sábado, 16 de marzo de 2013

Camino del Norte

«El Camino gusta más ahora que en verano», dicen dos peregrinos manchegos

Manuel Cano y María José Sáez, ayer por la mañana en Goiriz.
Ni la nieve frena el ánimo cuando el objetivo es llegar a Santiago. Manuel Cano y María José Sáez, manchegos de Cotillas (Albacete), avanzaban ayer por la mañana por el Camino Norte sin que la nieve que enfriaba el ambiente y que blanqueaba el paisaje chairego fuese un estorbo para su propósito. Más allá de declaraciones, un dato: salieron de Gontán, en donde habían pasado la noche, con la idea de llegar a Baamonde, en donde concluyeron su etapa.
¿Qué aliciente hay en andar bajo la nieve en un día que invita más bien a ver ese manto blanco de manera fugaz para regresar luego a ambientes cerrados y más cálidos? «El Camino gusta más ahora que en verano, seguro», explica él, que no duda en decir que el paisaje es «muy bonito».
«Nos encanta», dice ella, que de todos modos reconoce cierta influencia de la nieve en el recorrido. Por ejemplo, en algún tramo de la peregrinación abandonaron el Camino para andar por los márgenes de la N-634. La razón tenía que ver con el mal tiempo, y el objetivo era huir de zonas embarradas, que podrían dificultar el paso.
Cuatro o cinco días más les debían de bastar, según sus cálculos, para llegar a Santiago, meta de una peregrinación que, dicen, tiene más motivos culturales y turísticos que religiosos. La elección de esta época del año, por otro lado, tiene también que ver con su trabajo, pues regentan un negocio de turismo rural. Y aunque no sea una celebración, sí pueden decir que han peregrinado en el año de sus bodas de plata como matrimonio.

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