¿Caminantes o peregrinos? Siempre andamos
debatiendo las cualidades del “autentico” peregrino; si va con tal o cual indumentaria,
si descansa en albergues o en hostales, si recorre el Camino desde Le Puy o lo
hace desde Sarria, son factores que parecen de vital importancia para dar a una
persona el marchamo de peregrino “de pata negra” o simplemente turigrino, pero
escasa veces planteamos el tema de la espiritualidad que acompaña al
peregrino y lo diferencia de un simple caminante que transita km sin fin.
Es un tema muchas veces “tabú” pues genera odios
y filias a partes iguales, que parece no ser “políticamente correcto” tratarlo
en el ambiente jacobeo para no herir susceptibilidades de ciertas tendencias en el
peregrinar moderno.
Sin embargo a nadie en su fuero interno le pasa
desapercibido que el Camino transforma. Peregrinar es salir de nuestro entorno
y de uno mismo, física y espiritualmente, de enfrentarnos a nuestros temores
más recónditos y superarlos apoyándonos en nuestra fuerza interior para superar
las fatigas físicas y, sobretodo,nuestros miedos más atávicos: a eso se le llama
fuerza de espíritu, poder que habita en nuestra mente y en nuestro corazón y que nos
insufla la creencia en un poder que surge, según cada uno, de nosotros mismos o de la
divinidad en la que pudiéramos creer, pero que, indudablemente, es un factor que
supera a la razón en numerosas veces.
Peregrinar es mirar, darse cuenta de lo que nos
envuelve y pasa desapercibido en el estrés diario, de que en la sencillez de
los gestos más cotidianos (la ayuda del prójimo, la hospitalidad que se te
ofrece en un simple vaso de agua o una cama donde dormir…), en ellos está la
felicidad más auténtica. Porque peregrinar es convertirse en otro, en mayor o
menor medida. El peregrino es un ser bendecido y bienaventurado desde tiempos ancestrales, en
todas las culturas y religiones, y dotado de una especial sensibilidad hacia todo lo
que le rodea gracias a un espíritu abierto y atento. Esa y no otra es la esencia del
peregrinaje, esa y no otra es la cualidad que caracteriza al peregrino. No lo
olvidemos nunca o la ruta jacobea terminará siendo una
simple ruta senderista para caminantes.
(Del Boletín de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Sevilla - Vía de la Plata)
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