“Milagro del Cebreiro”
En el emblemático lugar de O Cebreiro, donde muchos inician el Camino, se alza, imponente y solitario, el primitivo templo de Santa María La Real. Presenta planta basilical de tres naves y sus ábsides son rectangulares tal y como mandaban los cánones estilísticos del prerrománico gallego. En su interior custodia la escultura románica de su patrona, Santa María la Real (siglo XII).
El Rey Alfonso VI donó este lugar a los monjes cluniacenses de la abadía de San Gerardo de Aurillac (Francia) quienes permanecieron allí hasta los Procesos Desamortizadores del siglo XIX.
El referido “Milagro de Cebreiro” ocurrió de esta manera: Un día en el que el lugar padecía una espantosa tempestad de nieve, un campesino de Barxamaior, Juan Santín, subió a Cebreiro para oír Misa. Uno de los monjes del convento se encontraba celebrando el Santo Sacrificio.
El referido “Milagro de Cebreiro” ocurrió de esta manera: Un día en el que el lugar padecía una espantosa tempestad de nieve, un campesino de Barxamaior, Juan Santín, subió a Cebreiro para oír Misa. Uno de los monjes del convento se encontraba celebrando el Santo Sacrificio.
En ese momento cae en la cuenta de que no está solo, hay un único fiel a su espalda. Muy poco piadoso y caritativo, se burla en su interior del tremendo esfuerzo que ha realizado el feligrés. Al instante, las especies sacramentales- el pan y el vino- se convierten ante sus ojos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que quedan en el cáliz y la patena.
Los Reyes Católicos, en el año 1486, donaron el relicario y dos ampollas de oro, que están expuestas junto con el cáliz y la patena. Se cuenta que cuando intentaron sacarlas de Cebreiro para tenerlas más cerca, la mula que llevaba las reliquias se paró en Faba y ya no quiso seguir adelante. También se dice que los sepulcros del templo pertenecen al feligrés y al religioso y que la Virgen volvió la cabeza para contemplar las reliquias.
Los Reyes Católicos, en el año 1486, donaron el relicario y dos ampollas de oro, que están expuestas junto con el cáliz y la patena. Se cuenta que cuando intentaron sacarlas de Cebreiro para tenerlas más cerca, la mula que llevaba las reliquias se paró en Faba y ya no quiso seguir adelante. También se dice que los sepulcros del templo pertenecen al feligrés y al religioso y que la Virgen volvió la cabeza para contemplar las reliquias.
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