miércoles, 9 de mayo de 2012

Personajes del Camino

El peregrino que camina descalzo desde Almería llegará a Compostela el 11

Laxe.- Salió de Aguadulce (Almería) el 5 de marzo. Ayer pasaba su segunda jornada en tierras dezanas. No es un peregrino más. Antonio Asensio llegará a Santiago el viernes, día 11, después de recorrer más de 1.400 kilómetros descalzo. 
«Hacer el camino con botas son unas vacaciones», dice. Habla desde la experiencia -hizo media docena de veces rutas jacobeas-. Pero esta vez es diferente. Ir descalzo es una promesa por la recuperación de su madre después de que le diagnosticaran en el 2009 un cáncer con metástasis en los huesos -que finalmente fue una descalcificación severa-. 
«Dije que si se recuperaba, me iba descalzo a Santiago». Y ya suma 65 días. «Cada paso duele», aseguraba ayer Antonio Asensio mientras reponía fuerzas en Casa Cacheiro de Lamela (Silleda). 
Este establecimiento rural colaboró con la iniciativa «dos millones de pasos» ofreciéndole alojamiento gratuito. Asensio explica con una sonrisa que la experiencia es «horrible, psicológicamente aplastante». 
Lo peor, asegura, es estar fuerza de casa, las piedras y la lluvia. En la otra parte de la balanza, este andaluz sitúa a la gran mayoría de peregrinos con los que coincide: «Se convierten en compañeros». Es con esta parte humana con la que se queda, con colaboraciones como la de Casa Cacheiro. 
Del paisaje, que dice es hermoso, lo puede apreciar menos. «Voy casi siempre mirando al suelo». El almeriense trata de aprovechar al máximo el camino fuera de las carreteras, estas «te comen los pies». «Nunca pensé en dejarlo, pero desesperado, estuve muchas veces», añade.
Además de a su madre, este camino descalzo -«jamás repetiré, porque es una bestialidad»- , también se lo dedica a su amigo Roberto Álvarez, que jugó en el Celta, que lucha contra un cáncer. 
Hoy, Asensio regresará a A Laxe para retomar su camino a Santiago, que está recogiendo una productora para luego elaborar un documental. Tiene claro lo que hará después de concluir su promesa: «Ponerme unos zapatos». Será tras los más de dos millones de pasos que ya superó.

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