LA FUENTE QUE MANA AGUA Y VINO
Por Cándido de Paz
El Camino de Santiago es un universo pleno de experiencias para quien decide aventurarse por esa senda que transitaron desde la Edad Media gentes de toda Europa. A la vuelta de cualquier recodo aguarda la sorpresa. Como es el caso de la insólita fuente de Irache, de la que mana agua y vino para saciar a los peregrinos.
Cientos de peregrinos de diferentes nacionalidades visitan a diario ese lugar incluido entre las principales curiosidades del Camino y, naturalmente, refrescan sus resecas gargantas con el agua o se alegran con el néctar de las uvas navarras.
Irache, su fuente, su monasterio y las bodegas aparecen como punto de interés en muchas Guías del Camino de Santiago y en múltiples referencias en internet. Se pueden visitar las bodegas mediante cita previa.
La Fuente de Irache, junto al monasterio del mismo nombre, es un aliciente creado en 1991 por las bodegas que han adoptado el nombre del establecimiento religioso para crear una marca ahora conocida en los cuatro puntos cardinales.
Irache está emplazado en la localidad de Ayegui, a poco más de dos kilómetros de la antigua ciudad de Estella, cuyo nombre, que significa estrella, entronca directamente con el significado compostelano (campo de estrellas). Además, los gruesos muros de piedra natural de la bodega bordean la ruta histórica de la peregrinación jacobea.
La fuente, que ahora ofrece un atractivo añadido en forma de cámara web, por medio del cual el peregrino puede ser visto en tiempo real mientras degusta los caldos navarros, está emplazada en una gran placa de acero sobre un muro de piedra de sillería.
En ella destacan dos leyendas:
“A beber sin abusar te invitamos con agrado. Para poderlo llevar el vino ha de ser comprado”.
Y, “Peregrino si quieres llegar a Santiago con fuerza y vitalidad de este gran vino echa un trago y brida por la felicidad”.
MUSEO DEL VINO
Además, la bodega ofrece la posibilidad de comprobar en tiempo real el número de personas que visitan la fuente, a través de su página web: http://www.irache.com/. Incluso, los peregrinos pueden solicitar el sello de la Fuente de Vino para ser estampado en la Credencial del Peregrino.
Pero no acaban ahí los atractivos. A pocos metros de la fuente y en uno de los edificios más antiguos de la bodega, que data de 1891, está el Museo del Vino, donde se pueden contemplar más de doscientas piezas antiguas relacionadas con la cultura de la vid.
Su cava centenaria guarda una colección privada de cosechas excelentes de las siguientes añadas: 1933, 1940, 1955, 1964, 1970, 1973, 1976, 1978, 1981, 1982, 1984, 1985, 1987.
De la cosecha más antigua, la de 1933, quedan muy pocas botellas. Se corresponden con el año de nacimiento del propietario de Bodegas Irache, Jesús Santesteban, que las guarda celosamente, ya que fue elaborado por su padre.
Este gran vino sólo se bebe en acontecimientos muy especiales, como
celebraciones religiosas, onomásticas o para compartir con amigos. Muy pocos
pueden disfrutar de un vino de tantos años, que hay que beber con respeto y calma.
Se equivocan quienes teman que un vino de tantos años ha de estar oxidado, evolucionado, bien al contrario, al estar bien conservado ha desarrollado plenamente los aromas balsámicos a tomillo, clavo, pimienta… y su excepcional sabor a miel.
A esas botellas de vino se les han cambiado los corchos cada 10 años y han permanecido tumbadas a 14 grados de temperatura, sin luz artificial. Antes de beberlas hay que dejar que se oxigene su contenido una media hora.
También se muestra en ese museo uno de los escasos ejemplares del “Codex Calistinus”, la primera guía de viajes de la historia, que escribió un religioso francés, Aymeric Picaud, para orientar a los peregrinos en su tránsito por el Camino de Santiago.
El capítulo III de ese mismo Códice se deshace en elogios para la zona vinatera denominada Tierra Estella, a la que tilda de“ tierra de buen pan y óptimo vino”. Los viñedos de Irache abastecían de vino a los reyes de Navarra desde el siglo XII.
Las primeras noticias documentadas sobre el Monasterio de Irache,
datan de 958, pero se cree que pudo fundarlo Sancho Garcés cincuenta años antes, tras conquistar el castillo de Monjardín.
Su nombre proviene del término vasco “iratze”, que quiere decir helecho. Irache es una de las instituciones más preciadas y antiguas de Navarra
Fue en la primera mitad del siglo XI, en la época dorada de las peregrinaciones jacobeas, cuando, a instancias del rey García el de Nájera, el abad benedictino Munio mandó construir el hospital del monasterio para que “cuando vengan peregrinos o cualquier otro huésped encuentren ayuda en la limosnería”.
Al parecer éste fue el primer hospital de Navarra en la ruta compostelana en el que se acogía a peregrinos y hasta un siglo más tarde no se construyó el hospital de Roncesvalles.
SAN VEREMUNDO
El monasterio gozó de una época de esplendor durante el tiempo en que su abad fue San Veremundo. Sobrino de Munio, nacido en 1020, fue proclamado patrón del camino jacobeo navarro, ya que dedicó medio siglo a atender a los peregrinos en el primer hospital abierto en Irache por su tío.
También abrió las despensas del monasterio no sólo a los peregrinos sino a todo indigente o necesitado que llamaba a sus puertas. Se le atribuyen milagros y fue el último santo beatificado por las gentes.
Veremundo fue consejero y amigo del rey Sancho III el Mayor, de su hijo García el de Nájera, y de sus nietos Sancho IV el Noble y Sancho Ramírez. De los tres recibió veinticinco donaciones de pequeños monasterios, pueblos y lugares, que acrecentaron el patrimonio del cenobio.
Una de las leyendas que se vinculan a Irache sostiene que, contra las normas de su congregación, San Veremundo solía llevar a escondidas alimentos a los peregrinos del Camino de Santiago alojados en el hospital. Ocultaba las viandas bajo sus hábitos y cuando los frailes le interrogaban por lo que llevaba y le obligaban a enseñarlo, los alimentos se convertían en flores o leña.
Los soldados de Napoleón utilizaron el monasterio como hospital de campaña, tras expulsar a los monjes, que volvieron a ocuparlo una vez finalizada la Guerra de la Independencia, en 1820.
Fernando VII instauro de nuevo el cenobio en 1824, que se abolió en 1839, tras la Primera Guerra Carlista lo que dejo el monasterio deshabitado. En la Segunda Guerra Carlista fue hospital de sangre de los carlistas.
En 1836 el estado realiza algunas reparaciones pero después del cierre de la vida monástica se donan a la iglesia de Dicastillo los retablos y la imagen de la Virgen de Irache, para compensar las perdidas que esa parroquia tuvo durante la contienda.
Pasa a ser de titularidad del Estado y se declara monumento histórico-artístico el 24 de abril de 1877. En 1887 se cede el conjunto a la orden de las Escuelas Pías, que lo usan como noviciado y colegio hasta 1984, cuando se cierra.
En 1986 pasa a depender del Gobierno de Navarra y el 10 de abril de 2006, el Gobierno de Navarra acuerda cederlo al Instituto de Turismo de España, con vistas a la construcción un Parador Nacional, como alojamiento de calidad en la Ruta Compostelana.
En la actualidad se trata de una inmensa mole de edificios medievales, que ocupan una superficie de 6.905 metros cuadrados, de los cuales 1.073 corresponden a la iglesia renacentista y barroca.
En el conjunto se conserva la iglesia benedictina (XII), el claustro plateresco, la torre de estilo herreriano y otras dependencias construidas en la época en la que albergó una universidad (1569-1824).
Del conjunto destaca el monumental templo románico, iniciado en el siglo XII sobre los restos de una anterior iglesia prerrománica. La iglesia tiene planta de cruz latina, tres naves y crucero, en cuyo centro se levanta un gran cimborrio. Los tres ábsides semicirculares son testigos de la primitiva construcción y de ellos destaca el central por su maravillosa cornisa perfectamente conservada y adornada con infinidad de animales.
Al templo se puede acceder por dos portadas románicas: la de San Pedro y la principal, además de la puerta “Preciosa”, que comunica con el monumental claustro renacentista. Construido en el siglo XVI, es una mezcla de estilo ojival y plateresco y mide 37 metros de alto por 32 de ancho.
PUERTA PRECIOSA
En el ángulo nororiental del claustro se abre la puerta de acceso a la iglesia denominada “Preciosa”. El nombre se debe a que en todas las abadias benedictinas existía en el claustro una puerta dedicada a la Virgen, que se llamaba Preciosa porque en las principales festividades marianas, el abad y la comunidad se colocaban ante dicha puerta y entonaban allí la antífona “Speciosa facta est”.
La puerta, que se conserva en buen estado, es de arco de medio punto. En su parte central aparece la figura del Salvador y sobre ella se eleva una hornacina, en cuyo centro está la imagen de María.
La sacristía monacal se construyó en el siglo XVI, al igual que la sala capitular, de planta cuadrada, con bóveda nervada, decorada con medallones lisos y sin escultura de ninguna clase.
En ángulo recto con la iglesia hay un amplio edificio de principios del siglo XVII y estilo herreriano, que albergó la Universidad de Irache.
En 1544 se creó un colegio que se convertiría en Universidad pontificia en 1615, de la mano del papa Paulo V. En 1665 la confirmó Felipe IV. Pero después de un periodo de auge en el siglo XVII, decae a comienzos del XIX y se cierra en 1824.
Irache, a diferencia de otros grandes monasterios medievales navarros, como la Oliva o Iranzu, siempre estuvo habitado, lo que evitó su ruina y permitió que se conservase en muy buen estado. Pero la escasez de vocaciones provocó la marcha de los frailes en 1985 y, desde entonces, se encuentra deshabitado. Pese a ello, el visitante encuentra a un conserje que cuida desde hace 35 años del edificio.
Durante nueve siglos, el ábside del templo estuvo presidido por la imagen de Nuestra Señora de Irache (siglo XII), uno de los más bellos ejemplos de la imaginería mariana románica de Navarra. Es de madera, de un metro de altura, y está recubierta por una chapa de plata, excepto la cara y las manos. Para admirar la imagen hay que acudir a iglesia de Dicastillo, donde se guarda desde hace un siglo.
Irache conserva más de 7.000 piezas de arte y un buen número de objetos de interés etnográfico, como aperos agrícolas procedentes de caseríos del Bidasoa, e impresionantes carruajes expuestos en los pasillos del monasterio. Con tales piezas está previsto abrir un museo etnológico.
Monasterio, bodegas y buena parte de principales viñas de Irache están emplazadas a las faldas de la montaña de Montejurra.
Las actuales bodegas fueron fundadas 1891. Inicialmente existían las variedades de tempranillo, graciano y viura, además de garnacha. Con estas variedades consiguió su antiguo propietario hacer exquisitos vinos.
En 1950 la familia Santesteban se hizo cargo de la empresa, siguió con los sistemas tradicionales de elaboración y paralelamente amplió y modernizó las instalaciones, para adaptarse a las exigencias de los mercados.
La diversidad climática de la tierra donde nacen y crecen los viñedos de
Bodegas Irache y su especial orientación, con influencia atlántica y cerca de la zona límite de cultivo, dan como resultado un hábitat donde es más difícil la maduración de la vid, pero donde aumentan las aspiraciones de calidad.
En la actualidad tiene 150 hectáreas de viñedos propios y una bodega con capacidad para 10 millones de litros. En ella destaca una espectacular nave de crianza, única por su construcción con arcos de medio punto, capaz de albergar 10.000 barricas, a la que muchos llaman la catedral del vino. Los vinos de Irache se venden en casi 70 países y han cosechado importantes premios nacionales e internacionales.
Por Cándido de Paz
El Camino de Santiago es un universo pleno de experiencias para quien decide aventurarse por esa senda que transitaron desde la Edad Media gentes de toda Europa. A la vuelta de cualquier recodo aguarda la sorpresa. Como es el caso de la insólita fuente de Irache, de la que mana agua y vino para saciar a los peregrinos.
Cientos de peregrinos de diferentes nacionalidades visitan a diario ese lugar incluido entre las principales curiosidades del Camino y, naturalmente, refrescan sus resecas gargantas con el agua o se alegran con el néctar de las uvas navarras.
Irache, su fuente, su monasterio y las bodegas aparecen como punto de interés en muchas Guías del Camino de Santiago y en múltiples referencias en internet. Se pueden visitar las bodegas mediante cita previa.
La Fuente de Irache, junto al monasterio del mismo nombre, es un aliciente creado en 1991 por las bodegas que han adoptado el nombre del establecimiento religioso para crear una marca ahora conocida en los cuatro puntos cardinales.
Irache está emplazado en la localidad de Ayegui, a poco más de dos kilómetros de la antigua ciudad de Estella, cuyo nombre, que significa estrella, entronca directamente con el significado compostelano (campo de estrellas). Además, los gruesos muros de piedra natural de la bodega bordean la ruta histórica de la peregrinación jacobea.
La fuente, que ahora ofrece un atractivo añadido en forma de cámara web, por medio del cual el peregrino puede ser visto en tiempo real mientras degusta los caldos navarros, está emplazada en una gran placa de acero sobre un muro de piedra de sillería.
En ella destacan dos leyendas:
“A beber sin abusar te invitamos con agrado. Para poderlo llevar el vino ha de ser comprado”.
Y, “Peregrino si quieres llegar a Santiago con fuerza y vitalidad de este gran vino echa un trago y brida por la felicidad”.
MUSEO DEL VINO
Además, la bodega ofrece la posibilidad de comprobar en tiempo real el número de personas que visitan la fuente, a través de su página web: http://www.irache.com/. Incluso, los peregrinos pueden solicitar el sello de la Fuente de Vino para ser estampado en la Credencial del Peregrino.
Pero no acaban ahí los atractivos. A pocos metros de la fuente y en uno de los edificios más antiguos de la bodega, que data de 1891, está el Museo del Vino, donde se pueden contemplar más de doscientas piezas antiguas relacionadas con la cultura de la vid.
Su cava centenaria guarda una colección privada de cosechas excelentes de las siguientes añadas: 1933, 1940, 1955, 1964, 1970, 1973, 1976, 1978, 1981, 1982, 1984, 1985, 1987.
De la cosecha más antigua, la de 1933, quedan muy pocas botellas. Se corresponden con el año de nacimiento del propietario de Bodegas Irache, Jesús Santesteban, que las guarda celosamente, ya que fue elaborado por su padre.
Este gran vino sólo se bebe en acontecimientos muy especiales, como
celebraciones religiosas, onomásticas o para compartir con amigos. Muy pocos
pueden disfrutar de un vino de tantos años, que hay que beber con respeto y calma.
Se equivocan quienes teman que un vino de tantos años ha de estar oxidado, evolucionado, bien al contrario, al estar bien conservado ha desarrollado plenamente los aromas balsámicos a tomillo, clavo, pimienta… y su excepcional sabor a miel.
A esas botellas de vino se les han cambiado los corchos cada 10 años y han permanecido tumbadas a 14 grados de temperatura, sin luz artificial. Antes de beberlas hay que dejar que se oxigene su contenido una media hora.
También se muestra en ese museo uno de los escasos ejemplares del “Codex Calistinus”, la primera guía de viajes de la historia, que escribió un religioso francés, Aymeric Picaud, para orientar a los peregrinos en su tránsito por el Camino de Santiago.
El capítulo III de ese mismo Códice se deshace en elogios para la zona vinatera denominada Tierra Estella, a la que tilda de“ tierra de buen pan y óptimo vino”. Los viñedos de Irache abastecían de vino a los reyes de Navarra desde el siglo XII.
Las primeras noticias documentadas sobre el Monasterio de Irache,
datan de 958, pero se cree que pudo fundarlo Sancho Garcés cincuenta años antes, tras conquistar el castillo de Monjardín.
Su nombre proviene del término vasco “iratze”, que quiere decir helecho. Irache es una de las instituciones más preciadas y antiguas de Navarra
Fue en la primera mitad del siglo XI, en la época dorada de las peregrinaciones jacobeas, cuando, a instancias del rey García el de Nájera, el abad benedictino Munio mandó construir el hospital del monasterio para que “cuando vengan peregrinos o cualquier otro huésped encuentren ayuda en la limosnería”.
Al parecer éste fue el primer hospital de Navarra en la ruta compostelana en el que se acogía a peregrinos y hasta un siglo más tarde no se construyó el hospital de Roncesvalles.
SAN VEREMUNDO
El monasterio gozó de una época de esplendor durante el tiempo en que su abad fue San Veremundo. Sobrino de Munio, nacido en 1020, fue proclamado patrón del camino jacobeo navarro, ya que dedicó medio siglo a atender a los peregrinos en el primer hospital abierto en Irache por su tío.
También abrió las despensas del monasterio no sólo a los peregrinos sino a todo indigente o necesitado que llamaba a sus puertas. Se le atribuyen milagros y fue el último santo beatificado por las gentes.
Veremundo fue consejero y amigo del rey Sancho III el Mayor, de su hijo García el de Nájera, y de sus nietos Sancho IV el Noble y Sancho Ramírez. De los tres recibió veinticinco donaciones de pequeños monasterios, pueblos y lugares, que acrecentaron el patrimonio del cenobio.
Una de las leyendas que se vinculan a Irache sostiene que, contra las normas de su congregación, San Veremundo solía llevar a escondidas alimentos a los peregrinos del Camino de Santiago alojados en el hospital. Ocultaba las viandas bajo sus hábitos y cuando los frailes le interrogaban por lo que llevaba y le obligaban a enseñarlo, los alimentos se convertían en flores o leña.
Los soldados de Napoleón utilizaron el monasterio como hospital de campaña, tras expulsar a los monjes, que volvieron a ocuparlo una vez finalizada la Guerra de la Independencia, en 1820.
Fernando VII instauro de nuevo el cenobio en 1824, que se abolió en 1839, tras la Primera Guerra Carlista lo que dejo el monasterio deshabitado. En la Segunda Guerra Carlista fue hospital de sangre de los carlistas.
En 1836 el estado realiza algunas reparaciones pero después del cierre de la vida monástica se donan a la iglesia de Dicastillo los retablos y la imagen de la Virgen de Irache, para compensar las perdidas que esa parroquia tuvo durante la contienda.
Pasa a ser de titularidad del Estado y se declara monumento histórico-artístico el 24 de abril de 1877. En 1887 se cede el conjunto a la orden de las Escuelas Pías, que lo usan como noviciado y colegio hasta 1984, cuando se cierra.
En 1986 pasa a depender del Gobierno de Navarra y el 10 de abril de 2006, el Gobierno de Navarra acuerda cederlo al Instituto de Turismo de España, con vistas a la construcción un Parador Nacional, como alojamiento de calidad en la Ruta Compostelana.
En la actualidad se trata de una inmensa mole de edificios medievales, que ocupan una superficie de 6.905 metros cuadrados, de los cuales 1.073 corresponden a la iglesia renacentista y barroca.
En el conjunto se conserva la iglesia benedictina (XII), el claustro plateresco, la torre de estilo herreriano y otras dependencias construidas en la época en la que albergó una universidad (1569-1824).
Del conjunto destaca el monumental templo románico, iniciado en el siglo XII sobre los restos de una anterior iglesia prerrománica. La iglesia tiene planta de cruz latina, tres naves y crucero, en cuyo centro se levanta un gran cimborrio. Los tres ábsides semicirculares son testigos de la primitiva construcción y de ellos destaca el central por su maravillosa cornisa perfectamente conservada y adornada con infinidad de animales.
Al templo se puede acceder por dos portadas románicas: la de San Pedro y la principal, además de la puerta “Preciosa”, que comunica con el monumental claustro renacentista. Construido en el siglo XVI, es una mezcla de estilo ojival y plateresco y mide 37 metros de alto por 32 de ancho.
PUERTA PRECIOSA
En el ángulo nororiental del claustro se abre la puerta de acceso a la iglesia denominada “Preciosa”. El nombre se debe a que en todas las abadias benedictinas existía en el claustro una puerta dedicada a la Virgen, que se llamaba Preciosa porque en las principales festividades marianas, el abad y la comunidad se colocaban ante dicha puerta y entonaban allí la antífona “Speciosa facta est”.
La puerta, que se conserva en buen estado, es de arco de medio punto. En su parte central aparece la figura del Salvador y sobre ella se eleva una hornacina, en cuyo centro está la imagen de María.
La sacristía monacal se construyó en el siglo XVI, al igual que la sala capitular, de planta cuadrada, con bóveda nervada, decorada con medallones lisos y sin escultura de ninguna clase.
En ángulo recto con la iglesia hay un amplio edificio de principios del siglo XVII y estilo herreriano, que albergó la Universidad de Irache.
En 1544 se creó un colegio que se convertiría en Universidad pontificia en 1615, de la mano del papa Paulo V. En 1665 la confirmó Felipe IV. Pero después de un periodo de auge en el siglo XVII, decae a comienzos del XIX y se cierra en 1824.
Irache, a diferencia de otros grandes monasterios medievales navarros, como la Oliva o Iranzu, siempre estuvo habitado, lo que evitó su ruina y permitió que se conservase en muy buen estado. Pero la escasez de vocaciones provocó la marcha de los frailes en 1985 y, desde entonces, se encuentra deshabitado. Pese a ello, el visitante encuentra a un conserje que cuida desde hace 35 años del edificio.
Durante nueve siglos, el ábside del templo estuvo presidido por la imagen de Nuestra Señora de Irache (siglo XII), uno de los más bellos ejemplos de la imaginería mariana románica de Navarra. Es de madera, de un metro de altura, y está recubierta por una chapa de plata, excepto la cara y las manos. Para admirar la imagen hay que acudir a iglesia de Dicastillo, donde se guarda desde hace un siglo.
Irache conserva más de 7.000 piezas de arte y un buen número de objetos de interés etnográfico, como aperos agrícolas procedentes de caseríos del Bidasoa, e impresionantes carruajes expuestos en los pasillos del monasterio. Con tales piezas está previsto abrir un museo etnológico.
Monasterio, bodegas y buena parte de principales viñas de Irache están emplazadas a las faldas de la montaña de Montejurra.
Las actuales bodegas fueron fundadas 1891. Inicialmente existían las variedades de tempranillo, graciano y viura, además de garnacha. Con estas variedades consiguió su antiguo propietario hacer exquisitos vinos.
En 1950 la familia Santesteban se hizo cargo de la empresa, siguió con los sistemas tradicionales de elaboración y paralelamente amplió y modernizó las instalaciones, para adaptarse a las exigencias de los mercados.
La diversidad climática de la tierra donde nacen y crecen los viñedos de
Bodegas Irache y su especial orientación, con influencia atlántica y cerca de la zona límite de cultivo, dan como resultado un hábitat donde es más difícil la maduración de la vid, pero donde aumentan las aspiraciones de calidad.
En la actualidad tiene 150 hectáreas de viñedos propios y una bodega con capacidad para 10 millones de litros. En ella destaca una espectacular nave de crianza, única por su construcción con arcos de medio punto, capaz de albergar 10.000 barricas, a la que muchos llaman la catedral del vino. Los vinos de Irache se venden en casi 70 países y han cosechado importantes premios nacionales e internacionales.
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