jueves, 7 de marzo de 2013

Recetas para Peregrinos

CHULAS DE CALABAZA, una delicia para el paladar


Este es un postre típico de Galicia, sobre todo de la zona de Ourense. Son unos buñuelos elaborados con calabaza, así que, como estamos en época de calabazas me he decidido a probarlas y me han impresionado.
Son muy fáciles de hacer, ligeras y sabrosas. ¡ Y mirar el color !
Mis calabazas son de la granja de unos amigos, los mismos que me guardaron las natas de sus vacas para hacer los bollinos de nata de antaño.
Tienen miles y de todo tipo y aquí os dejo una pequeña muestra.
Ingredientes:
500 gr. de calabaza
3 o 4 cucharadas de azúcar (probar la masa a vuestro gusto)
4 huevos
150 gr. de harina
una pizca de canela en polvo y otra de jengibre en polvo (opcionales)
1/2 sobre de levadura en polvo
aceite de girasol para freír
azúcar glasé para espolvorear
Yo utilicé las calabazas naranjas alargadas. Las hay en todos los mercados. Estas al ser de casa están exquisitas, ya asadas sin más.
 
La de color naranja más intenso no sé si sirve para cocinar, tengo que probarla.

Elaboración:
Asar en el horno la calabaza pelada y en trozos, con un poco de sal espolvoreada, hasta que quede blandita (no importa si se tuesta un poco).
También puede ser cocida, pero suelta más agua y queda más líquida la masa por lo que necesitarás más harina.
Cuando esté asada, triturarla con la batidora y añadir los huevos. Mezclar bien.
Añadir el azúcar, la canela y el jengibre y batir bien todo junto. Probar si os gusta el dulzor, sino, añadir un poco más de azúcar.
Tamizar la harina e ir añadiéndola y mezclando con la masa anterior (yo esto lo hice con una espátula). Añadir la levadura en polvo y mezclar bien.
Aquí la harina tiene un cálculo aproximado pues dependerá del agua que suelte la calabaza, del tamaño de los huevos......tiene que quedar como una papilla un poco espesa.
Calentar abundante aceite en una sartén honda o freidora e ir friendo cucharadas de esta masa, no muy grandes.
Estos buñuelos se oscurecen enseguida así que tenéis que controlar el calor para que se doren y se hagan por dentro. Escurrir en una bandeja con papel absorvente el exceso de aceite.
Cuando estén templadas espolvorear con azúcar glasé.
Cuando más buenas están es templadas recién hechas, pero os aseguro que las frías que sobraron duraron un suspiro.....
Las mías han quedado bastante oscuras, pero estaban buenísimas.
Aunque alguna quede un poco cruda en el centro a mí me encantaron, no deja de ser un puré dulce de calabaza.

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