Un mapa británico de 1190 sitúa Santiago como «final de la Historia»
Nuevas investigaciones relacionan el pórtico de la Gloria con el Apocalipsis
Para los romanos, Galicia era el fin del mundo
conocido. En la Edad Media, una interpretación teológica la situaba en
otro final, el de la Historia. Pensadores como Hugo de San Víctor
afirmaban que el tiempo había comenzado en el este -donde se situaba el
Paraíso- y que el discurrir de la humanidad se desplazaba hacia el
oeste, donde se producirían los acontecimientos del final de los
tiempos. Algunos mapamundis medievales reflejan esta concepción: el
conocido como mapa de Sawley, fechado en 1190 en las islas británicas,
coloca en el confín de Occidente a Hispania y, dentro de ella, otorga un
lugar preeminente al dibujo de una catedral, con una clara
identificación, Galicia.
Esta vinculación del templo compostelano con el
Apocalipsis forma parte de las investigaciones que presentará mañana en
una jornada divulgativa en el Paraninfo de la USC (18.15 horas, entrada
libre) Francisco Prado-Vilar, coordinador del Programa Catedral de
Santiago, promovido por las fundaciones Barrié y Catedral. Prado-Vilar
también es el director científico del programa de becas Andrew W.
Mellon, entidad norteamericana que aporta 396.000 dólares durante tres
años para el desarrollo de investigaciones en torno a la basílica:
mañana seis becados también expondrán sus proyectos, que abordan
aspectos del pórtico de la Gloria desde la policromía o la iconografía, a
cuestiones musicológicas o litúrgicas.
Precisamente, el pórtico ocupa un lugar central
en las investigaciones del propio Prado-Vilar, de cuyas novedades dará
cuenta mañana. Para este especialista, el libro del Apocalipsis contiene
«claves fundamentales para entender aspectos hasta ahora desconocidos
del pórtico», según avanza en un artículo científico. La vinculación de
la obra maestra compostelana con el juicio final se fue perdiendo con
las sucesivas modificaciones que culminaron con la fachada del Obradoiro
en el siglo XVIII. Prado-Vilar se vale de elementos como las figuras de
Enoc y Elías, testigos del Apocalipsis, que una vez formaron parte del
pórtico para reconstruir su visión escatológica original.
Enoc y Elías, cuyas esculturas fueron retiradas
del templo hace siglos para instalar una puerta, permanecieron en una de
las homilías del Liber Sancti Iacobi, compuesta para la celebración de
la traslación del Apóstol, así como en manuscritos iluminados o en mapas
como el de Hereford. En el de Sawley, cuatro ángeles rodean el mundo
con gestos de advertencia. Esta representación, contemporánea del
pórtico, es especialmente valiosa porque coloca la catedral compostelana
en el confín de los tiempos. El mapa tiene en su parte superior el
Paraíso, con sus cuatro ríos, y trazando una línea vertical se pasa por
hitos de la humanidad como la ciudad que fundó Caín, la torre de Babel,
Jerusalén y Roma, para llegar, finalmente, a Santiago. Se entendía que
como la civilización ya había alcanzado los límites de Occidente, el
final estaba próximo. A quien seguía físicamente el mapa hasta llegar a
Compostela, el pórtico le anunciaba que «el final de su camino también
era el final de la Historia».
En sus investigaciones, Francisco Prado-Vilar, de
la Universidad de Harvard, también dedica su atención al maestro Mateo,
quien a través de la escultura de su figura en el pórtico y la
inscripción en el dintel que recoge su nombre como director de las
obras, se vincula con el sapiens architectus que invocaba San Pablo en
una carta a los corintios: el arquitecto sabio que construye los
cimientos del templo que luego cada cristiano construye en su alma.
Esta concepción también concurre en cómo se
representa a sí mismo el maestro Mateo: la mano en el centro del pecho,
donde se situaba simbólicamente el corazón, tiene una doble lectura.
Una, el mencionado reflejo del templo que levanta un cristiano en su
corazón; la otra se relaciona con las teorías medievales sobre el
proceso creativo, ya que «se consideraba que el corazón era el órgano en
el que operaba la phantasia, la facultad para generar imágenes mentales
en respuesta a la enargeia (capacidad evocadora) de las descripciones
de un texto».
«El retrato del maestro Mateo, por lo tanto, nos
muestra al arquitecto como un creador intelectual que, gracias a su
sabiduría, devoción y entendimiento profundo de las Sagradas Escrituras,
consigue acceder a un modo de visión espiritual que luego se refleja en
su obra», describe Prado-Vilar. Ese mirar «con los ojos del corazón» se
relaciona a su vez con un modo de visión espiritual conectado con el
Apocalipsis, clave en toda la concepción del pórtico de la Gloria: desde
el «final de la Historia», Mateo mira hacia la eternidad.
Quizá no la eternidad, pero sí la posteridad,
admira su creación. Para Prado-Vilar, el pórtico debe calificarse como
«una propuesta visionaria de vanguardia, por diseño, ejecución y
efectos».
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