lunes, 23 de abril de 2012

Lo que tiene que saber el peregrino

Indumentaria de los primeros peregrinos

Burgos.- A no ser por la "vieira" prendida de la mochila,nada distinguiría en la actualiadad a un peregrino de cualquier otro caminante,... que diferencia con los peregrinos de la Edad Media, que a su paso no daban pie a la menor duda, siendo reconocidos por todos, incluso por los más pequeños.
Como decia al princio, exceptuando la "vieira",ninguno de los atributos del actual peregrino, tienen el mínimo atisbo que lo pudieran identificar con los tiempos pasados. Incluso el clásico "bordon", es sustituido por los modernos bastones telescópicos.
Como mucho, alguna "calabaza", adquirida en cualquier tienda de regalos,le aporta al peregrino una cierta pincelada tradicional.
¿Pero cual era en realidad la vestimenta de aquellos peregrinos,que desafiando todo tipo de dificultades,se decidían encaminar sus pasos a Compostela?.
Quizás como ninguna,la peregrinación a Santiago fue superponiendo a sus características esenciales todo un conjunto de elementos externos,más o menos folclóricos,que fueron tomando cuerpo con el transcurrir de los años y llegaron a ocultar,como tantas veces en España,la auténtica realidad. 
Estos elementos característicos del peregrino jacobeo de manera inequivoca,tanto durante la peregrinación como después de ella, se fueron constituyendo a manera de trofeos o recuerdos de campaña.Al igual que en la milicia ,el peregrino se distinguía de los demás mortales por su indumentaria y arreos,por las canciones propias de su condición y por la leyendas y tradiciones con que aderezaba su camino.Todo ello se conservaba amorosamnete tras la peregrinación y se trasnmitía a los hijos de generación en generación.
 En lo referente al vestuario,digamos que al principio se limitaron a utilizar prendas y calzado meramente utilitarios.Pero con el tiempo estas prendas dejaron de evolucionar, se mantuvieron iguales a sí mismas y llegaron a convertirse en características esenciales de los peregrinos jacobeos. Incluso al propio Santiago se le empezó a representar con tal indumentaria. Este indumento se componía pricipalmente;de un sombrero de alas anchas, redondeadas y recogidas para protegerse del sol y la lluvia; amplio abrigo abierto por delante, con el fin de facilitar el caminar y ceñido al cuerpo mediante un cíngulo o cordón de esparto. 
Una esclavina, de piel,también llamada pelegrina o pelegrin,procedente del término francés "pelerine" (capa) ; calzado fuerte, propio para jornadas largas,consistente en una sandalias con dos tiras en la parte anterior y una en la posterior que solian ser de piel ternero,muy elástica y suela de madera o bien de cuero,según los medios de cada uno; bordón, largo, y grueso,siempre con una altura por encima de la cabeza, terminado en un regatón o contera metálica, para ayudarse en los pasos difíciles y, eventualmente, ahuyentar animales poco amistosos y defenderse,si era el caso,de los "gallofos",denominación que se les daba a aquellos que se dedicaban a asaltar a los peregrinos,siendo éstos generalmente de roble o acebo y nunca o al menos en muy raras ocasiones,rematado por la curvatura típica de la muleta ,a la que nos tienen aconstumbrados, disponiendo como mucho de un palo cruzado que le asemejaria a una cruz y al mismo tiempo les servía para colgar la calabaza; el zurrón, para transportar las vituallas,confecionado en piel de cordero; la escarcela, también llamada esportilla o pera, debida a su forma, que era la bolsa para el dinero,la cual se cerraba por medio de una tira de cuero en el borde de su parte superior y que a su vez se colgaga del cíngulo; y la calabaza, que haa funciones de cantimplora y que se solía llevar colgada del bordón o también del cíngulo que rodeaba el abrigo. 
Todo esto era inminentemente utilitario. Sin embargo, lo más característico de la indumentaria jacobea sería, desde el siglo XI, la venera, vieira, concha o zamburiña (pectum Jacobeus, en argot científico), que los peregrinos adquirían al llegar a Santiago,y de la que ya dije en anteriores ocasiones,las autoridades eclesiásticas llegaron a reservarse el control de su venta y era como el trofeo que demostraba que haan conseguido su objetivo. 
Solían colocársela, a veces en gran número, en el ala del sombrero, en la esclavina y hasta en la escarcela. Seguramente se pueda considerar como el primer souvenir de la historia.

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