Relación entre “bicigrinos” y peregrinos
Por Tomás Sánchez
Que el Camino de Santiago es un fenómeno de masas nadie lo duda, que en estos últimos tiempos está más de moda que nunca y cada vez son más las personas que se lanzan a realizar la ruta jacobea tampoco.
Estamos inmersos en pleno siglo XXI y en un mundo cada vez más globalizado, donde las personas viven cada vez más estresadas en una sociedad cada vez más competitiva y donde las personas sienten que veces pierden su libertad individual.
El Camino es una buena forma de buscar y encontrar esa libertad personal e individual que tanta falta hace en estos nuevos tiempos.
Con los nuevos tiempos también llegan nuevas formas de hacer el camino y cada vez son más las personas que se lanzan a hacer el Camino en bicicleta.
La bicicleta permite a muchas personas que no disponen del tiempo necesario para hacer el Camino andando realizarlo al menos en la mitad de tiempo.
Existen ciertos prejuicios sin fundamento contra los ciclistas en el Camino y es que se les está atribuyendo ciertas generalidades que no son del todo ciertas y en determinadas ocasiones se confunden las relaciones entre personas y el egoísmo común diferenciando a las personas y encasillándolas de una manera u otra dependiendo de si hacen el Camino a píe o en bicicleta.
Nos consideramos “bicigrinos” los que hacemos el Camino de Santiago en bicicleta y con un talante especial de disfrute y respeto hacia los demás. Los “bicigrinos” nos encontramos a veces con ciertas discriminaciones y prejuicios hacia nosotros. También con absurdas e injustas normas sobre la ocupación de los albergues y críticas de nuestros compañeros peregrinos caminantes, lo cual hace que surjan ciertos conflictos de convivencia entre los unos y los otros.
Como todas las cosas en la vida, siempre hay excesos en uno u otro sentido. No todos los bicigrinos llevan el mismo talante y espíritu al hacer el Camino y no todos los peregrinos son tan santos y respetuosos como se les supone.
Al final hablamos de personas y las personas vayan en bicicleta o andando, en el Camino de Santiago también al final suelen sacar sus actitudes más egoístas y ruines y actúan según sus principios de “maricón el ultimo” y “ande yo caliente ríase la gente”.
Cierto es que hay muchos ciclistas que se aprovechan de las facilidades del Camino de Santiago, de los albergues y los servicios que se prestan para a precio barato y cómodo realizar “carreras contra reloj hacia Santiago”, que van en grupos como domingueros alocados devorando kilómetros como posesos y jactándose de hacerlo en menos días que otros, que van con coches de apoyo que les transportan el equipaje para que ellos puedan saltar como cabras… etc.
Pero también es mucho más cierto que hay muchos y cada vez habrá más que no se consideran “BICIGRINOS” y que hacen el Camino de forma respetuosa y en bicicleta. Muchos lo hacen así por obligación al no disponer de los 30 días que se necesitan para hacer el Camino a pie, otros muchos por un amor compartido a la bicicleta y al Camino.
Estos BICIGRINOS suelen ir cargados con sus alforjas y disfrutan de cada cosa que encuentran en el Camino, consideran a las personas que se encuentran en su recorrido “ángeles del Camino” y aún llegando a las 6 de la tarde les sobra tiempo para disfrutar enormemente de cada persona que se abre a ellos y comparten una mesa o un buen rato en un albergue.
Los peregrinos como he comentado antes los hay maravillosos y verdaderos “ángeles”, pero no todos son tan respetuosos y perfectos como se les supone, incluso me atrevería a decir que también hay multitud que tienen actitudes incívicas y egoístas respecto a los demás.
Que alguien me diga que le parece las siguientes actitudes y situaciones que afectan a la relación BICIGRINOS - PEREGRINOS y si son tan malos los unos o los otros o si finalmente resulta que todo es según del color de las gafas con las que se mira.
- Cuando la hora de levantarse en los albergues está más o menos estipulada a las 6 de la mañana y cuando casualmente amanece más o menos a esa hora, por qué muchos PEREGRINOS se levantan a las 4 y las 5 de la madrugada, haciendo un estruendo terrible de ruidos y de bolsas de plástico, importándoles un carajo si despiertan a los demás.
- Casualmente esas mismas personas, al levantarse tan pronto, luego una vez instalados en el siguiente albergue ya están acostados durmiendo a las 6 de la tarde y les molesta enormemente los que llegan a esas horas y se mueven entre las literas.
- Esas personas, salen de noche del albergue a, según ellos, realizar el Camino de Santiago, alumbrando con linternas por las esquinas de los pueblos y tropezando con las piedras de los caminos en absoluta oscuridad. Pasan de largo por monumentos y museos que como es lógico están cerrados a cal y canto.
- Salen tan temprano y toman esta actitud con el afán de llegar primeros al siguiente albergue y adelantar a sus compañeros (competidores) y coger sitio en el albergue para que no les quiten la cama.
- A las 12 del mediodía ya están haciendo cola en la puerta del albergue y cuando ya con recelo y avaricia están instalados, se apoderan de “su sitio” y de su zona y miran por encima del hombro a los que llegan después y luchan por ocupar su sitio o los sitios colindantes. Si llega un ciclista que ha realizado el equivalente a lo que ellos han realizado de recorrido multiplicado por tres, saliendo a una hora normal, respetando a los demás, cargando con sus alforjas y machacado a las 6 de la tarde……., pues que le den……., yo ya estoy instalado, he llegado antes y este sitio es mío.
- En estas circunstancias en los albergues públicos hay una norma ridícula e injusta por la que los peregrinos caminantes pueden ocupar albergue cuando quieren y los ciclistas están vetados o condicionados. Si llegas en bicicleta nadie se plantea de dónde vienes o cuantos kilómetros llevas….., sencillamente se te dice que los caminantes tienen prioridad y que te busques la vida. En cambio si un caminante se baja de un taxi en la esquina de antes del albergue y entra por la puerta se le da cama sin averiguar ni rechistar. Si un caminante ha ido caminando con las manos en los bolsillos y le han llevado la mochila en un taxi, nadie se lo plantea, sencillamente tiene prioridad y ya está. En la subida a O Cebreiro los taxis van como locos arriba y abajo con personas y equipajes….., cuando llegan al albergue nadie les discutirá si tienen derecho a ocupar plaza o no. Los bicigrinos, ni queriendo podrán subir sus bicicletas y sus cargas en taxi, ni mucho menos ellos mismos. Como lleguen antes de las 6 de la tarde arriba aunque vengan de 80 kilómetross van listos..
Y tantas y tantas cosas y agravios que he sentido en mis carnes y que podría explicar pero no lo hago por no cansar con la exposición.
Los BICIGRINOS tenemos el mismo derecho moral a ir por los caminos al igual que van esos caminantes ansiosos y nocturnos. Esos “turistas oportunistas y baratos” y al igual que hay peregrinos puristas y excepcionales, también hay bicigrinos, como un servidor por ejemplo que disfrutamos con cada cosa que nos encontramos, que hacemos fotos a cada piedra y a cada mosca, que perdemos una hora hablando con una persona que nos da conversación en la plaza de un pueblo, que aprovechamos todas las horas del día para recorrer los caminos pausadamente y empapándonos de todo y que llegamos extenuados al albergue a buscar cobijo y la compañía de otros seres humanos, ciclistas o no a la caída de la tarde.
Yo como he comentado he realizado el camino en cuatro ocasiones y por cuatro rutas diferentes, Camino Francés, Vía de la plata, Camino del Norte y camino Catalán. Para mí han sido experiencias inolvidables de por vida. He respetado a las personas en todo momento, he avisado siempre con mi timbre a los peregrinos de que me acercaba a ellos por detrás intentando no asustarlos, ni molestarles, he lanzado amigablemente miles de “Buen Camino” en los miles de kilómetros recorridos a todos y cada uno de ellos, he disfrutado con la compañía de personas maravillosas venidas de medio mundo y en su mayoría peregrinos (de los buenos). He sentido sensaciones únicas y me he sentido querido y acompañado por todos, caminantes y ciclistas. También me he sentido menospreciado y discriminado.
En fin no todo es de una forma u otra….., no todos los ciclistas son de una forma o los caminantes de otras. Al final en los dos bandos hay de los buenos y de los malos.
El Camino de Santiago, con respeto y con cultura “bicigrina” es una maravillosa opción para muchas personas que se inician en el cicloturismo y que les sirve de plataforma de lanzamiento para otras rutas y experiencias más exigentes.
Por Tomás Sánchez
Que el Camino de Santiago es un fenómeno de masas nadie lo duda, que en estos últimos tiempos está más de moda que nunca y cada vez son más las personas que se lanzan a realizar la ruta jacobea tampoco.
Estamos inmersos en pleno siglo XXI y en un mundo cada vez más globalizado, donde las personas viven cada vez más estresadas en una sociedad cada vez más competitiva y donde las personas sienten que veces pierden su libertad individual.
El Camino es una buena forma de buscar y encontrar esa libertad personal e individual que tanta falta hace en estos nuevos tiempos.
Con los nuevos tiempos también llegan nuevas formas de hacer el camino y cada vez son más las personas que se lanzan a hacer el Camino en bicicleta.
La bicicleta permite a muchas personas que no disponen del tiempo necesario para hacer el Camino andando realizarlo al menos en la mitad de tiempo.
Existen ciertos prejuicios sin fundamento contra los ciclistas en el Camino y es que se les está atribuyendo ciertas generalidades que no son del todo ciertas y en determinadas ocasiones se confunden las relaciones entre personas y el egoísmo común diferenciando a las personas y encasillándolas de una manera u otra dependiendo de si hacen el Camino a píe o en bicicleta.
Nos consideramos “bicigrinos” los que hacemos el Camino de Santiago en bicicleta y con un talante especial de disfrute y respeto hacia los demás. Los “bicigrinos” nos encontramos a veces con ciertas discriminaciones y prejuicios hacia nosotros. También con absurdas e injustas normas sobre la ocupación de los albergues y críticas de nuestros compañeros peregrinos caminantes, lo cual hace que surjan ciertos conflictos de convivencia entre los unos y los otros.
Como todas las cosas en la vida, siempre hay excesos en uno u otro sentido. No todos los bicigrinos llevan el mismo talante y espíritu al hacer el Camino y no todos los peregrinos son tan santos y respetuosos como se les supone.
Al final hablamos de personas y las personas vayan en bicicleta o andando, en el Camino de Santiago también al final suelen sacar sus actitudes más egoístas y ruines y actúan según sus principios de “maricón el ultimo” y “ande yo caliente ríase la gente”.
Cierto es que hay muchos ciclistas que se aprovechan de las facilidades del Camino de Santiago, de los albergues y los servicios que se prestan para a precio barato y cómodo realizar “carreras contra reloj hacia Santiago”, que van en grupos como domingueros alocados devorando kilómetros como posesos y jactándose de hacerlo en menos días que otros, que van con coches de apoyo que les transportan el equipaje para que ellos puedan saltar como cabras… etc.
Pero también es mucho más cierto que hay muchos y cada vez habrá más que no se consideran “BICIGRINOS” y que hacen el Camino de forma respetuosa y en bicicleta. Muchos lo hacen así por obligación al no disponer de los 30 días que se necesitan para hacer el Camino a pie, otros muchos por un amor compartido a la bicicleta y al Camino.
Estos BICIGRINOS suelen ir cargados con sus alforjas y disfrutan de cada cosa que encuentran en el Camino, consideran a las personas que se encuentran en su recorrido “ángeles del Camino” y aún llegando a las 6 de la tarde les sobra tiempo para disfrutar enormemente de cada persona que se abre a ellos y comparten una mesa o un buen rato en un albergue.
Los peregrinos como he comentado antes los hay maravillosos y verdaderos “ángeles”, pero no todos son tan respetuosos y perfectos como se les supone, incluso me atrevería a decir que también hay multitud que tienen actitudes incívicas y egoístas respecto a los demás.
Que alguien me diga que le parece las siguientes actitudes y situaciones que afectan a la relación BICIGRINOS - PEREGRINOS y si son tan malos los unos o los otros o si finalmente resulta que todo es según del color de las gafas con las que se mira.
- Cuando la hora de levantarse en los albergues está más o menos estipulada a las 6 de la mañana y cuando casualmente amanece más o menos a esa hora, por qué muchos PEREGRINOS se levantan a las 4 y las 5 de la madrugada, haciendo un estruendo terrible de ruidos y de bolsas de plástico, importándoles un carajo si despiertan a los demás.
- Casualmente esas mismas personas, al levantarse tan pronto, luego una vez instalados en el siguiente albergue ya están acostados durmiendo a las 6 de la tarde y les molesta enormemente los que llegan a esas horas y se mueven entre las literas.
- Esas personas, salen de noche del albergue a, según ellos, realizar el Camino de Santiago, alumbrando con linternas por las esquinas de los pueblos y tropezando con las piedras de los caminos en absoluta oscuridad. Pasan de largo por monumentos y museos que como es lógico están cerrados a cal y canto.
- Salen tan temprano y toman esta actitud con el afán de llegar primeros al siguiente albergue y adelantar a sus compañeros (competidores) y coger sitio en el albergue para que no les quiten la cama.
- A las 12 del mediodía ya están haciendo cola en la puerta del albergue y cuando ya con recelo y avaricia están instalados, se apoderan de “su sitio” y de su zona y miran por encima del hombro a los que llegan después y luchan por ocupar su sitio o los sitios colindantes. Si llega un ciclista que ha realizado el equivalente a lo que ellos han realizado de recorrido multiplicado por tres, saliendo a una hora normal, respetando a los demás, cargando con sus alforjas y machacado a las 6 de la tarde……., pues que le den……., yo ya estoy instalado, he llegado antes y este sitio es mío.
- En estas circunstancias en los albergues públicos hay una norma ridícula e injusta por la que los peregrinos caminantes pueden ocupar albergue cuando quieren y los ciclistas están vetados o condicionados. Si llegas en bicicleta nadie se plantea de dónde vienes o cuantos kilómetros llevas….., sencillamente se te dice que los caminantes tienen prioridad y que te busques la vida. En cambio si un caminante se baja de un taxi en la esquina de antes del albergue y entra por la puerta se le da cama sin averiguar ni rechistar. Si un caminante ha ido caminando con las manos en los bolsillos y le han llevado la mochila en un taxi, nadie se lo plantea, sencillamente tiene prioridad y ya está. En la subida a O Cebreiro los taxis van como locos arriba y abajo con personas y equipajes….., cuando llegan al albergue nadie les discutirá si tienen derecho a ocupar plaza o no. Los bicigrinos, ni queriendo podrán subir sus bicicletas y sus cargas en taxi, ni mucho menos ellos mismos. Como lleguen antes de las 6 de la tarde arriba aunque vengan de 80 kilómetross van listos..
Y tantas y tantas cosas y agravios que he sentido en mis carnes y que podría explicar pero no lo hago por no cansar con la exposición.
Los BICIGRINOS tenemos el mismo derecho moral a ir por los caminos al igual que van esos caminantes ansiosos y nocturnos. Esos “turistas oportunistas y baratos” y al igual que hay peregrinos puristas y excepcionales, también hay bicigrinos, como un servidor por ejemplo que disfrutamos con cada cosa que nos encontramos, que hacemos fotos a cada piedra y a cada mosca, que perdemos una hora hablando con una persona que nos da conversación en la plaza de un pueblo, que aprovechamos todas las horas del día para recorrer los caminos pausadamente y empapándonos de todo y que llegamos extenuados al albergue a buscar cobijo y la compañía de otros seres humanos, ciclistas o no a la caída de la tarde.
Yo como he comentado he realizado el camino en cuatro ocasiones y por cuatro rutas diferentes, Camino Francés, Vía de la plata, Camino del Norte y camino Catalán. Para mí han sido experiencias inolvidables de por vida. He respetado a las personas en todo momento, he avisado siempre con mi timbre a los peregrinos de que me acercaba a ellos por detrás intentando no asustarlos, ni molestarles, he lanzado amigablemente miles de “Buen Camino” en los miles de kilómetros recorridos a todos y cada uno de ellos, he disfrutado con la compañía de personas maravillosas venidas de medio mundo y en su mayoría peregrinos (de los buenos). He sentido sensaciones únicas y me he sentido querido y acompañado por todos, caminantes y ciclistas. También me he sentido menospreciado y discriminado.
En fin no todo es de una forma u otra….., no todos los ciclistas son de una forma o los caminantes de otras. Al final en los dos bandos hay de los buenos y de los malos.
El Camino de Santiago, con respeto y con cultura “bicigrina” es una maravillosa opción para muchas personas que se inician en el cicloturismo y que les sirve de plataforma de lanzamiento para otras rutas y experiencias más exigentes.
Aunque aún no he hecho el camino pretendemos hacerlo, 5 amigos, y el artículo esta muy bien y creo que dice bastantes verdades
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