Monasterio de Santa María del Parral
Segovia.- La ilustración nos ofrece una vista panorámica del conjunto monacal de Santa María del Parral, ubicado en un paraje conocido como la Alameda en la ciudad de Segovia, muy cerca del Barrio de San Marcos en la margen derecha del río Eresma.
Es uno de los monumentos que pueden admirar quienes llegan a Segovia recorriendo el Camino de Madrid.
Al parecer, según cuenta la leyenda, la iglesia del Monasterio del Parral se levantó por la promesa que cumplió Juan Pacheco, Marqués de Villena, quien fue auxiliado en una difícil situación por la Virgen. Este hecho aparece relatado en una inscripción que se encuentra en las cercanías del acceso al monasterio.
En realidad, el Monasterio del Parral fue fundado por el rey Enrique IV, siendo aún príncipe en el año 1447, al Marqués de Villena se le atribuye la edificación de la iglesia abacial, en cuya capilla mayor se encuentra su sepulcro. El conjunto de la construcción es una obra Renacentista pero el edificio se articula entorno a varios claustros levantados en diferentes estilos arquitectónicos como gótico, mudéjar y plateresco. La iglesia guarda en sus formas las directrices de la Orden de los Jerónimos.
Los maestros que participaron en esta colosal obra fueron Juan de Guas, su hermano Bonifacio de Guas y Pedro Polido. En su interior destaca el Altar Mayor de la iglesia, realizado en estilo Plateresco en el S. XVI por Juan Rodríguez y otros escultores de origen abulense como Blas Hernández y Jerónimo Pellicer, el altar esta presidido por una talla de la Virgen realizada en la época románica y esta fechada en el S. XIII.
Al parecer esta imagen procede de la antigua ermita románica que se encontraba anteriormente en el lugar que ocupa el Monasterio del Parral, junto a numerosas huertas y campos de labor. Estos terrenos pertenecían a María de Molina, reina consorte de Castilla entre los años 1284 y 1295, hasta que los vendió al obispado de Segovia en el año 1.301, siglos atrás, Enrique IV compró estas tierras al cabildo catedralicio el 7 de Diciembre de 1447.
En la imagen sobresale la esbelta torre plateresca, ésta fue erigida por el arquitecto Juan Campero, dicho campanario aparece rematado por una original crestería de claraboyas y candeleros. Como curiosidad, la portada principal se encuentra inacabada y esta decorada por los escudos de los Marqueses de Villena. En el interior de la iglesia, junto al Altar Mayor se encuentran los sepulcros de los marqueses de Villena, Juan Pacheco y María Portocarrero.
Estos sepulcros sirvieron de inspiración al rey Felipe II en las obras del presbiterio del Monasterio de El Escorial. Las naves y las capillas fueron elegidas como panteones por varias familias de la nobleza segoviana. Las obras del resto del monasterio fueron encargadas por Enrique IV a unos albañiles de la morería que conocían perfectamente el hacer mudéjar, cabe destacar, que el rey Enrique IV, sentía simpatía por el pueblo árabe.
Uno de los elementos constructivos más notables de este monasterio es su claustro principal, levantado en estilo Mudéjar, éste guarda un gran parecido con el Claustro del Monasterio de Guadalupe en la provincia de Cáceres. En el Monasterio del Parral hay un rincón lleno de encanto, estamos hablando del Patio de la Alberca, desde aquí se toman unas magníficas panorámicas del Alcázar de Segovia, omnipresente en toda la capital castellana.
El Monasterio del Parral se quedó despoblado en el año 1835, momento en que quedó disuelta la Orden de los Jerónimos, aunque ésta no llego a desaparecer porque para que se extinga una orden monacal tienen que transcurrir más de cien años desde su disolución. En el año 1927, renace de nuevo la Orden de los Jerónimos de la mano de Manuel Sanz. Hoy día este monasterio es la sede de la casa matriz de dicha congregación.
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