LA FLECHA AMARILLA, FLECHA DE LA SOLIDARIDAD
Bajo la flecha amarilla
no figura logo alguno, ni de empresas ni de instituciones: su único
patrocinador ha sido la solidaridad. Por eso es una marca sencilla, sin
pretensiones, elaborada con pintura barata de un modesto amarillo que no
ha querido hacerse de oro en ese gran negocio colectivo que tienta todo
lo vinculado con la Ruta Xacobea. Simplemente está ahí, trazada no se
sabe por quién, en todos aquellos lugares donde los peregrinos corren
riesgo de despiste.
Elías Valiña,
cura de O Cebreiro, fue el inventor de la marca, pero lejos de reclamar
derechos de autor, los suyos han recibido como herencia la obligación
de mantener la flecha. Pilar A. Valiña (Sarria, 1955), su sobrina, habla
orgullosa de ese legado: "En sus últimas voluntades, pidió a la familia
que nos encargásemos de la señal". Y así lo hacen, con la colaboración
de las asociaciones de amigos del Camino.
Elías Valiña
fue destinado como párroco a O Cebreiro en 1958. El sacerdote llegó a
una casa rectoral en muy mal estado que hacía las veces de hospedería, y
oficiaba en un templo con suelo de madera. Valiña hizo la tesis sobre
el Camino de Santiago, lo que despertó su interés por la ruta.
Elías Valiña
impulsaba cambios desde la aislada Pedrafita que se extendían a toda la
ruta. En sus conversaciones con los peregrinos, recibía quejas sobre lo
difícil que era no perderse, por lo que decidió tomar cartas en el
asunto. Compró a bajo precio pintura sobrante de las obras de
señalización de carreteras, cargó los botes en su coche un dos caballos
Citroën y partió hasta Roncesvalles, (de ahí el color amarillo). Luego,
desde Saint Jean Pied de Port, regresó por el Camino Francés, parando en
todos aquellos lugares donde uno podía dudar y tomar la senda
equivocada. En ellos, pintaba una flecha amarilla, volviendo todos los
años a hacer el viaje para repasar las marcas.
Durante años, Elías Valiña
dedicó todos sus esfuerzos al Camino. De su mano nacieron muchas
asociaciones de amigos del Camino, que hoy colaboran en la conservación
de la flecha amarilla. Pero han surgido, además, los que no colaboran:
la flecha ha sido víctima de la picaresca, y no falta quien imita la
señal cambiando la dirección para desviar a los caminantes a mesones y
hospedajes.
La flecha amarilla se convirtió en el símbolo de los peregrinos del
Camino de Santiago y hoy podemos verla en muchos lugares de Europa, por
donde pasa un Camino hacia Santiago.
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