Toro venera en su Colegiata el cráneo de San Valentín
Zamora.- No hace muchos días, el pasado 14 de febrero, la Colegiata de Toro acogió un año más la veneración de la reliquia de San Valentín, el santo romano al que se recuerda como patrón de los enamorados. En la eucaristía. los fieles pudieron venerar la cabeza del santo, que guarda el templo toresano desde el siglo XVI.
Es mucha la gente que no sabe que entre las muchas y variadas reliquias que atesoran las distintas parroquias de Toro, hay una que a lo largo de la historia ha sido la más famosa y preciada: la cabeza de san Valentín, el sacerdote romano al que invocan los enamorados.
Es mucha la gente que no sabe que entre las muchas y variadas reliquias que atesoran las distintas parroquias de Toro, hay una que a lo largo de la historia ha sido la más famosa y preciada: la cabeza de san Valentín, el sacerdote romano al que invocan los enamorados.
Por los documentos conservados se sabe que perteneció a don Diego Enríquez, capellán del Emperador Carlos I, a quien el nuncio de Paulo III, Iohanes Poggius, concedió el 26 de abril de 1545, licencia para su colocación en la Colegiata, así como multitud de indulgencias para los fieles que la visitaran.
Un siglo después será el canónigo don Valentín Tejederas el que, para impulsar el culto de su santo patrón, consiga del Papa Inocencio XI dos breves fechados en Roma el 24 de abril de 1682, por los que se conceden indulgencia plenaria cada siete años a todos los fieles que visiten la capilla del santo y veneren su reliquia, y jubileo a los cofrades de la Cofradía de san Valentín, una de las más importantes de la ciudad.
La reliquia, el cráneo del santo sacerdote, se encuentra enmarcada por una caja ovalada de plata, con cerco de puntas de sierra en torno al vidrio del escaparate. Obra del siglo XVI, se le añadieron en el XVII varias cabezas de ángeles alados en los cuatro extremos. Junto a la reliquia, la Colegiata atesora dos representaciones del Santo.
La reliquia, el cráneo del santo sacerdote, se encuentra enmarcada por una caja ovalada de plata, con cerco de puntas de sierra en torno al vidrio del escaparate. Obra del siglo XVI, se le añadieron en el XVII varias cabezas de ángeles alados en los cuatro extremos. Junto a la reliquia, la Colegiata atesora dos representaciones del Santo.
Y no sólo de los enamorados es protector San Valentín. Lo es, igualmente, de los dolores de cabeza, las migrañas y jaquecas. Los caballeros miembros de su cofradía en Toro gozaron hasta el siglo XVIII del privilegio de permanecer cubiertos ante el rey.
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