El Camino de Santiago del sur
Por J. Mayordomo
Antón Ferreira, gallego, se citó con Josep, catalán, el 1 de septiembre de 2007 junto a la catedral de Sevilla para iniciar desde aquí el Camino de Santiago que sube del sur, conocido como Vía de la Plata.
Lo cuenta en la crónica que después colgó en Internet. "Ese día hacía mucho calor, 40 grados a la sombra", escribe bajo la foto que alguien le hizo junto a su amigo, delante de la Giralda. Así pues el calor tampoco es un impedimento para iniciar el Camino de Santiago en Sevilla.
Hasta aquí vienen peregrinos de todas las partes del mundo interesados en hacer esta ruta (5.104 el año pasado), para, como Antón y Josep, cubrir esas 34 jornadas -de ellas, cinco por la provincia de Sevilla-, que les llevarán a la mítica Compostela después de recorrer mil kilómetros.
Entre los objetivos de los 120 miembros que componen la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Sevilla (http://www.viaplata.org/) está dar a conocer la historia, tradiciones, arte, literatura y folclor que durante siglos fue gestándose en torno a este camino milenario. "Ayudamos también, en todo lo que podamos, a aquellos peregrinos que llegan a la capital andaluza con el deseo de iniciar este viaje", explica Juan Ramos, su presidente. "Nosotros nos ocupamos de mantener los albergues, los mojones que señalan la ruta, así como de renovar las marcas y las pinturas para que nadie se pierda", añade.
El camino sevillano parte de la misma catedral. La que es la tercera más grande del mundo acoge una capilla dedicada a este santo, en honor de los caballeros de Santiago. Luego, el peregrino irá sorteando las calles hasta cruzar a Triana, donde se halla la capilla del Patrocinio (sede de la hermandad de El Cachorro), que alberga el Santo Cristo del Camino, al que se encomendaban antaño los viajeros que partían hacia el norte.
La vereda sigue por Camas y Santiponce, donde pueden visitarse las ruinas de Itálica y el monasterio cisterciense de San Isidoro del Campo, para concluir la primera jornada (22,2 kilómetros) en Guillena.
Desde aquí -segunda etapa- se llega, 19 kilómetros más adelante, a Castiblanco de los Arroyos, sin más dificultades que recorrer esas sendas que se abren paso en las dehesas, entre jaras y encinares. Una nueva etapa (29,5 km), llevará al caminante a Almadén de la Plata. La cuarta etapa se emprende, sin que varíe el paisaje, entre suaves colinas pobladas de encinares. Así se llega a El Real de la Jara, 16,6 kilómetros después. Esta localidad conserva vestigios romanos y de entonces datan la primera explotación de sus yacimientos mineros.
La quinta y última etapa conduce al viajero hasta el pueblo extremeño de Monasterio, al que llegará después de haber recorrido 20,7 kilómetros. Así el peregrino deja ya a Andalucía, si es que está decidido a seguir a Santiago, pero si quiere volverse a Sevilla, lo hará con la satisfacción de haber caminado 108 kilómetros por unos parajes poblados de encinas, alcornocales, eucaliptos, pinares, jaras... Es el Parque Natural de la Sierra Norte, y ya no lo podrá olvidar.
Antón Ferreira, gallego, se citó con Josep, catalán, el 1 de septiembre de 2007 junto a la catedral de Sevilla para iniciar desde aquí el Camino de Santiago que sube del sur, conocido como Vía de la Plata.
Lo cuenta en la crónica que después colgó en Internet. "Ese día hacía mucho calor, 40 grados a la sombra", escribe bajo la foto que alguien le hizo junto a su amigo, delante de la Giralda. Así pues el calor tampoco es un impedimento para iniciar el Camino de Santiago en Sevilla.
Hasta aquí vienen peregrinos de todas las partes del mundo interesados en hacer esta ruta (5.104 el año pasado), para, como Antón y Josep, cubrir esas 34 jornadas -de ellas, cinco por la provincia de Sevilla-, que les llevarán a la mítica Compostela después de recorrer mil kilómetros.
Entre los objetivos de los 120 miembros que componen la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Sevilla (http://www.viaplata.org/) está dar a conocer la historia, tradiciones, arte, literatura y folclor que durante siglos fue gestándose en torno a este camino milenario. "Ayudamos también, en todo lo que podamos, a aquellos peregrinos que llegan a la capital andaluza con el deseo de iniciar este viaje", explica Juan Ramos, su presidente. "Nosotros nos ocupamos de mantener los albergues, los mojones que señalan la ruta, así como de renovar las marcas y las pinturas para que nadie se pierda", añade.
El camino sevillano parte de la misma catedral. La que es la tercera más grande del mundo acoge una capilla dedicada a este santo, en honor de los caballeros de Santiago. Luego, el peregrino irá sorteando las calles hasta cruzar a Triana, donde se halla la capilla del Patrocinio (sede de la hermandad de El Cachorro), que alberga el Santo Cristo del Camino, al que se encomendaban antaño los viajeros que partían hacia el norte.
La vereda sigue por Camas y Santiponce, donde pueden visitarse las ruinas de Itálica y el monasterio cisterciense de San Isidoro del Campo, para concluir la primera jornada (22,2 kilómetros) en Guillena.
Desde aquí -segunda etapa- se llega, 19 kilómetros más adelante, a Castiblanco de los Arroyos, sin más dificultades que recorrer esas sendas que se abren paso en las dehesas, entre jaras y encinares. Una nueva etapa (29,5 km), llevará al caminante a Almadén de la Plata. La cuarta etapa se emprende, sin que varíe el paisaje, entre suaves colinas pobladas de encinares. Así se llega a El Real de la Jara, 16,6 kilómetros después. Esta localidad conserva vestigios romanos y de entonces datan la primera explotación de sus yacimientos mineros.
La quinta y última etapa conduce al viajero hasta el pueblo extremeño de Monasterio, al que llegará después de haber recorrido 20,7 kilómetros. Así el peregrino deja ya a Andalucía, si es que está decidido a seguir a Santiago, pero si quiere volverse a Sevilla, lo hará con la satisfacción de haber caminado 108 kilómetros por unos parajes poblados de encinas, alcornocales, eucaliptos, pinares, jaras... Es el Parque Natural de la Sierra Norte, y ya no lo podrá olvidar.
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