Cándido de Paz
Eso se pregunta indignado, y no es para menos, Acacio da Paz, peregrino y hospitalero, al saber por dos caminantes llegados a su Refugio, en Viloria de Rioja, que en Saint Jean de Pied de Port están cobrando las credenciales a ocho euros… ¡Sí, sí, nada menos que a 8 euros!
Un inglés y una italiana que comenzaron allí su andadura así lo han contado y no deja de asombrarnos este abuso por parte de nuestros vecinos franceses.
Como la mayoría saben, las credenciales oficiales que emite la Oficina de Peregrinaciones en Santiago cuestan 0,65 euros. Las Asociaciones jacobeas, los obispados y muchas parroquias, están autorizados a cobrar por ese pasaporte peregrino algo más, en concepto de donativo.
Algunas de esas entidades llegan a cobrar hasta 3 euros, lo que ya nos parecía abusivo y aún más cuando en algunos casos, por ejemplo por cierta asociación levantina, obligan al peregrino -según relatan algunos de éstos- a adquirir al mismo tiempo una guía de determinado camino (repleta de errores para más señas) y hasta una vieira. El paquete suele pasar de los 20 euros, cuando su costo seguramente no excede de la mitad o aún menos.
Lo cierto es que esas asociaciones saben, o deberían saber, que tienen obligación de vender únicamente la credencial si así lo demanda el peregrino, por lo que sería conveniente que se denuncie y se avergüence a quien abusa.
Pero lo de Saint Jean ya clama a todos los cielos. Es uno más de los abusos que padece quien se lanza a la senda jacobea a manos de lo que no son sino unos modernos mercachifles y pícaros que no buscan más que meter sus sucias manos en la bolsa de los ingenuos peregrinos, en especial si son de otra nacionalidad.
Un inglés y una italiana que comenzaron allí su andadura así lo han contado y no deja de asombrarnos este abuso por parte de nuestros vecinos franceses.
Como la mayoría saben, las credenciales oficiales que emite la Oficina de Peregrinaciones en Santiago cuestan 0,65 euros. Las Asociaciones jacobeas, los obispados y muchas parroquias, están autorizados a cobrar por ese pasaporte peregrino algo más, en concepto de donativo.
Algunas de esas entidades llegan a cobrar hasta 3 euros, lo que ya nos parecía abusivo y aún más cuando en algunos casos, por ejemplo por cierta asociación levantina, obligan al peregrino -según relatan algunos de éstos- a adquirir al mismo tiempo una guía de determinado camino (repleta de errores para más señas) y hasta una vieira. El paquete suele pasar de los 20 euros, cuando su costo seguramente no excede de la mitad o aún menos.
Lo cierto es que esas asociaciones saben, o deberían saber, que tienen obligación de vender únicamente la credencial si así lo demanda el peregrino, por lo que sería conveniente que se denuncie y se avergüence a quien abusa.
Pero lo de Saint Jean ya clama a todos los cielos. Es uno más de los abusos que padece quien se lanza a la senda jacobea a manos de lo que no son sino unos modernos mercachifles y pícaros que no buscan más que meter sus sucias manos en la bolsa de los ingenuos peregrinos, en especial si son de otra nacionalidad.
¡Aviso a todos! ¡No se dejen embaucar por falsos profetas jacobeos, desaprensivos con carnet de asociación o chalanes de cualquier pelo! No están los tiempos para esas alegrías.
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