Guerra sucia para captar peregrinos entre albergues de Sarria y Fisterra
Hosteleros que se
hacen pasar por peregrinos «para llevarse» a los auténticos caminantes a
sus negocios, pancartas ilegales «por todas partes» o folletos de
publicidad «que tiran los precios» pegados en farolas, marquesinas y
demás elementos urbanos, e incluso en los mojones que señalizan el
Camino Francés, son algunas de las prácticas que han animado a un grupo
de hosteleros sarrianos a formar la Asociación de Hospitaleros de
Sarria. Su principal objetivo es combatir lo que definen como «tácticas
viles y un juego sucio que no tiene límites» en pleno corazón de la ruta
xacobea. «Nos sentimos desamparados por parte del Concello y de las
administraciones ante lo que está ocurriendo. Siempre ha habido malas
prácticas, reconocemos que Sarria nunca ha sido un paraíso ni el jardín
del edén, pero lo que pasa ahora no tiene nombre», explicó ayer el
presidente del colectivo, Jorge Urrutia. Según declaró, ya a lo largo
del 2013, pero sobre todo en la primera mitad del 2014, se han disparado
en la comarca «el pirateo» y una «guerra de precios terrible».
«O prezo é libre, pero se eu
cobro 6 euros por noite desvirtúo o albergue porque non vou dar a
calidade e a atención ao peregrino que prometo, xa que dalgún sitio teño
que recortar para tirar o prezo desa maneira», añadió la propietaria de
un albergue. Y en esa línea señaló que algunos «hostaleiros e falsos
hostaleiros» han hecho saltar por los aires el pacto «non escrito»
que tenían los negocios de la zona de cobrar un mínimo de 10 euros por
pasar la noche en una litera en habitación compartida. «Hai uns principios e unhas normas éticas que antes se cumprían e que agora non se respectan»,
apuntó. Por ese motivo, la asociación también critica que se haya
permitido la apertura de albergues en bajos comerciales de edificios.
En coches y con mentiras
También hacen referencia a hosteleros que
recorren el Camino de Santiago recogiendo en sus coches a los caminantes
o transportándoles gratuitamente mochilas y demás bártulos. «Es algo
que ni está permitido ni es elegante», sostienen. Otra de las acciones
que más molesta a la asociación recién creada es la aparición de
«esquiroles» que, según aseguran, interrumpen a los peregrinos mientras
completan la etapa para animarlos a que se alojen en establecimientos de
poblaciones cercanas, como Barbadelo, diciéndoles que los «albergues de
Sarria están llenos o sucios». «Mienten descaradamente», señala el
presidente del colectivo, que agrupa por ahora a media docena de
negocios. «Puede que haya unos veinte albergues en toda la comarca, pero
tampoco hay control sobre las plazas», indica, y adelanta que, si
ninguna autoridad pone coto «de oficio» a estas prácticas, «llegarán las
denuncias».
«Lo malo no es que seamos muchos, sino que no hay control y nos vamos a dar un batacazo», pronostica Urrutia. «Algúns albergues acabarán cerrando porque non van ser rendibles», comenta otra empresaria.
En la Costa da Morte
En la Costa da Morte, como en prácticamente todos
los lugares por los que atraviesa el Camino de Santiago, los trucos más
empleados para atraer peregrinos hacia los albergues privados y los
establecimientos hosteleros tienen que ver con los ofrecimientos del
traslado gratuito de mochilas, las ofertas de reservas en el final de
etapa siguiente o la proliferación de todo tipo de publicidad, que
muchas veces deturpa la propia imagen de la ruta.
Sin embargo, los casos más criticados, con quejas
incluso de los propios profesionales de la ruta, se dieron en Fisterra,
donde captadores de clientes con pocos escrúpulos metían a los
peregrinos en alojamientos ilegales poco menos que engañados y llevados
de la mano desde los puntos más concurridos.
Con todo, en la comarca todavía no se han dado
casos extremos como los ocurridos en Santa Catalina de Somoza, en la
provincia de León, donde los propietarios de los dos albergues
existentes llegaron a las manos y acabaron en los tribunales.
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