Llega a Cantabría Eduardo Benajes tras dos meses a pie por Europa.
Santander.- Eduardo Benajes vive en Los Corrales de Buelna y llegará hoy a Santander, su ciudad natal, después de más de dos meses recorriendo media Europa a pie, recreando lo que fue la Vía Regia, la ruta más antigua entre el este y el oeste del viejo continente. Ya lo intentó el año pasado, consiguiendo hacer buena parte de la también conocida como Ruta de la Sal, que unía dos centros religiosos importantes en la Edad Media: Cracovia (Polonia) y Santiago de Compostela. No pudo concluirla. Una lesión en un tobillo le obligó ya cerca de casa a abandonar. Pero ahora sí, y no parará hasta llegar a Santo Toribio de Liébana.
-Ya llega el final...
-Casi. Aún me queda la última etapa, hasta llegar a Santo Toribio de Liebana, y no voy a cejar hasta conseguir llegar.
-¿Cómo ha sido ese largo viaje?
-En los cerca de 3.000 kilómetros recorridos a pie durante más de dos meses ha habido de todo. Mucha soledad, por supuesto, muchas ganas de comunicarme con la gente, pero también experiencias que no se van a borrar fácilmente.
- Es el segundo intento y ya le conocen en media Europa...
-Si, 'el español' me llaman aquellos que he vuelto a ver. Muy buena gente en todo el recorrido, ese es uno de los mejores recuerdos.
-¿Cómo se logra vencer todos los obstáculos en una odisea así?
- Con tesón y cansancio. Es muy duro pero merece la pena. He llegado muy cansado, pero al entrar en Cantabria se me han pasado todos los males.
-Cansado y encima la parte final ha sido más dura...
-Si, la falta de albergues me ha obligado a tener que hacer recorridos más largos cada jornada. Lo bueno es que eso me ha hecho ganar unos días. Además me he encontrado con la primera parte del Camino de Santiago del norte, desde Irún, realmente muy dura, más de lo que pensaba.
-Así que los albergues ha sido uno de los problemas...
-No, en buena parte del camino no. Los ha habido buenos y menos buenos, pero entre albergues, amigos y otros recursos me he arreglado bien. Los problemas han comenzado aquí, con albergues del Camino de Santiago cerrados hasta julio, aunque el camino ya está lleno de gente. No lo entiendo.
-Hambre, frío...
-Hambre no mucha. Desde el primer momento decidí que tenía que mantener las fuerzas aunque fuera comiendo el plato del día en el primer restaurante que me encontrara. En cuanto al frío, comencé con ropa de abrigo vieja para ir tirándola a medida que el tiempo mejorara. El problema vino cuando, ya sin esa ropa, el tiempo enfrió y lo noté, pero no hubo mayor problema.
-¿La parte más complicada?
-Lo más difícil fue diseñar y mantener la ruta original. Una ruta antigua a la que hay que dar forma en la actualidad porque hay muy poca información. Aunque parezca mentira no se encuentra ni siquiera en Internet.
-Ha servido para continuar una de la aficiones de Juan Pablo II...
- Pues si, el fue uno de los propulsores de la ruta, que parte muy cerca de Cracovia. De hecho él mismo diseñó la nueva ruta recorriendo los 400 kilómetros de la travesía en Polonia.
-Lo curioso es que comenzó con un GPS y terminó con un belga...
-Si, pensé que mi nuevo GPS iba a ser un aliado imprescindible dada la poca información que existe sobre esa ruta, pero no nos entendimos y terminé tirándole. Y, sí, al final conocí un belga que me ha acompañado hasta ayer mismo. El siguió ruta hacia Santiago de Compostela.
-¿Con él sí se entendió?
-Más o menos, pero se ha ido sabiendo mucho más castellano que lo que sabía al conocerme.
-Bueno, que ya le queda menos.
-Si. Espero hacer noche hoy en Santillana del Mar y seguir mañana mismo hacia Santo Toribio de Liebana. Ahí si que daré por terminada mi última gran caminata, que es hora de descansar.
-Y disfrutar de la familia...
-Si, aunque he de reconocer que todos los días hablé con mi mujer, Jovita, por teléfono y que me ha visitado en dos ocasiones.
Y da por terminada la jornada. Ayer pasó la noche en Güemes. Y esta mañana tenía previsto llegar andando, claro, hasta Somo. Barco, y a Santander, donde le esperarán algunos corraliegos que han seguido su ruta desde el pasado y lejano 7 de abril.
-Ya llega el final...
-Casi. Aún me queda la última etapa, hasta llegar a Santo Toribio de Liebana, y no voy a cejar hasta conseguir llegar.
-¿Cómo ha sido ese largo viaje?
-En los cerca de 3.000 kilómetros recorridos a pie durante más de dos meses ha habido de todo. Mucha soledad, por supuesto, muchas ganas de comunicarme con la gente, pero también experiencias que no se van a borrar fácilmente.
- Es el segundo intento y ya le conocen en media Europa...
-Si, 'el español' me llaman aquellos que he vuelto a ver. Muy buena gente en todo el recorrido, ese es uno de los mejores recuerdos.
-¿Cómo se logra vencer todos los obstáculos en una odisea así?
- Con tesón y cansancio. Es muy duro pero merece la pena. He llegado muy cansado, pero al entrar en Cantabria se me han pasado todos los males.
-Cansado y encima la parte final ha sido más dura...
-Si, la falta de albergues me ha obligado a tener que hacer recorridos más largos cada jornada. Lo bueno es que eso me ha hecho ganar unos días. Además me he encontrado con la primera parte del Camino de Santiago del norte, desde Irún, realmente muy dura, más de lo que pensaba.
-Así que los albergues ha sido uno de los problemas...
-No, en buena parte del camino no. Los ha habido buenos y menos buenos, pero entre albergues, amigos y otros recursos me he arreglado bien. Los problemas han comenzado aquí, con albergues del Camino de Santiago cerrados hasta julio, aunque el camino ya está lleno de gente. No lo entiendo.
-Hambre, frío...
-Hambre no mucha. Desde el primer momento decidí que tenía que mantener las fuerzas aunque fuera comiendo el plato del día en el primer restaurante que me encontrara. En cuanto al frío, comencé con ropa de abrigo vieja para ir tirándola a medida que el tiempo mejorara. El problema vino cuando, ya sin esa ropa, el tiempo enfrió y lo noté, pero no hubo mayor problema.
-¿La parte más complicada?
-Lo más difícil fue diseñar y mantener la ruta original. Una ruta antigua a la que hay que dar forma en la actualidad porque hay muy poca información. Aunque parezca mentira no se encuentra ni siquiera en Internet.
-Ha servido para continuar una de la aficiones de Juan Pablo II...
- Pues si, el fue uno de los propulsores de la ruta, que parte muy cerca de Cracovia. De hecho él mismo diseñó la nueva ruta recorriendo los 400 kilómetros de la travesía en Polonia.
-Lo curioso es que comenzó con un GPS y terminó con un belga...
-Si, pensé que mi nuevo GPS iba a ser un aliado imprescindible dada la poca información que existe sobre esa ruta, pero no nos entendimos y terminé tirándole. Y, sí, al final conocí un belga que me ha acompañado hasta ayer mismo. El siguió ruta hacia Santiago de Compostela.
-¿Con él sí se entendió?
-Más o menos, pero se ha ido sabiendo mucho más castellano que lo que sabía al conocerme.
-Bueno, que ya le queda menos.
-Si. Espero hacer noche hoy en Santillana del Mar y seguir mañana mismo hacia Santo Toribio de Liebana. Ahí si que daré por terminada mi última gran caminata, que es hora de descansar.
-Y disfrutar de la familia...
-Si, aunque he de reconocer que todos los días hablé con mi mujer, Jovita, por teléfono y que me ha visitado en dos ocasiones.
Y da por terminada la jornada. Ayer pasó la noche en Güemes. Y esta mañana tenía previsto llegar andando, claro, hasta Somo. Barco, y a Santander, donde le esperarán algunos corraliegos que han seguido su ruta desde el pasado y lejano 7 de abril.
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