lunes, 20 de diciembre de 2010

Csmino de Papel

Sale a la luz un desconocido poemario sobre el Camino de Santiago de Alejandro Casona

León.- «Es la primera obra publicada por Alejandro Casona de la que tenemos noticia, quitando algunos poemas sueltos en revistas». Habla así uno de los que mejor conocen la vida y la obra del autor de Besullo, José Manuel Feito (Pola de Somiedo, 1934), a propósito de El peregrino de la barba florida , un desconocido poemario sobre el Camino de Santiago que, según algunos familiares de Casona consultados, fue compuesto durante las estancias del escritor en el pueblo leonés de Canales.

Feito, sacerdote, escritor, divulgador y un intelectual muy reconocido en Asturias, acaba de reunir numeroso material sobre este libro, publicado por vez primera en el año 1926.

«Aunque el propio Casona no lo incluyó en sus Obras completas, sí lo citan varios de sus biógrafos; fue ahí donde surgió mi interés por encontrar la obra y profundizar en ella -comenta Feito-. Además, su ex libris alude al peregrino, y en varias ocasiones habla en sus obras del Camino de Santiago, por tanto entraba de algún modo en el mundo del autor de La dama del alba ».

La obra, pese a la trayectoria literaria de amplio calado que luego emprendería su autor, pasó desapercibida no sólo en el momento de su publicación, sino que también sigue ignorada en nuestros días. Así, José Manuel Feito informa de que la primera edición (publicada bajo el sello editorial Mundo Latino), tuvo lugar en 1926 -Año Santo Compostelano- y fue la única que el autor vio en vida; posteriormente aparecería, además de en alguna recopilación, en facsímiles de breve tirada en los años 2000 (en Oviedo) y 2004 (en Avilés), en este último caso por coincidir también con el Año Santo.

Pero, ¿por qué pasó inadvertida esta obra? Feito no acaba de comprenderlo: «Más grave todavía que el que haya pasado desapercibida para lectores y estudiosos me parece que lo siga siendo entre quienes han organizado, estudiado y divulgado, por ejemplo, el Año Xacobeo de este mismo 2010, una vez informados de su existencia. Debe tener mal de ojo, tará agüeyao que decimos en Asturias». En lo que respecta a su estilo, José Manuel Feito recuerda que Alejandro Casona podría integrarse perfectamente en la generación del 27.

«En cuanto al estilo, por resumir, yo anotaría dos influencias: Rubén Darío (lo afirma él mismo en una entrevista), el autor portugués Guerra Junqueiro y Valle Inclán. Algo más tarde, y leyendo a Machado, cambiará su estilo. Pero en concreto, en El peregrino de la barba florida se dan dos de las características de la poesía moderna que Carlos Bousoño describe en su poética: la superposición de planos temporales -el peregrino se acuesta en la braña con una vaquera y llega el propio apóstol Santiago, peregrino también hacia Compostela, a hacerle ver su pecado y ofrecerle perdón-, mientras que otro recurso es el desplazamiento del adjetivo», argumenta este experto.

En cuanto al lugar en el que fue elaborado, el pueblo omañés de Canales, en el que su madre, Faustina Álvarez, fue maestra, es un dato «que sabemos por tradición oral -aclara Feito-. Nos lo confirmó su propio sobrino, Luis Miguel Rodríguez, actualmente abogado en Oviedo, quien lo escuchó de boca del propio Casona. E incluso le comentaba que, para hacer el verso más verídico, salía algunas noches de niebla a recorrer un trayecto del Camino».

De Casona, «además de su obra dramática llena de poesía y de encanto, para la que sin duda estaba vocacionado -reflexiona José Manuel Feito-, destaca su dedicación a la enseñanza como inspector de primera enseñanza y su magisterio en las escuelas del Valle de Arán, donde inició con los niños un grupo de teatro llamado La Pájara Pinta y una imprenta escolar».

Pero sin duda esa vocación de maestro de escuela debió de heredarla, dice, «de su madre, una leonesa que fue la primera mujer que sacó el título de inspectora de enseñanza en España, precisamente habiendo hecho el Magisterio en León, ciudad que honra con su nombre un colegio y una calle. Pero también fundó la primera Mutualidad Escolar de Asturias, concretamente en Miranda, e hizo estudiar a sus cinco hijos para maestros aunque luego cada uno tomara derroteros

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