jueves, 10 de julio de 2014

Testimonios Peregrinos

Pícaros en el Camino

Javier Guitián
Hace unos meses aproveché un par de días para hacer un pequeño tramo del Camino de Santiago, entre la Maragatería y el Bierzo. En uno de los pueblos de la ruta, un cartel daba la bienvenida al peregrino junto a otro que prohibía la publicidad verbal o escrita de los restaurantes del lugar. Supuse que se trataba de un acuerdo para evitar que la gente dirija a los caminantes hacia un determinado local, pero mi sorpresa fue grande cuando, de un coche aparcado bajo el cartel, salió una amable señorita que nos indicó, en contra de lo escrito, a qué local debíamos dirigirnos.
He recordado la cuestión al saber que falsos peregrinos pululan por el Camino de Santiago engañando a los caminantes para que acudan a determinados albergues. Al parecer, transitan en sentido contrario e informan de que determinado albergue está lleno y que deben dirigirse a otro. Ahora, he leído en el periódico que los mojones del Camino están empapelados con anuncios de uno de los albergues de la localidad de Sarria.
No hace falta recordar el potencial turístico y económico del Camino, pero buena parte de ese potencial está en la imagen, cada día más descuidada. He visto cobrar algo parecido a un pulpo a precio de oro y taxis al de limusinas, por citar solo dos ejemplos; me han contado que se multiplican los pícaros, falsos guías e informadores interesados; de seguir así pronto actuará la tuna compostelana con uniforme de peregrinos.
«Vino y sexo han sido elementos esenciales en la peregrinación. A sus practicantes habría que añadir, en lugar destacado, los ladrones en los dos bandos: los transeúntes y los fijos. Las historias del Camino están llenas de posaderos estafadores, de restaurantes donde sirven gato por liebre y de vendedores con provecho ilícito». Este texto de Jesús Torbado nos recuerda que el Camino ha sido siempre refugio de pícaros y estafadores. Si queremos que esa extraordinaria ruta no vuelva a ser una feria ambulante, como el texto anterior refleja, alguien debería tomar cartas en el asunto tratando de regular esas actividades y coordinando, en la medida de lo posible, al sector hostelero.
Con carácter general, quienes hacen el Camino de Santiago no se mueven por razones gastronómicas o buscando grandes comodidades en el alojamiento, simplemente esperan que no les roben o engañen. Lo que está ocurriendo no es normal, como tampoco lo es que la Administración se ponga medallas a la hora de contar el éxito en el número de peregrinos e ignore lo que allí ocurre cuando se trata de atajar la picaresca.
Una cosa es desear que el camino sea largo y lleno de peripecias y otra, bien distinta, que su recuerdo este lleno de pícaros y sinvergüenzas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario