miércoles, 9 de julio de 2014

Historias del Camino

Un emocionante Camino con las cenizas de su mujer

En la imagen, posa con dos corazones en las manos.  - FOTO: A. Hernández
"Son muchos días, muchas horas... Ha sido un soliloquio constante con ella, son sentimientos muy potentes". Así define Ángel Medina sus sensaciones después de esparcir las cenizas de su mujer, María del Carmen Morales, fallecida en septiembre de 2013, a lo largo del Camino de Santiago. Pocas semanas después de la muerte de su esposa, Ángel viajó a Saint Jean Pied de Port para volver a recorrer los caminos que ya antes completara con María del Carmen. "Sentía la necesidad de hacerlo, hemos estado 44 años casados. Emprender este viaje, portando sus cenizas, ha sido muy emocionante. Pensé que son lugares a los que le habría gustado volver", afirma.
Ángel admite que haber extendido las cenizas de su mujer a lo largo del Camino fue un "compromiso emocionado" que adquirió consigo mismo tras la muerte de María del Carmen. "Le gustaba mucho el Camino y Santiago. Solíamos venir con frecuencia. Aunque vivíamos en Madrid, yo soy de Vigo y ella, de León, y nos gustaba mucho venir. Nuestro primer Camino fue precisamente desde León, coincidiendo con el primer año santo del nuevo milenio y del nuevo siglo, en 2004", afirma Ángel antes de añadir que la parte más bonita de este viaje ha sido "el hecho de poder jugar con ella, como cuando, por ejemplo, en algunos de los lugares más emblemáticos del recorrido abría la palma de la mano y dejaba volar las cenizas". Sobre la idea de esparcir los restos de su mujer en el Camino, Ángel comenta que si "las cenizas fueran semillas — como dicen sus nietos— los caminos estarían llenos de gardenias y camelias", las flores favoritas de María del Carmen.
Afirma que durante el Camino vivió momentos duros, tanto desde el punto de vista psicológico — "son muchas días solo, le das muchas vueltas a la cabeza, el sentimiento de pena que te invade, recuerdas los momentos que hemos pasado después de que le diagnosticaran un cáncer de estómago, en los que buscas los mejores especialistas, pero ves que el desenlace es cuestión de tiempo..."— como físico. En este último apartado, Ángel recuerda cuando en pleno recorrido sufrió una angina de pecho que "le obligó a tomarse un descanso en el trayecto hasta Compostela", un paréntesis en el viaje que aprovechó, añade, para viajar a otros dos lugares emblemáticos en la vida de ambos: Roma y Jerusalén. "Quise volver para esparcir las semillas de María del Carmen en estas dos ciudades históricas, extender sus restos en un lugar como el valle de Josafat fue muy emocionante", señala Ángel, quien enumera además un amplio abanico de lugares emblemáticos en el Camino en los que esparció las cenizas de su mujer, "desde cualquier rincón de la Ruta hasta El Santuario de A Virxe da Barca, en Muxía".
Después de completar este emocionado viaje hasta la ciudad del Apóstol, Ángel señala que este homenaje a su esposa no finalizará hasta que el próximo 16 de julio, coincidiendo con la festividad del Carmen, realice, acompañado por sus nietos, un recorrido simbólico desde el Monte do Gozo hasta la plaza del Obradoiro, que se prolongará posteriormente hasta la Costa da Morte, con el propósito, dice, de "lanzar sus cenizas a un nuevo mundo". Añade que ha vivido el viaje como "lo ha sentido" y dice que esta experiencia mezcla "religión y espiritualidad". Y concluye: "Si mis nietos quieren ver a su abuela no tienen que ir al cementerio, tienen que ir al Camino de Santiago".

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