Por Juan Frisuelos
Talavera de la Reina.- Humilde y
discretamente, como en él es habitual, José María Arroyo, más conocido como el
Peregrino de la Esclerosis Múltiple, porque en su caminar reclama que se investigue
con más ahínco el remedio para ese mal, se dirige nuevamente hacia Compostela,
después de emprender su marcha el viernes 27 de abril desde la Basílica del Prado de Talavera de la
Reina.
Si se cumplen sus planes, Arroyo
llegará ante la tumba del Apóstol en 14 días, el próximo 9 de mayo. En esta
ocasión, tras cruzar la cuerda de Gredos y encaminarse hacia Salamanca,
enlazará allí con la Vía de la Playa y después continuará por el Camino
Sanabrés hasta Santiago.
Pero lejos de quedarse en la capital
gallega, Arroyo emprenderá el retorno hacia Talavera, en este caso siguiendo en
sentido inverso el Camino Portugués de la Costa, pero en dirección al Santuario
de Fátima, a donde planea llegar el 15 de mayo, festividad de San Isidro, uno
de los patronos de Talavera. Desde Fátima seguirá caminando hacia la ciudad
templaria de Tomar en dirección a Valencia de Alcántara, primero, y de Cáceres,
más tarde.
José María Arroyo tiene previsto
pernoctar el 25 de mayo en su hogar, en Alberche, pero su periplo no concluirá
hasta un día después, cuando escuchará misa de 11.00 en la talaverana Basílica
del Prado, de cuya Virgen es muy devoto.
El peregrino, que ya había recorrido
la ruta hasta Compostela para pedir que sanase su esposa, afectada entonces de
cáncer, comenzó sus peregrinaciones en 2003 en demanda de que se investigue más
sobre la esclerosis múltiple, enfermedad que padece su hija, y que afecta a
otras 40.000 personas como mínimo en España.
El peregrino de la esclerosis, enfermedad
crónica que ataca al sistema nervioso central (el cerebro y la espina dorsal),
recorre impresionantes etapas, de 60 o 70 kilómetros, y hasta la fecha lleva
andados una decena de Caminos, en una ocasión saliendo de Roma para llegar a
Compostela.
Hombre animoso como pocos, José
María Arroyo ha declarado que no se deja
vencer por el camino, pero sí está un poco desesperanzado con el poco interés
que encuentra en los políticos a la hora de poner más medios para combatir esta
enfermedad. “No me duelen los pasos que doy, pero de eso sí me canso de que no
se tomen medidas, los políticos no se preocupan”, y reclama de los medios de
comunicación que presten más atención a la enfermedad invalidante, y menos a su
persona.
«No cojo dinero de nadie, yo no me
lucro con la enfermedad. Yo solo quiero que se investigue», no se cansa de
repetir José María Arroyo, que tampoco comparte el proceder de las diversas
asociaciones de Esclerosis Múltiple que hay en el país, va por libre y con el
único propósito de hacer pública su denuncia. «Voy solo», y rectifica, «con
Dios que no es poco. Yo era creyente pero poco practicante». Su compañía en el
Camino es la Virgen del Prado.
Trabajador jubilado de Iberdrola,
Arroyo lleva como único equipaje unas botas, pantalones, un chaleco, un sobrero
y una mochila con mudas en la que reza Esclerosis múltiple más investigación.
Con ese empeño, además de acudir a pie cada año hasta Compostela ha recorrido
los principales santuarios europeos del cristianismo: Lourdes, Santiago y
Fátima.
El
peregrino confía que para el
2015 se cumplan las previsiones de los científicos de encontrar algún avance
para frenar la enfermedad. «Yo no pido para mí nada. No quiero. Juego a la
lotería y nunca he pedido que me toque, siempre pido para los demás para que se
puedan curar. Solo pido que se investigue», insiste.
También dice que «espero que algún
día me escuchen»,mientras ha perdido la cuenta de todos los kilómetros que ha
recorrido con su particular lucha. Lo que sí ha podido ha sido experimentar la
hospitalidad de muchas personas que se ha encontrado a su paso después de
tantos años peregrinando. «Hay gente muy buena», y de ese modo ha hecho muy
buenos amigos sentencia. Pero también reconoce que el Camino a veces no es
fácil. «A veces hay gente que te desprecia y que te quiere echar a patadas
cuando te ve llegar demacrado por el cansancio», señala.
«Voy a continuar
hasta que Dios me deje, El es quien manda», dice.
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