jueves, 21 de mayo de 2009

Camino de Papel

Sale a la venta 'Hijos del fin del mundo', el relato del Camino de Espido Freire

Madrid.- Desde que era pequeña, los viajes han formado parte de la vida de la escritora Espido Freire, nacida en Bilbao pero de padres y abuelos gallegos. Durante el camino que, cada verano, empezaba en el coche familiar y terminaba en Galicia, el fin de la tierra, miles de sensaciones, olores e imágenes se agolpaban en su mente de niña inquieta.
Ahora, la escritora evoca esos recuerdos en Hijos del fin del mundo (Imagine ediciones), una obra con la que ha obtenido el Premio Llanes de Viajes 2009.
Hijos del fin del mundo. De Roncesvelles a Finisterre, presentada este jueves en Madrid, no es un libro de viajes al uso, tal y como considera el novelista Fernando Marías, quizás porque tampoco su autora es una novelista convencional.
Con un título "atractivo, que anuncia una obra de calidad", Marías opina que Hijos del fin del mundo pertenece a una etapa "madura" de la escritora vasca, en la que "está liberando su literatura".
Para Espido Freire, viajar es una parte muy importante de su vida, y con este libro pretende recuperar un camino que era vital para ella, acostumbrada desde niña a recorrer el norte de España para ir a visitar a su familia a Galicia, "el fin de la tierra".
Por eso, el año pasado decidió emprender sin más compañía que una vara, un macuto y una cámara de fotos, el Camino de Santiago, retrocediendo a los tres o cuatro años, cuando montaba en el coche de sus padres y les pedía una y otra vez que pararan para coger unas florecillas llamadas milicroques o digitales.
En esa época no había tiempo para coger flores o contemplar los paisajes, porque había que llegar "a casa de los abuelos", pero en este viaje, plasmado en las páginas del libro, la escritora ha tenido tiempo para detenerse en cada pequeño detalle del camino.
"Este libro habla de la belleza, que está en todas partes, incluso antes de llegar al punto de destino", explica la autora de Soria Moria sobre esta obra, en la que valora la importancia de las lenguas, del pasado o de recuperar y preservar nuestro patrimonio. Uno de los grandes valores del libro es que viaja al interior de la escritora, es un reencuentro con su pasado, su familia, sus historias anteriores a la figura pública que hoy conocemos.
"Fue regresar a la Espido original, a la que aún no era escritora, a la que estaba marcada por los genes, por las historias y las tradiciones", explica la autora, quien se considera una persona "sensible y emotiva".
El Camino de Santiago, que crea "auténtica adicción", le ha dado a Espido Freire muchas historias que comenta en esta obra; algunas son tradiciones solemnes, otras son historias simpáticas y otras "abiertamente ridículas". "Es un viaje que hay que hacer, por lo menos una vez en la vida", afirma la escritora, que en Madrid echa mucho de menos la naturaleza de su tierra.

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