Cristina ha comentado en su página de Facebook que “en este momento estoy sin palabras” y ha añadido que sólo se le ocurría decir “gracias a todos por vuestro apoyo y vuestra amistad demostrada durante estos tres meses”.
Además, indicaba que después de pasar la mañana en el Vaticano y de regalarse una buena comida, se iba a dar una buena ducha y a descansar.
Se quedará en Roma hasta el miércoles, cuando va a regresar a Milán y será entonces cuando ponga al día los blogs en los que relata sus peripecias, cumpliendo con un compromiso que en los últimos días se ha visto dificultado por deficiencias en las conexiones de internet.
En su caminata, iniciada en tierras inglesas, Cristina atravesó Francia, Suiza y media Italia hasta alcanzar su destino y cubrir más de 1.700 kilómetros.
La Vía Francigena fue una importante ruta de peregrinación medieval hasta el sepulcro de San Pedro en Roma, y recibe su nombre de Francigena o de los Francos, porque la utilizaron sobre todo caminantes franceses.
La Vía Francígena fue la mayor ruta de peregrinación a Roma durante el Medievo. La primera documentación conocida de la misma se debe al arzobispo de Canterbury, Sigerico el Serio que en el año 990, efectuó la peregrinación a Roma para recibir el palio episcopal de manos del Papa Juan XV y describió las 79 etapas de su viaje. Comparte con el Camino de Santiago el Camino del Sur de Francia por Arlés.
La pasada primavera Cristina Menghini peregrinó desde el Mediterráneo hasta Santiago, unos 1.200 kilómetros, y anteriormente ya había recorrido el Camino Francés y la Vía de la Plata.
En su recorrido en diagonal sobre la Península Ibérica, Cristina sufrió un esguince de tobillo a su paso por las tierras toledanas de Escalona, que requirieron cinco días de reposo y cuidados médicos, y que le permitieron recibir la solidaridad de los componentes de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Toledo, que tiene su sede en Escalona.
Desde aquí le damos la enhorabuena y le deseamos siempre un ¡Buen Camino!