Críticas por la restauración de la iglesia de Fisterra
La restauración de Santa María das Areas, en
base a unas fotos del interior que corren como la pólvora por las redes
sociales en Fisterra, ha desatado una oleada de indignación en la
localidad, que augura un serio conflicto al respecto. El motivo
fundamental es que los arcos de la nave central, antes de cantería
vista, y la bóveda de la Capela do Cristo lucen un color aguamarina que
genera rechazo, burlas e incluso que algunas personas estén pensando ya
en actos de protesta.
Entre los más críticos destacan los exportavoces del
BNG, Modesto Fraga y Germán Martínez, que han abierto sendos hilos en
sus páginas de Facebook que han superado ya el centenar de comentarios,
cada cual más indignado que el anterior.
«A igrexa dos Pitufos», «unha vergoña», «que falta de respeto» o «unha verdadeira porcallada», son algunos de los calificativos que recibe la actuación. El propio Fraga cuestiona: «¿De
que vas, Portela? Esta barbaridade custa 300.000 euros? Cargarse nove
séculos de patrimonio románico cunha capa de pintura barata é propio de
mediocres, non de arquitectos de prestixio. Que decepción, paisano»,
opina el exedil, que recuerda que él defendió políticamente muchos de
los proyectos desarrollados por el arquitecto en la localidad.
En la misma línea, Martínez Traba, señaló: «Señores
e señoras, con todos vostedes, dos creadores da restauración do Ecce
Homo de Borgia... o Cristo que fixeron en Fisterra. ¡Que atentado. Miña
nai do ceo!», al tiempo que preguntaba si a los responsables les faltó «humiladade» o les sobró «mediocridade».
«Absurdo»
Más comedido, pero igualmente crítico el exalcalde,
José Manuel Traba, que negoció con la Xunta la concesión de esta obra,
prefiere ver el resultado antes para tener una opinión más formada, pero
le parece «absurdo» que optasen por pintar las zonas reseñadas. A su
juicio la única justificación para algo así es que se tratasen de
proteger restos existentes de pinturas góticas, pero en el caso de la
Capela do Cristo, carece aún más de sentido porque no había tal. Incluso
considera que hubiese sido mejor recubrir los arcos de la entrada con
artesonados como los que ya había en su día.
Por otra parte, Traba señala que él asistió a varias
reuniones sobre este proyecto y en ningún momento le informaron -al
menos el no tuvo constancia- de que se iba a llevar una actuación de
este tipo en los arcos, para la que no encuentra explicación. Sí
recuerda que hay antecedentes de que la iglesia estuviese caleada «porque iso era algo que se facía en moitos sitios, máis que nada por cuestións sanitarias, porque se enterraba dentro», pero, si no le falla la memoria, se repicó la piedra en la época en la que estaba de párroco Juan Bueno.
Frente a estas opiniones, el actual regidor, José
Marcote, hace un llamamiento a «ser precavidos» porque la obra todavía
no está entregada, y cabe presuponer que «a xente experta sabe o que fai».
De no ser así, llegado el momento, ya se pedirán responsabilidades.
Cree que, si en algún momento histórico la iglesia estuvo así, aunque
ahora parezca raro después de tantos años acostumbrados a verla de otra
manera, será que en la restauración se tienen en cuenta criterios de «rigurosidade» histórica.
También llama a la cautela el presidente de la
asociación de vecinos Costa da Morte, José Fernando Carrillo, para quien
«todos los cambios al principio generan discrepancias», con lo que
prefiere que antes de tomar posición de una manera airada se escuchen
los argumentos de los profesionales.
Por su parte, el arquitecto César Portela, que no
tenía constancia de la polémica suscitada, tampoco quiso pronunciarse al
respecto. Recalcó que la obra está todavía sin recibir y que, en el
momento que se entregue, será la ocasión para explicar cuestiones de
carácter técnico.
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