De vuelta del Camino
Estimados lectores y queridos amigos y hermanos peregrinos:
Acabamos de regresar ebrios de Camino. Llevamos en nuestros poros aún el polvo del caminante, las gotas de lluvia y sobre todo la retina llena de sitios y de rostros de peregrinos como nosotros.
Venimos con la mochila repleta de magia del Camino de las Estrellas y del cariño de nuestros compañeros, con el ánimo renovado y ganas de compartir nuestra alegría con todos vosotros.
Un fuerte abrazo para nuestros hermanos que nos acogen en refugios y albergues, a los hospitaleros y también a los propietarios de hoteles y hostales. Una vez más hemos recibido de ellos algo más que una cama y un sello en la Credencial. Nos han colmado de cariño, de generosidad y de buenas vibraciones.
Un fuerte abrazo, igualmente, para todos aquellos que han compartido la Ruta Jacobea estos días -siempre son pocos- con nosotros. Pero también para los que empezaron antes, para los que lo han hecho después y sobre todo para los que recorren el Camino, nuestro Camino de verdad y de hermandad.
Gracias a la simpatía de aquella mujer de La Calzada que nos proporcionó el documento que acredita nuestra peregrinación en el Noveno Centenario de la Muerte de Santo Domingo.
Un saludo especial a aquel peregrino vasco que, con toda humildad, recorre a grandes zancadas dos etapas diarias. Seguro que llegaste a Grañón nada más dejarnos en La Calzada. Eres, querido peregrino, una especie de supermán de gran modestia. Igualmente saludos a aquellos dos peregrinos finlandeses, de Helsinki, que nos obsequiaron sus sonrisas y amistad en Redecilla del Camino.
Nuestro cariño al peregrino eslovaco que cambio su caminar por una bicicleta cuando una fuerte tendinitis le impedía avanzar más sobre sus piernas. Le deseamos que, pedalada tras pedalada, alcance su meta en Compostela. Hubiese debido aguardar un rato para ver el rostro benefactor del buen Acacio en Viloria. Otra vez sera.
Suerte a aquellas jovencísimas peregrinas noruegas, alemanas y a aquellos buenos italianos que compartieron un rato de descanso junto a la parroquia de Viloria, donde se notaba el espíritu de Santo Domingo.
Un beso cariñoso a aquellas peregrinas francesas que nos acompañaron bajo la lluvia entre Villafranca Montes de Oca y San Juan de Ortega. Ellas, como nosotros, experimentaron la magia de caminar entre los robledales, escuchando el maravilloso sonido de la lluvia, hasta llegar a ese lugar especial que es el santuario y también, cómo no, la inolvidable Marcela con sus platos caseros. Son solo unos pocos recuerdos, pero hay muchos mas.
Buen Camino para todos aquellos y también para todos nosotros. Ahora vamos a ponernos manos a la obra para volver junto a nuestros hermanos y contar las cosas del Camino.
¡Ultreia et susesia a todos!
Gracias a vosotros amigos que pisan y dejan sus huellas en el camino después de tantos que pasaran este año.
ResponderEliminarHasta la próxima vuelta y no olvides de que aquí en Viloria tendras que dormir.
Saludos y hasta pronto
Acacio & Orietta
Bienvenidos de vuelta, ya llenos de Camino y de su magia. Y como el Camino es un ser vivo que nace y se reproduce, aquí estamos nosotros que, aunque no hemos salido, no dejamos de estar en el Camino, de una forma o de otra y esperamos compartir si nos es posible, más personalmente vuestras vivencias.
ResponderEliminarSaludos y...Buen Camino!!