Más peregrinos para albergues ya saturados
Por C. de Paz
En la Xunta de Galicia parecen tener algunas cosas poco claras en lo que respecta al próximo Año Santo. A pesar de que los albergues del Camino de Santiago se encuentran ya bastante desbordados sin que sea Jacobeo, pretenden atraer en 2010 a más de un cuarto millón de peregrinos. O sea, un 40 por ciento más que el anterior Año Santo.
En cambio no parece que tengan tan claro los responsables a dónde van a meter a esa gente a la hora de descansar. Pretenden aumentar hasta cerca de 75.000 los peregrinos que transiten por tierras gallegas, pero hasta la fecha sólo tenemos noticia de que vayan a inaugurar dos nuevos albergues, uno en Dumbría y otro en Samos.
¿Y dónde van a colocar a los demás? ¿En qué condiciones va a tener que descansar esa gente? ¿No está ya demasiado masificado el Camino sin que se alivien esas carencias?
Este año se han vivido largas colas, incluso desde primerísima hora de la mañana, en muchos albergues del Camino, sobre todo en el tramo gallego, que es donde la mayoría de quienes aspiran a conseguir su Compostela inician su caminata. Ha habido en ocasiones más peregrinos transitando de noche por la Ruta compostelana que de día. Y no era para huir de las altas temperaturas. Trataban de asegurarse una plaza en un albergue.
Al cansancio propio de la peregrinación, todos esos centenares o miles de sufridos peregrinos han tenido que añadir las horas de espera para conseguir un jergón en el que reposar sus huesos. Sobre todo en los meses veraniegos.
Además, muchos de esos humildes peregrinos no tienen una economía que les permita sufragarse una cama en un hotel o establecimiento más caro. La hospitalidad, ese concepto antiguo y poco común en la sociedad moderna, ha sido y es uno de los referentes que hacen atractiva la peregrinación por la Ruta de las Estrellas. Deberían tenerlo en cuenta los responsables.
A lo que parece, la Xunta no tiene mucho en cuenta esas cuestiones y sólo parece interesada en la parte crematística del asunto. El Camino es un negocio para los políticos y los peregrinos son números que suman en su calculadora. O al menos podría pensarse a la vista de sus decisiones.
Además de obligar al pago en albergues que hasta ahora eran gratuitos, además de no gastar hasta la fecha mucho dinero en arreglos, la promoción del Camino requiere muchas más atenciones que las de colgar carteles anunciadores y pagar páginas o espacios en los medios de comunicación.
La Xunta se ha empeñado en la promoción propagandística del Camino, con lemas que aluden a la espiritualidad, naturaleza, gastronomía y cultura. Pero la realidad es que lo que cuenta es el negocio con el que pretenden enderezar la economía regional. Lo cual no está mal, pero siempre que no se olviden o ignoren otros conceptos fundamentales para los peregrinos.
Está muy bien señalizar o balizar los itinerarios jacobeos, está muy bien publicitar los rincones que el Camino ofrece al peregrino, arreglar monumentos o establecer programas de atracciones. Pero fundamental en pro de la peregrinación es la cuestión de la acogida. Si no hay suficientes plazas en albergues decentes y cuidados, lo que hoy es un “boom” de la peregrinación jacobea puede caer en una dinámica inversa.
Acaso los responsables de la Xunta y cuantos organismos están relacionados con el Camino deberían escuchar más al peregrino, que es al fin y al cabo quien hace el Camino. Como decía recientemente en un congreso uno de los miembros del Comité Internacional de Expertos, sin peregrinos no hay Camino.
Y si no se atienden esas razones, estarán en lo cierto quienes piensan que los políticos se habrán adueñado del Camino para sus intereses en el Año Santo y habrá que esperar hasta 2011 para que se reintegre a sus legítimos dueños: los peregrinos.
Por C. de Paz
En la Xunta de Galicia parecen tener algunas cosas poco claras en lo que respecta al próximo Año Santo. A pesar de que los albergues del Camino de Santiago se encuentran ya bastante desbordados sin que sea Jacobeo, pretenden atraer en 2010 a más de un cuarto millón de peregrinos. O sea, un 40 por ciento más que el anterior Año Santo.
En cambio no parece que tengan tan claro los responsables a dónde van a meter a esa gente a la hora de descansar. Pretenden aumentar hasta cerca de 75.000 los peregrinos que transiten por tierras gallegas, pero hasta la fecha sólo tenemos noticia de que vayan a inaugurar dos nuevos albergues, uno en Dumbría y otro en Samos.
¿Y dónde van a colocar a los demás? ¿En qué condiciones va a tener que descansar esa gente? ¿No está ya demasiado masificado el Camino sin que se alivien esas carencias?
Este año se han vivido largas colas, incluso desde primerísima hora de la mañana, en muchos albergues del Camino, sobre todo en el tramo gallego, que es donde la mayoría de quienes aspiran a conseguir su Compostela inician su caminata. Ha habido en ocasiones más peregrinos transitando de noche por la Ruta compostelana que de día. Y no era para huir de las altas temperaturas. Trataban de asegurarse una plaza en un albergue.
Al cansancio propio de la peregrinación, todos esos centenares o miles de sufridos peregrinos han tenido que añadir las horas de espera para conseguir un jergón en el que reposar sus huesos. Sobre todo en los meses veraniegos.
Además, muchos de esos humildes peregrinos no tienen una economía que les permita sufragarse una cama en un hotel o establecimiento más caro. La hospitalidad, ese concepto antiguo y poco común en la sociedad moderna, ha sido y es uno de los referentes que hacen atractiva la peregrinación por la Ruta de las Estrellas. Deberían tenerlo en cuenta los responsables.
A lo que parece, la Xunta no tiene mucho en cuenta esas cuestiones y sólo parece interesada en la parte crematística del asunto. El Camino es un negocio para los políticos y los peregrinos son números que suman en su calculadora. O al menos podría pensarse a la vista de sus decisiones.
Además de obligar al pago en albergues que hasta ahora eran gratuitos, además de no gastar hasta la fecha mucho dinero en arreglos, la promoción del Camino requiere muchas más atenciones que las de colgar carteles anunciadores y pagar páginas o espacios en los medios de comunicación.
La Xunta se ha empeñado en la promoción propagandística del Camino, con lemas que aluden a la espiritualidad, naturaleza, gastronomía y cultura. Pero la realidad es que lo que cuenta es el negocio con el que pretenden enderezar la economía regional. Lo cual no está mal, pero siempre que no se olviden o ignoren otros conceptos fundamentales para los peregrinos.
Está muy bien señalizar o balizar los itinerarios jacobeos, está muy bien publicitar los rincones que el Camino ofrece al peregrino, arreglar monumentos o establecer programas de atracciones. Pero fundamental en pro de la peregrinación es la cuestión de la acogida. Si no hay suficientes plazas en albergues decentes y cuidados, lo que hoy es un “boom” de la peregrinación jacobea puede caer en una dinámica inversa.
Acaso los responsables de la Xunta y cuantos organismos están relacionados con el Camino deberían escuchar más al peregrino, que es al fin y al cabo quien hace el Camino. Como decía recientemente en un congreso uno de los miembros del Comité Internacional de Expertos, sin peregrinos no hay Camino.
Y si no se atienden esas razones, estarán en lo cierto quienes piensan que los políticos se habrán adueñado del Camino para sus intereses en el Año Santo y habrá que esperar hasta 2011 para que se reintegre a sus legítimos dueños: los peregrinos.
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