La leyenda de la Virgen de la Barca y el Apóstol Santiago
Muxía.- Cuando el Apóstol Santiago llegó a Hispania, destinó buena parte del tiempo a predicar la doctrina de Jesús en la provincia de Gallaecia, si bien no cosechó mucho éxito. Ello hace que se desesperase y barajase marcharse.
Una buena tarde, cuando se encontraba meditando a la orilla del mar de Mongía -los monjes benedictinos de Moraime dieron nombre al territorio-, ahora Muxía, se le aparece una barca de piedra que se va acercando a donde él se encuentra, y sobre la que va la Virgen María.
Hoy continúan junto al santuario de la Barca los restos de la nave pétrea: Pedra de Abalar, Pedra dos Cadrís y Pedra do Timón-. Y entonces es la propia Virgen la que le anima a seguir con su labor, asegurándole que ella estará a su lado, para, seguidamente, desaparecer.
Esto hizo que Santiago continuase algún tiempo más por estas tierras. Luego decide regresar a Palestina. Durante el recorrido pasa por la ciudad de Caesaraugusta, la actual Zaragoza, donde de nuevo se aparece María sobre un pilar jaspeado, mientras los discípulos del Apóstol duermen. Y le pide que esté a su lado en Palestina cuando ella deje esta vida.
Este acontecimiento valió para que Santiago convirtiera a la fe cristiana a siete hombres conocidos como los Siete Varones Apostólicos, que le acompañaron a Palestina. Cuatro de ellos traerían sus restos de vuelta hasta Iria Flavia (Padrón) y luego al Monte Libredón (Compostela), y se encargarían de convertir a muchos pobladores de la Hispania romana y la Lusitania.
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