lunes, 22 de junio de 2009

Liber Peregrinationis ( y XVII)

CAPITULO X
Numero de los canonigos de Santiago.

Tiene además esta iglesia siguiendo, según es tradición, la serie y denominación de los 72 discípulos de Cristo, 72 canónigos que siguen la regla de San Isidoro, doctor de la iglesia española. Entre ellos se reparten por semanas las ofrendas del altar de Santiago. Se dan al primero las de la primera semana, al segundo las de la segunda, al tercero las de la tercera y así sucesivamente se reparten hasta el último. Cada domingo, según cuentan, se dividen las ofrendas en tres partes, la primera de las cuales las recibe el canónigo de turno. Los dos tercios restantes se vuelven a dividir en tres partes; una para sustento de los canónigos, otra para la fábrica de la basílica y la tercera para el arzobispo. Pero las ofrendas de la semana que va del domingo de Ramos a Pascua, deben entregarse reglamentariamente a los peregrinos pobres del hospital. Es más, si se quiere cumplir con la justicia divina, en cualquier época del año hay que entregar la décima parte de las ofrendas del altar de Santiago a los pobres que lleguen al hospital. Pues todos los peregrinos pobres, la noche del día en que llegan al altar de Santiago deben recibir en el hospital, por amor de Dios y del Apóstol, hospitalidad completa. Por lo que a los enfermos se refiere, deben ser atendidos allí caritativamente hasta su muerte o hasta su recuperación completa. Pues así se hace en San Leonardo. Cuando pobres llegan en peregrinación, reciben allí comida. Además, siguiendo la tradición, se han de entregar a los leprosos de la ciudad, las ofrendas que todos los domingos se hagan al altar, desde el amanecer hasta la hora tercia. Y si algún prelado de la basílica cometiese fraude en esto, o cambiase el sistema de distribución de las ofrendas que hemos expuesto, que su pecado se interponga entre Dios y él.


CAPITULO XI
De la acogida que hay que brindar a los peregrinos de Santiago.

Todo el mundo debe recibir con caridad y respeto a los peregrinos, ricos o pobres, que vuelven o se dirigen al solar de Santiago, pues todo el que los reciba y hospede con esmero, tendrá como huésped, no sólo a Santiago, sino también al mismo Señor, según sus palabras en el evangelio: "El que a vosotros recibe, a Mí me recibe". Hubo antaño muchos que incurrieron en la ira de Dios por haberse negado a acoger a los pobres y a los peregrinos de Santiago. En Nantua, una villa entre Ginebra y Lyón, a un tejedor se le cayó súbitamente al suelo el paño, rasgado por medio, por haber rehusado dar pan a un peregrino de Santiago que se lo pedía. En Vilanova, un peregrino de Santiago, necesitado, pidió limosma por amor de Dios y de Santiago, a una mujer que teniendo el pan todavía entre las brasas calientes, le dijo que no tenía pan. El peregrino le dijo: "¡Ojalá el pan que tienes se te convierta en piedras!". Se fue el peregrino de su casa, y estaba ya lejos de ella, cuando se acercó la mujer a las brasas con intención de coger el pan y en su lugar encontró una piedra redonda. Arrepentida de corazón se fue tras el peregrino, pero no lo encontró. Volviendo sin recursos en cierta ocasión de Santiago, dos nobles galos pidieron hospedaje por amor de Dios y de Santiago, en la ciudad de Poitiers, desde la casa de Juan de Gautier hasta San Porcario, sin encontrarlo. Al fín se hospedaron en la última casa de aquella calle, junto a la iglesia de San Porcario, en casa de un pobre; y he aquí que por venganza divina, un voraz incendio abrasó toda la calle desde la casa en que primero habían solicitado hospedaje, hasta aquella en la que se hospedaron. Y eran unas mil casas. Pero la casa en que se hospedaron los siervos de Dios, por gracia divina quedó intacta. Por lo que se debe saber, que los peregrinos de Santiago, pobres o ricos, tienen derecho a la hospitalidad y a una acogida respetuosa.


AQUI TERMINA EL LIBRO V DE SANTIAGO APOSTOL
GLORIA AL ESCRITOR Y GLORIA AL LECTOR
ESTE CODICE LO ACOGIO DILIGENTEMENTE,PRIMERO LA IGLESIA ROMANA, PUES FUE COMPUESTO EN DIVEROS LUGARES: EN ROMA, EN TIERRAS DE JERUSALEN, EN LA GALIA, EN ITALIA, EN ALEMANIA Y EN FRISIA,Y PRINCIPALMENTE EN CLUNY.

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