Los Reyes hicieron la Ofrenda al Apóstol
Aplausos, vítores y muchas fotografías dieron la
bienvenida a los Reyes de España, don Felipe y doña Letizia, este
viernes 25 de julio, Día de Galicia, en la compostelana Praza do
Obradoiro, después de su participación en la Catedral de Santiago en la
tradicional Ofrenda al Apóstol.
Unas 2.000 personas llenaron,
tras el cordón policial, el recinto habilitado en la plaza sobre las
12,15 horas, a la salida de los monarcas, después de que, dos horas
antes, el recibimiento fuese más frío con la presencia de apenas unos
500 asistentes.
Así, los gritos de 'viva el Rey' y 'vivan los
Reyes', como los aplausos, se hicieron oír con más fuerza entre el
público, mayoritariamente foráneo, con gran afluencia de extranjeros a
primera hora y mayor relevancia de peregrinos y visitantes nacionales ya
en el paseíllo en el que Felipe VI y Letizia realizaron para dar la
mano a los ciudadanos.
"Creí que iba a haber más gente queriendo
ver al Rey. Yo como en Alemania no tengo, me hace ilusión", comentaba
una visitante alemana sobre las 10,15 horas, cuando se podía acceder al
Obradoiro sin problemas.
No obstante, ya pasado el mediodía, las
colas, que antes ocuparon la Praza de Praterías para acceder al interior
de la Catedral durante la celebración de la misa, impedían ya entrar al
Obradoiro, a donde los Reyes bajaron por la escalinata de la fachada
central de la iglesia.
Esta es la primera visita de los Reyes
tras su proclamación y se produce justo un año después de que viajaran a
la capital gallega, como Príncipes, con motivo del trágico accidente
ferroviario en Angrois, que causó 79 muertes, víctimas a las que Felipe
VI ha recordado durante su discurso en la iglesia.
ASOMBRADA POR EL BOTAFUMEIRO
Dentro,
la Reina Letizia, que repitió un vestido de Felipe Varela de color nude
que había utilizado en la boda de Guillermo de Inglaterra, con zapatos a
juego con gran tacón, mostró su asombro durante el funcionamiento del
'botafumeiro', el incensario de grandes dimensiones que oscila por la
nave lateral de la Catedral mediante un sistema de poleas.
Una
vez fuera, tras darle el abrazo al Apóstol y saludar a distintos cargos
eclesiásticos, Felipe VI, con chaqué, se volcó en los saludos a niños y
mayores. De hecho, Letizia acabó el recorrido --a ambos lados del
pasillo central de la plaza-- unos minutos antes y volvió a
reincorporarse junto al Rey.
"MUY AGRADABLES Y CERCANOS"
Galicia,
una niña de Salceda de Caselas (Pontevedra), comentaba después que la
Reina le había dicho que "qué nombre más bonito" tenía. "Son muy guapos
los dos", ha dicho a los periodistas.
Por su parte, Montse Mauri,
catalana que lleva 20 meses en Santiago con sus hijos, trillizos, ha
calificado a los Reyes de "muy agradables, cercanos y humanos". Laia y
Briel, dos de los hermanos, de nueve años, tienen una enfermedad que les
impide hablar y se encuentran junto a su hermana Abril en la capital
gallega para hacer terapia, ha explicado la madre. "Les han deseado que
les vaya bien", ha apuntado.
PREFERENTISTAS
Sin entrar en
el Obradoiro se quedó un grupo de una decena de afectados por las
participaciones preferentes que se desplazaron con la intención de
visibilizar su protesta, con camisetas reivindicativas, pero a los que
los agentes no permitieron acceder.
A continuación, los Reyes han
entrado en el Pazo de Raxoi acompañados por una comitiva entre la que
se encontraban, además del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo y
la ministra de Fomento, Ana Pastor, en nombre del Gobierno central, el
alcalde de la ciudad, Agustín Hernández; los conselleiros del Ejecutivo
gallego; la presidenta del Parlamento autonómico, Pilar Rojo; el
delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez; el presidente del
Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría; el presidente del
Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Miguel Ángel Cadenas; el fiscal
jefe de Galicia, Carlos Varela; y el valedor do Pobo, José Julio
Fernández Rodríguez.
También han asistido, entre otros, la
secretaria de Estado de Presupuestos, Marta Fernández Currás --en su día
conselleira de Facenda de la Xunta--, y la secretaria general de
Sanidad y Consumo, Pilar Farjas --antes conselleira de Sanidade--.
'¡QUE SALGAN LOS REYES!'
Sobre
las 12,40 horas los Reyes se han asomado al balcón de este edificio,
que es sede del Ayuntamiento y también de la Xunta de Galicia, y han
sido aclamados después de que se notase la impaciencia entre los
asistentes con gritos de '¡que salgan los Reyes!'.
Han recibido
intensos aplausos durante los escasos minutos que saludaron y, a
continuación, se han retirado al interior del pazo, donde han
permanecido hasta pasadas las 13,00 horas, con el cóctel preparado para
la ocasión.
PALABRAS DEL REY
Hoy cumplo con emoción mi deseo de venir a Compostela, para hacer
personalmente esta tradicional ofrenda del 25 de julio al Apóstol
Santiago, patrón de España, en los comienzos de mi reinado. Pero quiero
que mis primeras palabras sean para recordar, con un sentimiento
profundo de dolor, a las víctimas del accidente ferroviario de Angrois
que, el año pasado, llenó de luto a tantas familias, conmovió a toda
España y ensombreció esta fiesta.
La Reina y yo lo tenemos muy presente y queremos que, en este
aniversario, nuestra presencia aquí sea también testimonio de homenaje y
respeto a los fallecidos, de solidaridad con sus familias y de recuerdo
a todos los afectados por la tragedia.
Esta tierra gallega concentró en aquellos días el dolor de toda
España, y nos dio una extraordinaria muestra de solidaridad, de civismo y
de nobleza que nos llenó de orgullo a todos los españoles.
Galicia, gracias de corazón.
Un año después -ayer- otro trágico accidente segaba la vida de 116
personas, entre ellas 6 compatriotas nuestros. Nuestra condolencia
profunda para sus familias, así como para las de las demás víctimas, de
distintas nacionalidades. A sus pueblos -especialmente al pueblo
francés, tan querido y tan históricamente vinculado a este Camino-, y a
sus autoridades, la Reina y yo queremos trasladarles el pésame y el
sentimiento solidario de todos los españoles.
Llegamos hoy ante esta Catedral también para mantener viva una
tradición de nuestra Monarquía: la ofrenda nacional instaurada por
Felipe IV, expresión de una relación estrecha y singular entre la Corona
y la ciudad de Santiago de Compostela.
Como ha manifestado mi padre, el Rey Juan Carlos, en diversas
ocasiones durante su reinado, el Rey de España quiere estar presente en
la meta de la peregrinación jacobea para reconocer que este legado
histórico, cultural y espiritual posee un enorme y singular valor.
Llevo con muchísimo orgullo que Galicia me haya distinguido como
Embajador de Honor del Camino de Santiago. Y por eso, quiero recordar
hoy los méritos y cualidades de esta vía histórica y milenaria que pude
destacar cuando el Camino recibió, en 2004, el Premio Príncipe de
Asturias de la Concordia.
El Camino, que es símbolo de fraternidad entre pueblos y personas del
mundo entero, fue el primer proyecto común de Europa y constituye una
muestra temprana de la relación armoniosa que se sustenta en lo que nos
une. Con ella, con Europa, España está -y seguirá estando siempre-
firmemente comprometida.
En la configuración de nuestra nación, toda la variedad y riqueza de
sus pueblos ha contribuido a definir nuestra identidad. Como dije ante
las Cortes Generales hace poco más de un mes, en nuestra España
constitucional, unida y diversa, caben todos los sentimientos y
sensibilidades, caben todas las formas de sentirse español. Y eso hace
de nosotros una gran comunidad social, cultural y política
El Camino
es reflexión, experiencia y búsqueda; pero también es respeto,
comprensión, solidaridad, diálogo entre culturas y lenguas.
La historia de los pueblos no es el mero resultado de unos
acontecimientos acaecidos al azar. A lo largo de los siglos, los que nos
han precedido en el tiempo han ido sedimentando, con sus vidas y con
sus obras, los cimientos que nos hacen ser lo que somos y que nos
proyectan en la construcción del futuro que deseamos. Y una construcción
bien cimentada tiene siempre mayor garantía de conservar su solidez y
estabilidad.
En la configuración de nuestra nación, toda la variedad y riqueza de
sus pueblos ha contribuido a definir nuestra identidad. Como dije ante
las Cortes Generales hace poco más de un mes, en nuestra España
constitucional, unida y diversa, caben todos los sentimientos y
sensibilidades, caben todas las formas de sentirse español. Y eso hace
de nosotros una gran comunidad social, cultural y política.
Y las distintas herencias -en sus dimensiones religiosas y
culturales- han marcado el devenir de nuestras gentes. Que haya miles de
personas que se lancen todos los años, con sus distintas motivaciones, a
recorrer la Ruta Jacobea es muestra de pluralidad y homenaje espontáneo
a un patrimonio espiritual y cultural que a todos nos enriquece.
Al igual que los peregrinos tienen fijada su mirada en ese más allá
que les va señalando las etapas de la ruta, los españoles ponemos la
vista en el futuro. Porque todos, sin excepción, deseamos ir dejando
atrás los tiempos de dificultad; porque queremos seguir avanzando en la
senda del bienestar compartido, de las ilusiones que crean esperanza, de
los proyectos que movilizan energías conjuntas.
La crisis ha golpeado severamente a muchísimos españoles, que han
sufrido o están viviendo situaciones difíciles a causa del paro; de la
falta de oportunidades laborales para los jóvenes y para muchos hombres y
mujeres que ya no lo son. Como también es cierto que revertir esa
situación ha sido, está siendo y será la prioridad del Estado y de toda
la sociedad española. Así me expresé en mi discurso de proclamación como
Rey de España y he querido reiterarlo hoy aquí. Y porque, en palabras
del Papa Francisco, “el trabajo es un deber que la sociedad tiene que
ofrecer para que todo hombre y toda mujer pueda crecer en dignidad”.
Por eso, son siempre necesarios todos los esfuerzos posibles para
ayudar a las personas más vulnerables, para superar desigualdades y
lograr la mayor cohesión social entre los españoles.
Patrón de España, Apóstol Santiago,
O futuro pertence sempre aos audaces, a aqueles que sabendo recoñecer
as dificultades, considéranas non como un impedimento senón como unha
oportunidade. Esta nación, coa que a túa figura está tan avencellada,
soupo dar mostras da súa xenialidade e da súa imaxinación para vencelos
obstáculos e as contrariedades.
A Raíña e eu queremos hoxe que estas palabras cargadas de plena
confianza no pobo español, na súa capacidade de adaptarse aos retos
desta hora, enchan o corazón das nosas xentes e fagan resoar sempre en
todos nos a esperanza.
Así cho ofrecemos.
Así cho pedimos.
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