Medio siglo recordando una batalla legendaria viernes, 14 de agosto de 2015
Se cumplen 50 años del diseño del
monumento a Roldán, en el puerto de Ibañeta, realizado por Cándido
Ayestarán, según ha descubierto ahora el Archivo de la Administración
"Muerto está mi sobrino, el bueno de don Roldán, y veo una cosa que nunca vi tan grande: era yo quien debía morir y vos salvaros. (…) Pues si vos estáis muerto, Francia poco vale” es el lamento de Carlomagno recogido en el fragmento de la Canción de Roncesvalles conservado en el Archivo Real y General de Navarra y que narra el resultado de la batalla acaecida en dicho lugar, según la tradición, el 15 de agosto del año 778.
Unos hechos magnificados siglos después por la Chanson de Roland, paradigma de la literatura épica medieval, y que también son recordados por el monumento a Roldán emplazado en el puerto de Ibañeta y diseñado, hace ahora 50 años, por el entonces responsable de la Dirección de Arquitectura de la Diputación Foral de Navarra, Cándido Ayestarán.
Así lo ha descubierto ahora el Archivo de la Administración al reorganizar, digitalizar y catalogar los mapas y planos que custodia. Hasta el momento se conocía el autor de la cercana ermita de San Salvador, José Yárnoz Orcoyen, pero no la del monumento al sobrino de Carlomagno.
El porqué de este monolito parece estar ligado a los proyectos de desarrollo turístico de los Pirineos impulsados en aquella época y a la candidatura del Ayuntamiento de Valcarlos al Premio de embellecimiento de los pueblos de España convocado por el Ministerio de Información y Turismo en 1965.
De hecho, este ayuntamiento solicitó a la Institución Príncipe de Viana la restauración de la ermita medieval de San Salvador, pero su deterioro extremo debió impulsar la edificación de una nueva, inaugurada el 25 de julio de 1965, día de Santiago, con la actuación de los Bolantes de Valcarlos.
Sin embargo, la construcción del monumento a Roldán se retrasó dos años más debido a una demora en la tramitación administrativa. Su coste fue de 100.692 pesetas, de las que 15.600 correspondieron a las desaparecidas mazas y espada (robadas en 2005). El arquitecto Ayestarán, autor del proyecto, encargó la elaboración del monolito de granito, la instalación y la jardinería del entorno a CYDE, Empresas Reunidas S.L.
A comienzos de noviembre de 1967, según atestiguan los documentos albergados en el Archivo de la Administración, la Diputación Foral pagó el montante del monumento y los honorarios de la dirección de obra, lo que permite suponer que en esa fecha ya estaría instalado en su actual emplazamiento.
Una batalla legendaria
Aunque se le conoce como Batalla de Roncesvalles, parece que históricamente no pasó de ser una escaramuza en la que tribus de vascones, tal vez apoyadas por musulmanes, atacaron a la retaguardia del ejército carolingio comandada por Roldán.
Unos meses antes, Carlomagno había atravesado el Pirineo para apoyar la sublevación de diversos cabecillas musulmanes de la cuenca del Ebro contra el emir cordobés Abd al-Rhaman I a cambio de recibir la plaza de Zaragoza. Como fracasó la entrega de esta ciudad, las tropas francas se retiraron por suelo navarro, desmantelaron el recinto amurallado pamplonés y su retaguardia sufrió la emboscada mencionada cuando atravesaba un desfiladero, en la que perdió la vida Roldán, sobrino del rey franco.
Desde entonces, el nombre de Carlomagno, evocado entonces en el collado de Ibañeta por una cruz, la cruz de Carlos, ha quedado asociado a este entorno. No solo la localidad de Valcarlos tomó de él su nombre (Valle de Carlos), sino que, además, según la tradición, la capilla del Espíritu Santo o Silo de Carlomagno, considerado el edificio más antiguo del entorno de la Colegiata de Roncesvalles, sería el templo alzado por el rey franco para servir de enterramiento y recuerdo a sus hombres muertos en la batalla de 778. Sin embargo, como señala la Gran Enciclopedia Navarra, “no existen indicios arquitectónicos que permitan adelantar la construcción de este templo más allá del siglo XII”.
Aunque se le conoce como Batalla de Roncesvalles, parece que históricamente no pasó de ser una escaramuza en la que tribus de vascones, tal vez apoyadas por musulmanes, atacaron a la retaguardia del ejército carolingio comandada por Roldán.
Unos meses antes, Carlomagno había atravesado el Pirineo para apoyar la sublevación de diversos cabecillas musulmanes de la cuenca del Ebro contra el emir cordobés Abd al-Rhaman I a cambio de recibir la plaza de Zaragoza. Como fracasó la entrega de esta ciudad, las tropas francas se retiraron por suelo navarro, desmantelaron el recinto amurallado pamplonés y su retaguardia sufrió la emboscada mencionada cuando atravesaba un desfiladero, en la que perdió la vida Roldán, sobrino del rey franco.
Desde entonces, el nombre de Carlomagno, evocado entonces en el collado de Ibañeta por una cruz, la cruz de Carlos, ha quedado asociado a este entorno. No solo la localidad de Valcarlos tomó de él su nombre (Valle de Carlos), sino que, además, según la tradición, la capilla del Espíritu Santo o Silo de Carlomagno, considerado el edificio más antiguo del entorno de la Colegiata de Roncesvalles, sería el templo alzado por el rey franco para servir de enterramiento y recuerdo a sus hombres muertos en la batalla de 778. Sin embargo, como señala la Gran Enciclopedia Navarra, “no existen indicios arquitectónicos que permitan adelantar la construcción de este templo más allá del siglo XII”.
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