La Presidenta de Irlanda llegó a Compostela y abrazó al Apóstol
El Correo
Santiago.- Como cualquiera de los peregrinos que alcanzan la ciudad compostelana después de recorrer la senda de las estrellas, la presidenta de Irlanda, Mary McAleese, acudió a la catedral de Santiago al final de su peregrinación acompañada de un grupo de caminantes de de su país con quienes recorrió en los últimos días parte del Camino.
McAleese, acompañada de su esposo, Martin, y de varios guardaespaldas, llegó a la capital gallega tras recorrer desde el pasado fin de semana el tramo final de Camino Francés a título privado y asistió a la Misa del Peregrino, que diariamente se celebra en la catedral de Santiago de Compostela y al final dio el tradicional abrazo a la estatua del Apóstol.
Se ha sabido que la presidenta, que aprovechó para visitar la catedral y evitó en todo momento hacer comentarios, había pedido expresamente que la Iglesia no le otorgase un trato especial.
Pero la primera mandataria de Irlanda, como cualquiera que termina el Camino, acudió a la Oficina del Peregrino, en la Rúa do Vilar, para recoger su Compostela.
Con esa entidad se había puesto en contacto días atrás el consulado de Irlanda para comunicar las intenciones de la presidenta, informar de su asistencia a la homilía del domingo y rogar al Arzobispado de Santiago no se organizase ningún tipo de recepción oficial.
Su aventura comenzaba el pasado fin de semana en el último tramo del Camino Francés. Aunque la voluntad de Mary McAleese era pasar inadvertida, no logró evitar que los flashes arrebatasen una mínima parcela de esa intimidad que se ha preocupado por guardar celosamente.
Las fuertes medidas de seguridad que flanqueaban al séquito enseguida levantaron sospechas y la prensa pronto se puso tras su pista. Sin embargo, de su boca no salió ni una sola declaración, ni siquiera para explicar el motivo de su peregrinaje. Mary McAleese accedió a la presidencia de Irlanda en 1997 como candidata de partido conservador Fianna Fail y con el apoyo del Sinn Féin.
Santiago.- Como cualquiera de los peregrinos que alcanzan la ciudad compostelana después de recorrer la senda de las estrellas, la presidenta de Irlanda, Mary McAleese, acudió a la catedral de Santiago al final de su peregrinación acompañada de un grupo de caminantes de de su país con quienes recorrió en los últimos días parte del Camino.
McAleese, acompañada de su esposo, Martin, y de varios guardaespaldas, llegó a la capital gallega tras recorrer desde el pasado fin de semana el tramo final de Camino Francés a título privado y asistió a la Misa del Peregrino, que diariamente se celebra en la catedral de Santiago de Compostela y al final dio el tradicional abrazo a la estatua del Apóstol.
Se ha sabido que la presidenta, que aprovechó para visitar la catedral y evitó en todo momento hacer comentarios, había pedido expresamente que la Iglesia no le otorgase un trato especial.
Pero la primera mandataria de Irlanda, como cualquiera que termina el Camino, acudió a la Oficina del Peregrino, en la Rúa do Vilar, para recoger su Compostela.
Con esa entidad se había puesto en contacto días atrás el consulado de Irlanda para comunicar las intenciones de la presidenta, informar de su asistencia a la homilía del domingo y rogar al Arzobispado de Santiago no se organizase ningún tipo de recepción oficial.
Su aventura comenzaba el pasado fin de semana en el último tramo del Camino Francés. Aunque la voluntad de Mary McAleese era pasar inadvertida, no logró evitar que los flashes arrebatasen una mínima parcela de esa intimidad que se ha preocupado por guardar celosamente.
Las fuertes medidas de seguridad que flanqueaban al séquito enseguida levantaron sospechas y la prensa pronto se puso tras su pista. Sin embargo, de su boca no salió ni una sola declaración, ni siquiera para explicar el motivo de su peregrinaje. Mary McAleese accedió a la presidencia de Irlanda en 1997 como candidata de partido conservador Fianna Fail y con el apoyo del Sinn Féin.
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