Camino de Santiago, lo que despertó su interés por la ruta.
Elías Valiña impulsaba cambios desde la aislada Pedrafita que se extendían a toda la ruta. En sus conversaciones con los peregrinos, recibía quejas sobre lo difícil que era no perderse, por lo que decidió tomar cartas en el asunto. Compró a bajo precio pintura sobrante de las obras de señalización de carreteras, cargó los botes en su coche un dos caballos Citroën y partió hasta Roncesvalles, (de ahí el color amarillo). Luego, desde Saint Jean Pied de Port, regresó por el Camino Francés, parando en todos aquellos lugares donde uno podía dudar y tomar la senda equivocada. En ellos, pintaba una flecha amarilla, volviendo todos los años a hacer el viaje para repasar las marcas.
Durante años, Elías Valiña dedicó todos sus esfuerzos al Camino. De su mano nacieron muchas asociaciones de amigos del Camino, que hoy colaboran en la conservación de la flecha amarilla. Pero han surgido, además, los que no colaboran: la flecha ha sido víctima de la picaresca, y no falta quien imita la señal cambiando la dirección para desviar a los caminantes a mesones y hospedajes.
La flecha amarilla se convirtió en el símbolo de los peregrinos del Camino de Santiago y hoy podemos verla en muchos lugares de Europa, por donde pasa un Camino hacia Santiago.

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