LA PRESIDENTA DE IRLANDA A PUNTO DE CONCLUIR EL CAMINO
Santiago.- Con la compañía de un numeroso séquito y bajo una tremenda granizada hizo ayer su entrada en Palas de Rei la presidenta de Irlanda, Mary McAleese, que desde el lunes recorre el Camino de Santiago y terminará esta semana su andadura en Compostela.
La política irlandesa, que inició su aventura jacobea en Sarria, recorrió ayer la etapa que va de Castromaior a Melide y mostró antipatía hacia los medios de comunicación que la esperaban a su paso por Palas de Rei para preguntarle por su andadura.
McAleese, que lucía un llamativo chubasquero rosa fucsia, ni se dignó a mirar a los que durante varios años fueron compañeros suyos de profesión, ya que antes de ser presidenta de Irlanda, Mary Patricia ejerció como periodista, aunque ayer parecía no recordar en absoluto esa época de su vida.
La única respuesta que obtuvieron los reporteros fue la de un escolta, que nada más ver a los periodistas, que permanecían expectantes y sin dar ni un sólo paso hacia la irlandesa, los increpó con la agradable frase de "estáis haciendo que ella empiece a odiar a España".
Esto ocurría sobre las dos y cinco de la tarde, a la altura del complejo hotelero La Cabaña, donde durmieron la noche anterior y donde probablemente también pernoctaron ayer, para retomar hoy el Camino desde Melide. Una vez ya en el pueblo, los periodistas no se dieron por vencidos y siguieron intentando conseguir unas instantáneas y unas palabras de Mary Mc Aleese.
Fue entonces cuando comenzó el diluvio, acompañado de una fuerte granizada. Como si de un castigo divino se tratase por su antipatía, el cielo se vino abajo, y comenzó la caza y captura de Mc Aleese. Los reporteros seguían con sus inocentes preguntas: "¿Le está gustando el Camino?", "¿Qué le va a pedir al Apóstol cuando llegue a Santiago?", pero una vez más, la única respuesta fue el rotundo no del escolta que llevaba a Mary bajo su protección. De hecho, un peregrino que se la encontró le deseó un buen camino y también obtuvo la callada por respuesta.
Ya que la presidenta se negaba a hablar, los periodistas intentaron hacerlo con sus acompañantes, alrededor de una treintena, pero el resultado fue el mismo. Ni uno sólo abrió la boca.
Mary y sus acompañantes seguían su camino hasta Melide, donde un microbús los esperaba para llevarlos de nuevo al hotel La Cabaña y reemprender hoy la ruta desde Melide.
Seguro que anoche, el séquito repuso fuerzas a base de tapas elaboradas con el queso típico de la zona, el Arzúa-Ulloa, popularmente conocido como queso del país, puesto que durante la jornada anterior se ha sabido que la mandataria irlandesa disfrutó de lo lindo probando este producto lácteo tradicional de Galicia.
La presidenta de Irlanda viajaba acompañada de un amplio dispositivo de seguridad. De hecho, un grupo de jóvenes peregrinos del pueblo albaceteño de Salobre, que durmieron la noche del martes en La Cabaña, contaron que el establecimiento "estaba repleto de guardias civiles", pero que en ningún momento se encontraron con los irlandeses.
La política irlandesa, que inició su aventura jacobea en Sarria, recorrió ayer la etapa que va de Castromaior a Melide y mostró antipatía hacia los medios de comunicación que la esperaban a su paso por Palas de Rei para preguntarle por su andadura.
McAleese, que lucía un llamativo chubasquero rosa fucsia, ni se dignó a mirar a los que durante varios años fueron compañeros suyos de profesión, ya que antes de ser presidenta de Irlanda, Mary Patricia ejerció como periodista, aunque ayer parecía no recordar en absoluto esa época de su vida.
La única respuesta que obtuvieron los reporteros fue la de un escolta, que nada más ver a los periodistas, que permanecían expectantes y sin dar ni un sólo paso hacia la irlandesa, los increpó con la agradable frase de "estáis haciendo que ella empiece a odiar a España".
Esto ocurría sobre las dos y cinco de la tarde, a la altura del complejo hotelero La Cabaña, donde durmieron la noche anterior y donde probablemente también pernoctaron ayer, para retomar hoy el Camino desde Melide. Una vez ya en el pueblo, los periodistas no se dieron por vencidos y siguieron intentando conseguir unas instantáneas y unas palabras de Mary Mc Aleese.
Fue entonces cuando comenzó el diluvio, acompañado de una fuerte granizada. Como si de un castigo divino se tratase por su antipatía, el cielo se vino abajo, y comenzó la caza y captura de Mc Aleese. Los reporteros seguían con sus inocentes preguntas: "¿Le está gustando el Camino?", "¿Qué le va a pedir al Apóstol cuando llegue a Santiago?", pero una vez más, la única respuesta fue el rotundo no del escolta que llevaba a Mary bajo su protección. De hecho, un peregrino que se la encontró le deseó un buen camino y también obtuvo la callada por respuesta.
Ya que la presidenta se negaba a hablar, los periodistas intentaron hacerlo con sus acompañantes, alrededor de una treintena, pero el resultado fue el mismo. Ni uno sólo abrió la boca.
Mary y sus acompañantes seguían su camino hasta Melide, donde un microbús los esperaba para llevarlos de nuevo al hotel La Cabaña y reemprender hoy la ruta desde Melide.
Seguro que anoche, el séquito repuso fuerzas a base de tapas elaboradas con el queso típico de la zona, el Arzúa-Ulloa, popularmente conocido como queso del país, puesto que durante la jornada anterior se ha sabido que la mandataria irlandesa disfrutó de lo lindo probando este producto lácteo tradicional de Galicia.
La presidenta de Irlanda viajaba acompañada de un amplio dispositivo de seguridad. De hecho, un grupo de jóvenes peregrinos del pueblo albaceteño de Salobre, que durmieron la noche del martes en La Cabaña, contaron que el establecimiento "estaba repleto de guardias civiles", pero que en ningún momento se encontraron con los irlandeses.
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