Aviso a los navegantes: No todo caminante es un peregrino
Alicante.- Si alguien se inscribe en un albergue del Camino como Alberto Ferreira da Silva, es portugués, de 41 años, cocinero y muy simpático, el mejor consejo sería que se avise de inmediato al cuartel de la Guardia Civil más cercano, aunque muestre una Credencial. Ya ha dado algunos "golpes" en distintos sitios y seguirá dándolos.
La última “hazaña” de este individuo, que se hace pasar por peregrino y hasta exhibe su Credencial con sellos de otros lugares, ha sido robar 500 euros en la Fundación Vivir, de Villena, donde le dieron alojamiento y le invitaron a comer. Pero la solidaridad entre Asociaciones del Camino ha hecho sonar la voz de alarma.
Su comportamiento demuestra que no todo caminante es un peregrino, incluso llevando una Credencial, que no se sabe cómo ha obtenido.
El miércoles de la pasada semana, el mencionado se presentó en el centro que la Fundación Vivir tiene junto al Santuario de la Virgen de las Virtudes, en Villena (Alicante). Exhibió la Credencial e hizo gala de la simpatía que le reconocen cuantos le han conocido.
Un empleado encargado de la custodia de ese establecimiento le selló la Credencial, le brindó hospitalidad, una cama cómoda y hasta le invitó en una cercana taberna a una refección. El mismo conserje cerró con llave las dependencias, pero el falso peregrino tuvo toda la noche para dar con algo que sustraer , después de intentar forzar varias cerraduras.
Al fin logró apoderarse de una cifra en torno a los 500 euros que había en una máquina expendedora de café que tiene la Fundación Vivir para quienes acuden a ese centro. No se sabe en qué circunstancias se produjo su huida, porque dejó abandonados los zapatos que calzaba a su llegada.
Anteriormente había estado en el albergue de peregrinos de otra localidad alicantina, Novelda, una etapa del Camino del Sureste. Allí dejó escrito lo que sigue: “Muchas gracias P…, eres una persona muy buena, mil gracias y buen camino. Para todos desde Fuerteventura. Mil Besos”.
Quienes han topado con él no dudan en decir que es “muy simpático”, pero ello no evita que tenga más peligro que un nublado. Un mes antes, según se ha sabido ahora, había robado en el Albergue de Fuenterrobles, en la Vía de la Plata. La Guardia Civile le echó el guante en León, pero como la cantidad no debió ser muy grande, la justicia le dejó libre.
Lo malo es que personajes como este “ALBERTO FERREIRA DA SILVA”, que exhibe el Permiso de Residencia con el número “X028717784”, de 41 años, supuestamente afincado en Fuerteventura, cocinero de profesión, dan una pésima imagen de los peregrinos que es preciso atajar y que conozcan todas sus potenciales víctimas.
Hace unos días otro presunto peregrino robó 15 euros en el Albergue de Gotarrendura (Ávila). Parece que la crisis está mezclando con la gente que peregrina a chorizos de medio pelo. Algo habrá que hacer para que no se repitan estos hechos.
En cualquier caso, a cuantos pueda hacer una visita este individuo portugués: ¡Mucho ojo!
La última “hazaña” de este individuo, que se hace pasar por peregrino y hasta exhibe su Credencial con sellos de otros lugares, ha sido robar 500 euros en la Fundación Vivir, de Villena, donde le dieron alojamiento y le invitaron a comer. Pero la solidaridad entre Asociaciones del Camino ha hecho sonar la voz de alarma.
Su comportamiento demuestra que no todo caminante es un peregrino, incluso llevando una Credencial, que no se sabe cómo ha obtenido.
El miércoles de la pasada semana, el mencionado se presentó en el centro que la Fundación Vivir tiene junto al Santuario de la Virgen de las Virtudes, en Villena (Alicante). Exhibió la Credencial e hizo gala de la simpatía que le reconocen cuantos le han conocido.
Un empleado encargado de la custodia de ese establecimiento le selló la Credencial, le brindó hospitalidad, una cama cómoda y hasta le invitó en una cercana taberna a una refección. El mismo conserje cerró con llave las dependencias, pero el falso peregrino tuvo toda la noche para dar con algo que sustraer , después de intentar forzar varias cerraduras.
Al fin logró apoderarse de una cifra en torno a los 500 euros que había en una máquina expendedora de café que tiene la Fundación Vivir para quienes acuden a ese centro. No se sabe en qué circunstancias se produjo su huida, porque dejó abandonados los zapatos que calzaba a su llegada.
Anteriormente había estado en el albergue de peregrinos de otra localidad alicantina, Novelda, una etapa del Camino del Sureste. Allí dejó escrito lo que sigue: “Muchas gracias P…, eres una persona muy buena, mil gracias y buen camino. Para todos desde Fuerteventura. Mil Besos”.
Quienes han topado con él no dudan en decir que es “muy simpático”, pero ello no evita que tenga más peligro que un nublado. Un mes antes, según se ha sabido ahora, había robado en el Albergue de Fuenterrobles, en la Vía de la Plata. La Guardia Civile le echó el guante en León, pero como la cantidad no debió ser muy grande, la justicia le dejó libre.
Lo malo es que personajes como este “ALBERTO FERREIRA DA SILVA”, que exhibe el Permiso de Residencia con el número “X028717784”, de 41 años, supuestamente afincado en Fuerteventura, cocinero de profesión, dan una pésima imagen de los peregrinos que es preciso atajar y que conozcan todas sus potenciales víctimas.
Hace unos días otro presunto peregrino robó 15 euros en el Albergue de Gotarrendura (Ávila). Parece que la crisis está mezclando con la gente que peregrina a chorizos de medio pelo. Algo habrá que hacer para que no se repitan estos hechos.
En cualquier caso, a cuantos pueda hacer una visita este individuo portugués: ¡Mucho ojo!
La ruta jacobea fue y será un lugar lleno de personajes especiales, atípicos, de iluminados y también de pícaros. Hubo pícaros en la Edad Media (el diccionario de Covarrubias define bordonero como “el que disimulando con el hábito de peregrino y el bordón anda vagando por el mundo por no trabajar”) y los hay ahora.
Todos los hemos visto en el Camino. Solo que algunos son gente entrañable que solo busca la voluntad o una propina a cambio de una manzana, de un sello en la credencial o de un rato de conversación. Otros son de más cuidado.
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