La peregrina rescatada en Fisterra pretende denunciar al Concello
La peregrina alemana Lena Waterfeld,
de 25 años, que se perdió en Padrís (Fisterra) el mes pasado y tuvo que
ser rescatada en helicóptero pretende formular una reclamación
patrimonial contra el Concello, debido a que atribuye a la mala señalización y la falta de mantenimiento del Camino el hecho de que se perdiera cuando se dirigía a Muxía.
Su abogado, Alejandro López, explica que la normativa legal en España implica que para que a una persona en peligro se le cobre su rescate debe demostrarse una negligencia manifiesta por su parte. Sin embargo, el decreto que regula la materia en Galicia,
aprobado en el 2012 después de la tragedia del Orzán, en la que
murieron tres policías y un estudiante, especifica que la Administración
puede exigir el pago cuando la solicitud de asistencia sea voluntaria,
se estén practicando deportes de riesgo o el incidente se produzca en
una zona de acantilados.
«Con esto cabe prácticamente todo, es como decir
te vamos a cobrar sí o sí», señala el letrado que está preparando las
acciones legales para defender a su cliente. «Por lo de pronto, vamos a
solicitar un aplazamiento del pago y esperemos que la Xunta nos la
conceda porque se trata de una estudiante que no tiene un duro. Luego,
tenemos hasta el 1 de octubre, para interponer recurso de reposición,
que lo haremos. También estamos viendo la forma de exigir la
responsabilidad patrimonial porque la Ley de Bases de Régimen local es
clara: el mantenimiento de los caminos y senderos corresponde a los
ayuntamientos, a no ser que tengan contratos al respecto con otras
administraciones o con empresas de servicios», resume López.
Estas medidas llegan después de que el pasado día
1 de septiembre la joven recibiese una factura de 4.803,33 euros por
los gastos ocasiones en dos horas y once minutos de vuelo del
helicóptero Pesca I desde el que fue rescatada en Padrís.
Lena Waterfeld (Fráncfort, 1989) se recuperaba ayer del susto. La joven se quedó al borde de un acantilado, tuvo que ser rescatada en plena noche por el Pesca I y fue trasladada al hospital de Cee. Por suerte no sufrió heridas. Con un perfecto castellano relata lo ocurrido.
-¿Cómo se encuentra?
-Sigo un poco en estado de shock, pero me voy recuperando.
-¿Qué pasó?
-Salí de Fisterra sobre las cuatro de la tarde
tras dar un paseo por una playa. Cogí la mochila, que pesa veinte kilos,
y me puse a caminar en dirección a Muxía.
-¿Es la primera vez que hace el Camino?
-Sí, salí de Bilbao hace un mes y me apetecía hacer el Camino.
-¿Y qué pasó?
-Me metí por un camino de pescadores. Seguí la
senda y luego me encontré un letrero que ponía mirador de no sé que. Me
fui metiendo más hacia la costa. No había señal alguna. Cuando me di
cuenta estaba al borde del acantilado, desorientada y sin saber cómo
salir. Además era de noche.
-¿Estaba nerviosa?
-Sí claro, y eso que yo soy muy aventurera, pero lo pasé muy mal.
-¿Qué hizo entonces?
-Tenía el móvil con la batería cargada y llamé al
112. Me pidieron que activase el GPS para geolocalizarme pero no tenía
cobertura.
-Hasta tuvo que ser rescatada en helicóptero.
-Por tierra era imposible, era noche cerrada. Por mar un marinero vio la luz que yo ponía y dio indicaciones al piloto.
-¿Fue complicado su rescate?
-Había viento y el helicóptero se movía mucho por
las turbulencias. Tuvimos que dejar la mochila en el acantilado y ahora
vengo de recuperarla con Protección Civil de Fisterra.
-¿Piensa completar su viaje?
-No lo sé, me lo estoy pensado. Aunque el año que viene quiero hacer el Camino francés.
El drama humano no tiene compensación económica, pero
los rescates tienen un coste. Esta cuestión también se plantea en el
caso del joven montañero coruñés que participaba en una carrera de
aventura en los Picos de Europa y en el de la peregrina alemana perdida
en Fisterra hace unos días. En el caso del primero, que participaba en
una prueba regulada en Castilla y León, la Guardia Civil -los tres
fallecidos eran del equipo de rescate de montaña de ese cuerpo- es
clara: «Somos un servicio público. Una operación de rescate en montaña
no es algo por lo que se cobre, como tampoco se aplica una tasa cuando
se va a un accidente de tráfico», dicen fuentes de ese organismo. Eso no
quita que no tenga un coste para las arcas públicas.
Un caso diferente es el de la peregrina Lena Waterfeld,
a la que la Xunta reclama 4.600 euros por el operativo de rescate que
la transportó desde el acantilado de Padrís hasta el hospital Virxe da
Xunqueira. Esta se había perdido cuando hacía la ruta entre Muxía y
Fisterra, como ha ocurrido este verano a más de un peregrino. Para
rescatar a la joven se movilizaron Protección Civil de Cee y Fisterra,
Policía Local, una lancha de Salvamento y el helicóptero Pesca I.
Y tras el rescate, de acuerdo con el decreto del
13 de junio de la Consellería de Medio Rural, dicho departamento de la
Xunta le envío la factura. Ahí es donde están marcadas las tarifas que
se aplican en el caso de tener que movilizar los servicios de
guardacostas. Por una hora de uso del helicóptero, por ejemplo, la Xunta
cobra 2.200 euros, lo mismo que por usar durante un día una embarcación
de 18 metros de eslora. En cambio, por una hora de trabajo de un
efectivo humano son 37 euros.
«Las tarifas no tienen afán recaudatorio»
«Las tarifas no tienen afán recaudatorio porque,
por ejemplo, calculamos que mover una hora un medio aéreo sale en unos
6.000 euros. Lo que pretende es ser una medida disuasoria», indican
desde Medo Rural. De hecho, añaden, ni los trabajadores del mar ni
cualquiera cuya vida corra peligro pagará ninguna tasa.
Pero la joven alemana no es la única a la que han
pasado la cuenta. Desde que en el 2012 se aprobó la norma, la
Consellería de Medio Rural ha facturado por el uso de los efectivos de
guardacostas un total de 142.299 euros, correspondientes a 46
intervenciones, entre las que no está incluida la de la alemana.
La casuística es de lo más variada. Desde buques
que tienen que ser remolcados desde alta mar hasta cruceristas que han
de ser evacuados de los barcos al encontrarse indispuestos. En ese
último caso, la factura no va al rescatado directamente, sino a la
empresa del crucero para que se encargue del abono la póliza
correspondiente. El que tuvo que abonar también una factura importante a
la Xunta fue el piragüista que hace un año desapareció en una regata de
kayak en la ría de Viveiro.
Pero Galicia no es la única comunidad que pasa la
factura en el caso de una negligencia. También lo hacen Castilla y
León, Asturias, Canarias, País Vasco...
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